Religión

La Virgen, ni mediadora de gracia ni corredentora

El Vaticano tumba dos supuestos dogmas por «generar confusión y desequilibrio» en las verdades de la fe por exceso de «mariolatría»

León XIV, durante una celebración, ante una imagen de la Virgen
León XIV, durante una celebración, ante una imagen de la VirgenGtres

Si hace un año y medio Francisco quiso poner negro sobre blanco para verificar las supuestas apariciones de la Virgen, León XIV da un paso más para erradicar lo que popularmente se podría denominar como «mariolatría», esto es, concepciones erróneas asociadas a la figura de la Madre de Jesús. Es la razón de ser de «Mater Populi Fidelis» («La Madre del Pueblo Fiel»), una nota doctrinal elaborada por el prefecto para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, pero que cuenta con el aval del Papa actual y en la que se da cerrojazo a considerar que María es «corredentora» o «mediadora de todas las gracias», como se ha llegado a defender en algunos espacios eclesiales. De hecho, incluso hay quien llegó a sugerir que, con relación a esa supuesta «corredención» se podría llegar a formular un dogma a la manera de la Inmaculada Concepción, la Virginidad Perpetua, la Asunción de los Cielos y ser Madre de Dios.

El documento vaticano no deja lugar a dudas: «Teniendo en cuenta la necesidad de explicar el papel subordinado de María a Cristo en la obra de la Redención, es siempre inoportuno el uso del título de corredentora para definir la cooperación de María». Es más, explicita que «este título corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo y, por tanto, puede generar confusión y un desequilibrio en la armonía de verdades de la fe cristiana». De la misma manera, el escrito de la Santa Sede expone que «en sentido estricto, no podemos hablar de otra mediación en la gracia que no sea la del Hijo de Dios encarnado». «Ella, la primera redimida, no puede haber sido mediadora de la gracia recibida por ella misma».

El referente Ratzinger

Para tumbar ambos apelativos vinculados a la Virgen, desde Doctrina de la Fe se lleva a cabo una minuciosa argumentación bíblica y teológica, deteniéndose especialmente en cómo abordó esta cuestión Benedicto XVI cuando precisamente era prefecto de este Dicasterio. Así, se recuerda cómo el cardenal Joseph Ratzinger subrayó en 2002 que la fórmula «corredentora» «se aleja demasiado del lenguaje de las Escrituras y de la patrística y, por tanto, provoca malentendidos…». «Todo procede de Él, como dicen sobre todo las epístolas a los Efesios y a los Colosenses. María es lo que es gracias a Él. La palabra «corredentora» ensombrecería ese origen», defendía el purpurado que llegaría a ser Papa, con una valoración determinante: «Es un vocablo erróneo».

La nota doctrinal admite que algunos pontífices han utilizado este título sin detenerse demasiado a explicarlo y recoge incluso cómo Juan Pablo II «lo utilizó, al menos en siete ocasiones, relacionándolo especialmente con el valor salvífico de nuestro dolor ofrecido junto al de Cristo, al cual se une María sobre todo en la cruz». Sin embargo, aclara a la vez que el Concilio Vaticano II evitó utilizar el título de «corredentora» «por razones dogmáticas, pastorales y ecuménicas». El Papa Francisco, que sabía que se estaba trabajando en el documento que ahora ve la luz, ya en 2019 compartió su parecer en una homilía: «Cuando nos vengan con historias de que hay que declararla esto, o hacer este otro dogma o esto, no nos perdamos en tonteras».

Colaboración humilde

Sobre las «gracias», Doctrina de la Fe remarca que «corre el peligro de ver la gracia divina como si María se convirtiera en una distribuidora de bienes o energías espirituales en desconexión con nuestra relación personal con Jesucristo». De la misma manera, se puntualiza que «ella humildemente colabora para que abramos el corazón al Señor, que es el único que puede justificarnos con la acción de la gracia santificante». «Esto es exclusivamente obra del mismo Señor», se insiste, a la vez que sí se reconoce que «a través de la acción materna de María puedan llegar a los fieles aquellas palabras, imágenes y estímulos diversos que les ayuden a seguir adelante en la vida, a disponer el corazón para la gracia que el Señor infunde o a crecer en la vida de la gracia, recibida gratuitamente».

En este sentido, también se reconoce que «no podemos ignorar que existe un uso muy común de la palabra ‘mediación’ en los órdenes más variados de la vida social, donde se entiende simplemente como cooperación, ayuda, intercesión». «Por consiguiente, es inevitable que se aplique a María en sentido subordinado y de ningún modo pretende añadir alguna eficacia, o potencia, a la única mediación de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre», añade el texto firmado por el prefecto de Doctrina de la Fe.

Frente a ello, desde el Vaticano se apuesta por contemplar a la Virgen, tal y como se expresa en el título del texto, como «Madre del Pueblo». «El Pueblo simple y pobre no separa a la Madre gloriosa de la María de Nazaret, que encontramos en los Evangelios», asevera la nota doctrinal.

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