Valencia

Soledad Vélez, que viene el lobo

Soledad Vélez, que viene el lobo
Soledad Vélez, que viene el lobolarazon

«Ahora estoy bien. Ya estoy mejor. Y espero que el futuro sea más esperanzado, pero el disco es una crónica de mis experiencias en el último tiempo, en el que me han ocurrido cosas que me han hecho sufrir», explica Soledad Vélez sobre el contenido de su último disco, «Run With Wolves», un trabajo crudo y liberador para esta artista chilena. Tan personal que el título emana de una de sus experiencias más al límite. «He pasado una época en la que se me fue la ''olla''. Me estaba volviendo loca, literalmente. El sistema nervioso me colapsó y perdí los estribos mentales. Cuando salía a correr, realmente veía lobos que no estaban allí, por supuesto. Para mí fue muy importante contar cómo lo superé», explica.

Búsqueda de esencias

Lo que llevó a Vélez a este punto no fue una experiencia amorosa. «Prefiero no contarlo, porque está ahí mi familia y otra gente, y luego parece que estoy aireando mi vida», explica la cantante chilena, afincada en Valencia desde hace algunos años, adonde marchó para iniciar una carrera musical sin apoyo de nadie. «He reflexionado mucho escribiendo, y cuando cantaba, comprendía. También he ido perdonando a medida que el disco se hacía y crecía. Pero ha sido doloroso». Varios elementos se han unido para que todo lo que hay en el disco sea como una búsqueda en las esencias artísticas de la cantante. «También hay un viaje, sí. Fue una gira que hice a mi país y en la que, de alguna manera, me reencontré. Nadie sabía quién era yo, ni de dónde. Canto en inglés, pero la gente me preguntaba si era francesa, noruega o estadounidense». El regreso a su propio país, ahora como artista consagrada, cerró el círculo y consiguió que aflorase el espíritu de su herencia, que asoma en percusiones andinas y otros elementos que hacen su estilo único. «Son sonidos que están en mi formación y que, al sacarlos a flote, me ayudan a decir que soy de Suramérica y me hace sentir satisfecha». A pesar de que éste es su tercer trabajo, Vélez no lo considera una liberación, ni la confirmación de una carrera. «No lo he pensado, pero la cuestión sí me lleva a otro de los asuntos del disco, que es el tema de la mujer fuerte, que puede serlo a su manera, no como un hombre. No me gusta lo que se supone que se espera de una mujer hoy en día», señala Vélez. «Lo canto en una canción, ''How to Dissappear'', que es una reivindicación de que una mujer puede luchar por la igualdad y por ser fuerte y que por eso no ser tratada de lesbiana, como a mí me ha ocurrido. Y lo canto porque sé que me escuchan muchos más hombres que mujeres», cuenta. Por el estilo musical y por su presencia, a Vélez la han comparado de forma incesante con PJ Harvey, Cat Power o Fiona Apple. Incluso por su voz, bastante particular. «La gente me dice cosas muy raras sobre ella, pero yo no sé qué pensar. No tengo una conciencia de mi propia voz. Creo que me sirve para transmitir sentimientos y eso es lo más importante». El último corte del disco tiene otro color, más positivo. ¿Indica el camino del próximo? «No estoy segura. Lo que sí quiere decir es que esa etapa, por fin, se cerró. me gustaría creer en eso que se dice siempre: ''Hay que seguir adelante, todo va a ir bien''. Aunque esa es una canción que no me acabo de creer del todo».