¿Quién dijo que los altavoces de pie ya no tienen sitio? Los Teufel Ultima 40 demuestran que el buen sonido, la pegada y la elegancia no están reñidos con un precio justo
Teufel Ultima 40 análisis
Teufel Ultima 40, análisis: torres Hi-Fi con sonido grande y precio razonable

¿Quién dijo que los grandes altavoces de pie habían pasado de moda? En serio, ¿quién lo dijo? Me gustaría que me lo presentasen y mostrarle a este par de bellezas que he tenido la inmensa fortuna de probar para este análisis. Y me gustaría dejarlo claro ya: mi experiencia con ellas ha hecho subir varios enteros mi nivel de escucha.
Estoy hablando de las Teufel Ultima 40, dos cajas acústicas que tienen mucha potencia alojada en su interior y que tratan con muchísima exquisitez todo lo que pasa por ellas. Y es que el fabricante alemán tiene una muy buena reputación que le precede, como ya he dicho en otros análisis como el del Teufel BOOMSTER o el de los auriculares Teufel Real Blue Pro. Ambos dispositivos me sorprendieron mucho en su momento y sigo diciendo que son de lo mejor de su segmento del mercado.
¿Esperaba menos de estos altavoces? La verdad es que no, pero era mi primera vez con Teufel en el espectro Hi-Fi y, aunque se trata de unos altavoces de gama media —sí, su estupendo aspecto engaña y lleva a pensar otra cosa—, la verdad es que han superado todas mis expectativas.
Presencia imponente y acabados cuidados

Lo primero en lo que es inevitable al fijar la vista en ellos es que tenemos dos torres muy grandes y pesadas, con una presencia física que impone. Para mis pruebas recibí dos unidades de color negro mate, que transmiten sobriedad y elegancia y encajan perfectamente en cualquier habitación espaciosa .
Lo cierto es que también han encajado a la perfección en mi pequeña sala de control, en mi estudio de grabación. Aunque esta habitación, llena como está de altavoces, amplificadores y equipos de sonido diversos, se prestaba a acogerlos. Pero estoy divagando.
La parte frontal de los altavoces está dominada por cuatro transductores visibles al retirar la rejilla —yo la retiré y los dejé así, me gusta ver los conos—: un tweeter de 25 mm con guía de ondas, un midwoofer de 165 mm y dos woofers del mismo tamaño para encargarse de los graves.
A nivel interno, estas cajas están fabricadas con una estructura de MDF, con refuerzos que reducen resonancias. El acabado externo no pretende parecer madera natural: aquí lo que manda es la funcionalidad. Tampoco hay detalles de lujo, ni materiales nobles, pero es que no hace falta.
Si algo podemos decir del diseño de los Ultima 40 es, de nuevo, que están pensados para ser colocados en un salón, como en aquellos tiempos en los que tener un equipo de alta fidelidad en una casa era un símbolo de distinción e importancia —aunque hoy en día no hace falta ser millonario para tener un buen equipo Hi-Fi, con matices, eso sí—.
Su construcción también nos dice que pueden aguantar años de volumen alto y trote sin que la calidad de lo que sale por ellos se resienta lo más mínimo. ¿Quieres unos altavoces que sean como un tanque? Aquí los tienes.
Potencia alemana con acento cálido

¿Cómo suenan los Teufel Ultima 40? En una palabra: grandes. En más palabras: bastante más grandes que el precio que tienen. Su firma sonora está claramente afinada para el disfrute doméstico: graves potentes, medios suaves —como debe ser— y agudos presentes sin caer en excesos.
No es un sonido de calidad de estudio; no son altavoces de respuesta plana —que reproducen todas las frecuencias del espectro a la misma intensidad, definiéndolo rápido y en corto—. Sin embargo, esto no es un defecto: es una elección. Estas cajas colorean algo —favorecen determinadas frecuencias respecto a otras—, sí, pero lo hacen a favor del espectáculo sonoro.
Los graves suenan con autoridad, llenan el espacio sin añadidos —no necesitas un subwoofer para percibirlos con claridad y nitidez—. Las frecuencias medias, aunque algo retraídas —insisto: como debe ser—, mantienen bien la inteligibilidad vocal y le dan un punto de filo extra a las guitarras en géneros como el rock y el metal.
Y hablando de estos géneros, que suelen ser generosos con los juegos de platos, los agudos suenan brillantes, pero no molestan. De hecho, el tweeter con guía de ondas hace un trabajo realmente bueno en lo que respecta a difusión y control de los agudos. Realmente han cuidado los detalles al máximo.
Lo que más me ha gustado es cómo responden cuando empiezas a apretarle al volumen: no se descomponen, no se rompen, no se achican. Da la sensación de que siempre vas a poderles pedir más, como un Mustang que va sobrado de potencia para adelantar con su V8 y sus 5 litros de cilindrada.
Esto, por supuesto, tiene efectos positivos y negativos: para una persona que, como yo, centra sus escuchas fundamentalmente en géneros modernos con producciones procesadas y pensadas para sonar agresivas —esto es indiferente al género, los bombos de Daft Punk cuentan como agresivos a un nivel puramente sonoro—, los Ultima 40 están hechos para disfrutar.
Ahora bien, si tus sensibilidades sonoras te llevan por los caminos de la música clásica o el jazz, entonces vas a echar de menos delicadeza en ellos. Eso sí, para eso hay otras opciones… y cuestan bastante más que los 399,99 euros que piden por los Teufel Ultima 40.
Escena sonora e imagen estéreo: más de lo esperado

Uno de los puntos que más me ha sorprendido de los Ultima 40 es su capacidad para generar escenas amplias y creíbles. Cuando se colocan bien, la separación de instrumentos y la sensación de profundidad que transmiten son muy notables para un producto de este precio.
Insisto: no son monitores de campo cercano como los que encontrarías en un estudio cualquiera, no son altavoces quirúrgicos, ni están pensados para tomar decisiones técnicas. Lo que sí hacen es colocarte en un espacio 3D perfectamente habitable por ti como oyente, con mucho aire.
En grabaciones con una producción excelsa como el Black Album de Metallica los temas suenan con peso, con cadencia. En la intro de Enter Sandman se aprecia lo ominosa que esta pretende ser, se nota cómo la construcción con las guitarras en limpio, el bajo y la batería está creando tensión para llevarte a un sitio.
Cambiando radicalmente de tercio, escuchando Preacher's Daughter de Ethel Cain el pop se convierte en un género que flota, casi etéreo. Es cierto que la producción de este disco ayuda, pero también pasa cuando escuchas algo de Tori Amos o Florence & The Machine.
El espaciado entre instumentos está perfectamente trabajado. Estos altavoces suenan de una manera que te permite identificar perfectamente dónde cae cada uno en una mezcla, incluso se pueden escuchar dónde se han puesto los límites imaginarios para cada uno. Te colocan justo en el centro de la canción, que es donde debes estar cuando escuchas.
Aunque la que yo he probado es la versión pasiva, Teufel ofrece también una versión activa de los Ultima 40 con amplificación integrada, Bluetooth aptX, HDMI ARC y entradas digitales. Es una propuesta interesante para quien quiera evitarse líos de cables y componentes pero, aparte de decirte que está ahí por si la quieres, no podemos opinar con respecto a cómo suena por razones evidentes.
Lo que sí puedo decir es que vas a necesitar un buen amplificador para sacarles el jugo a estos altavoces. Uno de los más baratos de Fosi Audio posiblemente no te valga. Con unos tipo estantería irás sobrado, pero con unas torres como estas vas a necesitar músculo extra.
Mi amplifcador Kenwood y otra pieza que nos cedió la marca —y de la que hablaremos la semana que viene— han movido sin problemas estas cajas. Como te decíamos más arriba, es un producto de gama media y eso significa invertir más que el equipo base del que te hablo en el artículo sobre alta fidelidad que enlacé hace ya unas cuantas líneas.
Músculo bien afinado a precio asequible

Ya ha quedado claro que estos altavoces no son para todo el mundo, ni lo pretenden. Si tienes un perfil de oyente más parecido al mío, adelante. Si tienes el presupuesto te esperan muchas horas de disfrute por delante y, además, te van a encantar.
Si eres un oyente que está buscando algo más refinado, mira en otra parte. Si quieres percibir los matices de la trompeta de Chet Baker o cómo la Berliner Philarmoniker interpreta la quinta sinfonía de Beethoven en todo su esplendor, vas a tener que invertir bastante más.
Estos altavoces son una de las mejores apuestas del mercado para los 399,99 euros que pide la marca por ellos, están muy bien construidos, son muy solventes, tienen pegada y, a pesar de su aspecto, no tienen pretensiones de gama alta.
Los Teufel Ultima 40 no buscan seducirte con cableado exótico, ni con promesas vacuas: su lenguaje es el de la música a todo volumen, esa que te empuja el pecho y la boca del estómago, la que te envía directo a la estratosfera en el placer de la escucha inmersiva y sin zarandajas.
Pocos van a darte tanto por este precio. No son perfectos, pero no lo necesitan. No esconden lo que son, saben perfectamente para qué fueron creados y abrazan esa fortaleza en lugar de intentar disimularla. Y eso, en un mundo donde la impostura es ley y todo el mundo vive de cara a la galería, se agradece.