
Análisis Teufel Kombo 62
Probamos la Teufel Kombo 62: sobria por fuera, demoledora por dentro
Volumen, detalle y presencia: así suena una cadena de música que pone el foco en lo importante

Cuando pensamos en el concepto de cadena de música, generalmente, nos vienen a la cabeza equipos todo en uno que integraban, en un aparato bastante voluminoso, reproductor de CDs, de cassettes —que, por cierto, están de moda de nuevo— y radio a mediados y finales de los 90. Del concepto del equipo modular de alta fidelidad ya ni hablamos.
Y el caso es que, tal y como demuestra la Teufel Kombo 62 que vamos a analizar aquí, siguen teniendo su sitio más que justificado e incluso pueden convertirse en el centro de tu equipo de alta fidelidad. Y, si vienen en un formato condensado y cómodo, pues mejor que mejor.
La Kombo 62 no vino sola; lo hizo acompañado de los altavoces Teufel Ultima 40, que ya analicé en su momento, que me dejaron con muy buena impresión y que han resultado ser una pareja perfecta para esta unidad, si bien no vamos a analizar su desempeño aquí —ya está hecho y no procede—.
Diseño compacto, bien resuelto y sin florituras

Antes de continuar, conviene aclarar que la Kombo 62 es, como habrás podido adivinar por todo lo anterior, una cadena estéreo de verdad compuesta por un amplificador, un lector de CD, entradas para equipos externos, una antena de radio, funcionalidades de streamera lo Eversolo DMP-A6 —aunque de esto hablaremos luego— y hasta un mando a distancia para controlarlo todo.
Entrando ya en lo que es el diseño en sí, la Kombo 62 no busca llamar la atención a primera vista. Tiene un diseño sobrio, casi discreto, pero eso no es un defecto. Al contrario: puedes integrarlo en cualquier espacio, tanto visual, como funcionalmente. Y no desentonará lo más mínimo.
En la parte delantera encontramos los controles físicos de la unidad, una pantalla (no es táctil) a color y un potenciómetro sinfín de volumen. Los laterales y la parte superior están perforados para que la unidad "respire"; es también un amplificador, así que necesita refrigeración.
En la parte trasera encontramos el switch para abrir y cerrar el circuito eléctrico, el conector para la corriente, los conectores para los altavoces, un RCA para conectar un subgrave, dos parejas de RCA para conectar dispositivos externos, un conector HDMI, uno óptico, otro de red (aunque también permite conectarse por WiFi para usar el streamer) y logos de certificación de Spotify y Bluetooth.
Los acabados en metal con pintura satinada aportan solidez y sobriedad. No hay alardes estéticos, pero se nota cuidado y coherencia en cada línea del diseño . En general, a nivel de diseño y construcción, es justo lo que se espera de este tipo de aparatos.
Imagen sonora trabajada, a través de todas sus conexiones

Como ya he dicho, esta unidad puede funcionar también como amplificador, lo que significa que, por supuesto, iba a conectarle mi giradiscos. Ahora bien, tiene un pequeño problema: no tiene previo de phono y necesita uno externo. Por fortuna para mí yo sí tengo uno, así que no hubo problema. Si tú no, Fosi Audio los tiene realmente asequibles. Si tienes un giradiscos con previo de phono incorporado, este escollo tampoco será tan grande.
La prueba del giradiscos la pasó sin dificultades: en todo momento pude escuchar mis discos de vinilo sin perder fidelidad, sin distorsiones y sin problemas de volumen por culpa del voltaje —esto es algo que habría que mirar más, señores fabricantes de amplificadores—.
Lo siguiente fue probar el reproductor de CD. Muy buena unidad en el aspecto sonoro. Solo uno de mis discos —que nunca me había fallado en otros reproductores— se negó a reproducirse. No he encontrado una razón clara, pero conviene tenerlo en cuenta. .
Con los dos formatos físicos se percibe una muy buena imagen estéreo, bien trabajada y con un buen espaciado de instrumentos. En general respetan bastante las particularidades de los CDs y los LPs, nada que objetar aquí; sonido limpio y cristalino.
Aunque la unidad también incluye radio, lo cierto es que la probé sólo para ver si funcionaba bien y lo hace. No puedo decir más, no soy un gran consumidor de radio tradicional.
Hablemos ahora de las capacidades digitales de la unidad. La Kombo 62 funciona también como streamer, lo que es muy positivo. Lo que no es tan positivo es que sus capacidades se limitan sólo a dos plataformas: TuneIn Radio y Spotify.
Aquí tengo que dar un pequeño tirón de orejas a Teufel. Sí, entiendo que la Kombo 62 ofrece cosas que la diferencian de muchos fabricantes dentro del mercado, pero si vamos a mirar amplificadores que tengan funciones de streaming —aunque no tengan unidad de CD—, el WiiM Ultra ofrece muchas más opciones para reproducir directamente desde plataformas como Tidal o Qobuz. También Spotify, pero no se limitan sólo a ellos.
No me ha gustado tener que reinstalar Spotify en mis dispositivos para poder usar la función de streaming —ya sabéis que la plataforma me produce cierto rechazo por cómo trata a los artistas—. Habría estado muy bien contar con, al menos, Tidal. También esta y Qobuz habrían aprovechado al máximo las capacidades Hi-Fi de la unidad, mientras que Spotify por ahora se queda corto en ese apartado.
Por último, la reproducción por Bluetooth funciona dentro de lo esperado. No he tenido problemas de estabilidad en ningún momento y todo ha ido francamente bien, aunque no he utilizado la unidad como receptor Bluetooth más allá de las pruebas necesarias.
Fácil de configurar, fácil de usar

La experiencia de uso es uno de los puntos más positivos de todo el tiempo que he pasado con la Teufel Kombo 62. Cuando lo enciendes por primera vez, el propio aparato te indica cada paso qué debes hacer. Está hecho a prueba de tontos.
La unidad puede controlarse perfectamente con los botones físicos o con el mando a distancia. Hay una app, Teufel Remote, que instalé en mi teléfono para probarla y ver cómo se desenvolvía.
Y la verdad es que es un poco redundante, porque replica la funcionalidad del panel frontal de la Kombo 62 y la del mando a distancia. Sí, puedes navegar por Spotify para buscar la siguiente canción, por ejemplo, pero no aporta mucho.
En general es muy fácil entenderse con este aparato. Es tan fácil como encender, elegir la fuente sonora y disfrutar, sin más. Y eso es lo que todos deberíamos pedirle a los dispositivos como este.
¿Merece la pena hacerse con uno?

La Kombo 62 se puede comprar por 549.99 euros en la tienda oficial de Teufel. Puede parecer mucho si vienes del mundo de los altavoces Bluetooth y las barras de sonido, pero si quieres una experiencia de audio estéreo completa, con presencia física y sonora, vale cada euro que piden por él.
No tiene extras innecesarios, no intenta ser más de lo que es. Es una propuesta honesta y difícil de igualar. No hay muchas alternativas dentro de este precio que suenen así y que te ofrezcan la suficiente versatilidad como para hacer que el equipo crezca si quieres cambiar tus altavoces, por ejemplo.
Lo único que se le acerca, y sobre todo porque ofrece mejores opciones como streamer —aunque no tiene reproductor de CD y sí tiene previo de phono incorporado— es el WiiM Ultra, amplificador y streamer todo en uno. Y aún así, habría que trabajar en unos altavoces Hi-Fi pasivos para conectarlos a la unidad, pero eso es otra historia.
Si lo que quieres es una unidad que haga de todo y que puedas colocar en el centro de tu setup de alta fidelidad, aunque tenga alguna carencia, entonces no lo dudes: la Teufel Kombo 62 es para ti. Es una unidad, versátil y potente, una apuesta segura.
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