Reportaje
Vida nómada con acento español
Un ordenador y una mochila fue todo lo que necesitaron Bosco y Adolfo para comenzar una nueva vida. Entre ambos, ya han residido en casi de 100 países

Cuando Bosco se licenció en Arquitectura decidió encomendarse a la vida nómada: vivir de país en país sin ancla terrenal, disfrutando y aprendiendo de diferentes culturas y empapándose de cada vivencia y experiencia. Este valenciano, natural de Gandía, había hecho una pequeña incursión en su etapa estudiantil en Noruega y Japón, y pronto supo que lo suyo no era el sedentarismo patrio. Así que cogió su ordenador, una maleta de 10 kilos y comenzó una aventura que le ha llevado a vivir y visitar más de 50 países.
Se convirtió en nómada digital, una tendencia que cada día suma nuevos adeptos. Según el INE, más de tres millones de españoles viven actualmente en el extranjero, una cifra que ha crecido un 4,7% respecto al año anterior. Este auge se debe a las facilidades que algunos países ofrecen con visados específicos para nómadas digitales, facilitando así el maridaje de trabajo y ocio.
Para quienes no hayan oído hablar de este visado específico, se trata de un tipo de permiso de residencia creado por varios países para permitir que trabajadores remotos vivan legalmente en su territorio mientras trabajan a distancia para empresas extranjeras o como «freelancers». Cuenta con ventajas como, por ejemplo, no depender de una empresa del país que emite la visa.
España, el destino más deseado
España, de hecho, ofrece incentivos fiscales específicos para atraer trabajadores extranjeros, incluidos quienes teletrabajan para empresas foráneas, lo que la ha convertido, junto a otros factores, en un destino muy deseado entre los nómadas digitales: esa generación que no quiere permanecer sentada frente a un ordenador, sino ampliar su saber conociendo nuevas realidades sin dejar de lado el trabajo. Según un estudio realizado por los investigadores Maciej Albinowski y Mateusz Krzakała en 2024, nuestro país era el segundo más demandado por este perfil de trabajador, después de Francia.
En conversación con Bosco, que ha hecho un parón en su vida nómada por motivos familiares, asegura que descubrir que podía trabajar desde cualquier parte del mundo «fue un cambio de paradigma brutal para mí. En ese momento supe que no iba a poder volver a España y encerrarme en una oficina a trabajar de arquitecto, así que seguí haciéndolo como freelancer web y emprendiendo online para continuar viviendo como nómada digital». Entre las ventajas de este estilo de vida destaca «la libertad de localización: poder decidir cada día dónde quieres estar, sea en casa con tu familia o sea en un país exótico. Esto desemboca también en otra ventaja económica: poder elegir vivir en lugares donde el coste de vida es menor mientras continúas trabajando para empresas o clientes de tu país de origen».

¿Y el mayor inconveniente? «La soledad. Moverte continuamente hace que, por lo general, no consigas crear lazos profundos con la gente y puedas llegar a sentirte solo». Reconoce además que la reciente creación del visado de nómada digital ha servido de ayuda para agilizar los trámites que exige este tipo de vida: «Se ha creado un marco legal. Accedemos a un país con visado de turista, aunque vayamos a continuar trabajando en remoto en nuestra propia empresa y con nuestros clientes. Algunos países, además, han aprovechado este tipo de visado para ofrecer condiciones fiscales favorables u otro tipo de ventajas para atraer talento y economía a la zona». Aunque asegura que «el sector empresarial español aún no está preparado» para tener este tipo de trabajadores, afirma que él ha sido un afortunado. Ahora tiene su propio negocio, el coworking online Sinoficina.com, y varios clientes. Ha vivido en Canadá, Nueva Zelanda, Argentina y Japón, y espera poder volver a coger la mochila: «Eso sí, ahora seremos tres», comenta por el reciente nacimiento de su hijo.
Valores y proyectos compartidos
Según una nueva investigación liderada por la marca hotelera The Social Hub (TSH),casi tres cuartas partes (74%) de los más de 2.000 nómadas digitales encuestados que viven y trabajan en Europa afirmaron haber dejado su empleo y haberse mudado a otro país gracias a la existencia de un visado especial, mientras que la misma proporción descartó visitar aquellos destinos que no lo ofrecían.

«Nuestra investigación confirma que el nomadismo digital no es ya una tendencia pasajera, sino una realidad consolidada. La comunidad y el sentido de pertenencia siguen siendo los grandes retos de quienes trabajan en remoto, incluso en un mundo hiperconectado. Observamos matices generacionales: la Generación Z valora la calidad de vida y la posibilidad de viajar, mientras que los millennials priorizan la libertad y la flexibilidad. En ambos casos, el equilibrio personal se ha convertido en el nuevo lujo», explica a LA RAZÓN Luigi Esposito, Regional Brand & Marketing Manager Iberia de The Social Hub, quien matiza que «en nuestros hubs de Madrid, Barcelona y San Sebastián, por ejemplo, la proporción de huéspedes nómadas ha crecido significativamente en los últimos tres años». Para él, «el nomadismo digital está redefiniendo el concepto de comunidad. Ya no se basa en un territorio, sino en valores y proyectos compartidos», pese a que aún existe un gran desafío: luchar contra la soledad que afirman sufrir quienes eligen esta opción de vida. «El nomadismo digital refleja un deseo de vivir con más libertad, sin perder la curiosidad ni la productividad», sentencia Esposito.
Es más, en TSH asegura que han visto un crecimiento constante del interés por estancias medias y largas en nuestros hoteles con working por toda Europa, "especialmente entre profesionales de tecnología, comunicación y bienestar. España, Portugal e Italia destacan como destinos preferidos por su calidad de vida, clima y cultura. En nuestros hubs de Madrid, Barcelona y San Sebastián, por ejemplo, la proporción de huéspedes nómadas ha crecido significativamente en los últimos tres años".
El mayor desafío, apunta Esposito en la línea de lo que comentaba Soler, es la soledad. "Un 34% de los encuestados reconoce sentirse aislado y uno de cada cinco ha llegado a llorar por este motivo. Por eso vemos un interés creciente en espacios de coliving y coworking, donde pueden compartir experiencias y sentirse parte de una comunidad. En The Social Hub tratamos precisamente de transformar esa desconexión en comunidad real: espacios donde conectar, crear y pertenecer , incluso lejos de casa".
Sin perder la libertad ni la productividad
Pese a ello, insiste en que este tipo de vida "representa una transformación natural del modo en que entendemos el trabajo y la vida. Es una búsqueda de equilibrio, autonomía y conexión en un sistema que también está cambiando. El nomadismo digital refleja un deseo de vivir con más libertad, sin perder la curiosidad ni la productividad".
Sobre el posible paralelismo entre el nomadismo digital y movimientos históricos de movilidad o migración laboral, el portavoz de The Social Hub señala que aunque es cierto que existen, también hay una diferencia fundamental: "el nomadismo digital es, en la mayoría de los casos, una elección y no una necesidad. Las motivaciones son más existenciales que económicas: la búsqueda de aprendizaje, libertad y equilibrio. Es un movimiento que une movilidad y propósito". Y desde TSH lo saben bien: "El perfil típico de nuestros nómadas tiene entre 25 y 40 años, procede principalmente de Europa y Norteamérica, y se queda entre dos semanas y tres meses. Muchos repiten y nos eligen como su base europea, porque aquí pueden vivir, trabajar y sentirse parte de algo más grande".
Quien también se sumó a este estilo de vida fue Adolfo Berraquero, que nos atiende desde Bali. «Mi idea de convertirme en nómada digital comenzó en 2020, en mitad de la pandemia de covid. Entonces trabajaba como director de marketing en una incubadora de startups a nivel internacional y tenía que ir a vivir a Suramérica. El proyecto se paralizó, pero ya me había hecho a la idea de irme, así que decidí hacer un reset personal y profesional. Me tomé un año sabático y me fui a Bali. Allí descubrí que exactamente lo que yo quería era esto: poder trabajar en remoto, crear proyectos propios, mientras viajabaa otros lugares completamente diferentes», detalla.

Este sevillano que vivió muchos años en Madrid ha creado varios negocios, trabajado en diferentes startups y ha sido profesor en varias escuelas de negocio enseñando marketing y emprendimiento. Para él, «uno de los grandes inconvenientes de este estilo de vida es no saber gestionar bien la libertad. No nos educan para ser libres, y tener un estilo de vida que depende al 100% de lo que quieras hacer y de lo que puedas hacer implica aprender a gestionarte bien para poder beneficiarte realmente de ser nómada digital».
En su caso, fueron sus padres los que le inculcaron desde muy pequeño la pasión por viajar y la pasión por descubrir el mundo, "entonces gran parte de esta elección de vida también se la debo a ellos. Soy una persona muy familiar y nos vemos mucho, ellos vienen a donde yo estoy, yo voy donde están ellos. Obviamente no es lo ideal para una madre o para un padre tener a su hijo durante tanto tiempo dando vueltas por el mundo, pero lo entienden bien, lo apoyan, lo respetan sobre todo, que es lo más importante, y lo comparten y lo disfrutan también conmigo, así que en ese sentido pues también muy contento", explica a este diario.
Adolfo, en estos últimos cinco años, ha estado en unos 35 países ejerciendo de nómada digital, y si tuviera que elegir uno para establecerse en un futuro, valora Indonesia, Filipinas o Tailandia.
De momento, continuará con su mochila (y su portátil) de un sitio para otro. Eso sí, siempre acompañado de su pareja que también es nómada digital.