Dicasterio de Comunicación

El Vaticano pide a los curas autocensura en las redes sociales

Deben evitar «alimentar las discusiones» en Internet

Hay cerca de 16.700 jesuitas en todo el mundo, de los cuales 12.000 son sacerdotes y 1.300 hermanos coadjutores
Hay cerca de 16.700 jesuitas en todo el mundo, de los cuales 12.000 son sacerdotes y 1.300 hermanos coadjutoreslarazon

El Dicasterio de Comunicación del Vaticano ha pedido a los sacerdotes que eviten publicar en las redes sociales contenidos que exacerban «las divisiones» y agravan «los prejuicios», al tiempo que ha instado a toda la Iglesia a «guardar silencio» antes que «alimentar las discusiones» en Internet.

En el documento publicado ayer y firmado por el prefecto de este organismo del Vaticano, Paolo Ruffini, se pide explícitamente a los sacerdotes que sean «cautos a la hora de publicar y compartir contenidos que puedan causar malentendidos, exacerbar divisiones, incitar al conflicto y profundizar en los prejuicios».

«El problema de la comunicación superficial, y por tanto divisiva, es especialmente preocupante cuando procede de los líderes de la Iglesia: obispos, pastores y destacados líderes laicos», asegura el texto, titulado «Hacia una presencia plena», en el que analiza el uso de las redes sociales y se dan las pautas para un buen uso de las mismas por parte de los cristianos. Así, señala que la responsabilidad de servir a la propia comunidad, especialmente para quienes desempeñan funciones de liderazgo público, no puede pasar a un segundo plano «frente a la promoción de las propias opiniones personales desde los púlpitos públicos de los medios digitales».

Por ello, el Vaticano recuerda la necesidad de «ser reflexivos» y «no reactivos» en el uso de las redes sociales: «Todos debemos tener cuidado de no caer en trampas digitales ocultas en contenidos diseñados intencionadamente para sembrar el conflicto entre los usuarios, provocando indignación o reacciones emocionales», afirma el documento.

De este modo, incide en que este tipo de comportamientos virtuales «no sólo causan división en la comunidad, sino que autorizan y legitiman a otros a promover un tipo de comunicación similar».

Así, ante los «haters», los odiadores de las redes sociales, el Vaticano aconseja «que la mejor línea de acción es no reaccionar o reaccionar con el silencio para no dignificar esta falsa dinámica. Se puede afirmar con seguridad que este tipo de dinámica no ayuda; al contrario, causa un gran daño. Así pues, los cristianos están llamados a mostrar otro camino», asegura.

El Vaticano también insiste en que la presencia de la Iglesia católica en las redes sociales no es para «vender un producto. No se trata de hacer publicidad, sino de comunicar la vida, la vida que se nos ha dado», se afirma en la guía, que contiene nuevas directrices para tratar de controlar la toxicidad en Twitter y otras plataformas de las redes sociales.

Asimismo, el Vaticano alerta del peligro de acabar aislándose en un «efecto burbuja» debido a la «personalización cada vez más sofisticada de los resultados», que atribuye a «una exposición forzada a información sesgada» que acaba corroborando las «ideas» que ya tiene la persona y «refuerza» sus creencias.

Y del mismo modo, subraya que «cada vez es más difícil verificar las fuentes y la exactitud de la información que circula» en el entorno digital. «La sobrecarga de contenidos se resuelve mediante algoritmos de inteligencia artificial que deciden constantemente qué mostrarnos, basándose en factores que apenas percibimos o intuimos –advierte–. El entorno digital que todo el mundo ve –e incluso los resultados de una búsqueda en línea– nunca es el mismo».

Por otro lado, hace hincapié en la «brecha digital. Muchas personas siguen careciendo de acceso no sólo a cosas esenciales como la comida, el agua, la ropa y la asistencia sanitaria, sino también a las tecnologías de la información y la comunicación», concluye.

En España, los obispos españoles han detectado una «percepción amarga» en la sociedad española que «contagia» a los jóvenes, entre los que alertan de un «preocupante aumento de suicidios» y, frente a esta situación, invitan a los religiosos a «generar esperanza».

En su mensaje con motivo de la jornada Pro Orantibus, que se celebra el 4 de junio, los prelados de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, señalaron ayer que, en la actualidad, «amanece cada día con noticias de violencia, injusticia, egoísmo, exclusión, pobreza y sinsentido». También advierten de que, a una escala más personal, las personas se encuentran «con heridas y sinsabores» que pueden ir sumiéndolas «poco a poco en un desaliento paralizante». Además, lamentan que estas sensaciones parecen invadir a los jóvenes. «Normalmente, esta percepción amarga se agudiza a medida que avanzamos en años y en experiencia, pero en nuestros tiempos parece haber contagiado incluso a los más jóvenes».