Animales
Un cerebro sintético, el nuevo hito científico que podría cambiar las cosas y acabar con la experimentación animal
Un equipo en California crea tejido cerebral sintético para estudiar enfermedades sin usar animales
Durante décadas, los laboratorios han dependido de ratones y rataspara entender cómo funciona el cerebro humano.
Pero la realidad es que más del 90% de los fármacos que funcionan en animales fracasan cuando llegan a los ensayos clínicos.
Un futuro sin experimentación animal
La ciencia necesitaba un giro, y ese giro acaba de llegar desde California, donde un equipo de investigadores ha creado un tejido cerebral artificial capaz de imitar procesos funcionales del cerebro.
Lo revolucionario no es solo que este tejido se comporte como un cerebro, sino que lo hace sin necesidad de materiales animales.
Se trata de una matriz sintética, construida con polímeros reorganizados en una red porosa, que permite a las células madre crecer y conectarse en redes neuronales operativas.
En otras palabras: un "cerebro tejido” “que puede servir para estudiar enfermedades neurológicas con mayor precisión y sin depender de la experimentación animal.
Y es que este nuevo tejido abre un mundo de posibilidades, y es que podría ayudar a comprender mejor el Alzheimer y accidentes cerebrovasculares, o los traumatismos craneales.
También permitiría probar fármacos directamente sobre modelos más cercanos a la realidad humana, e incluso personalizar tratamientos según las características de cada paciente.
Pero la aparición de esta nueva herramienta ha generado una gran cantidad de preguntas en el mundo de la ciencia: ¿Podría esto sustituir por completo a los animales en investigación?
Los expertos son cautos y por eso hablan de reducción y refinamiento, no de reemplazo total.
La complejidad del cerebro humano aún no puede replicarse al 100%, pero cada paso en esta dirección significa menos sufrimiento animal y más precisión científica.
El proyecto se enmarca en una visión aún más ambiciosa, y es que no se queda solo en la réplica del cerebro humano, sino que se está intentando ir más allá.
Y a este nuevo plan se le conoce como “Body-on-a-Chip”, una red de tejidos sintéticos de distintos órganos, cerebro, hígado, corazón, riñón, pulmón, capaces de comunicarse entre sí como lo hace el cuerpo humano.
Con ello, se podrían estudiar enfermedades complejas como la sepsis o cáncer metastásico sin necesidad de modelos animales.