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China modera sus metas para 2026 pese a mantener su estrategia económica mientras impulsa la innovación tecnológica: esto es lo que cambia y lo que no
El gigante asiático se prepara para definir la agenda económica de 2026, y aunque se anticipa un crecimiento mínimo de su PIB, la atención se centra en su apuesta por la teconología

En los últimos años, China ha enfrentado una ralentización económica marcada por la desaceleración del sector inmobiliario, el envejecimiento de la población y la presión de los conflictos comerciales internacionales. A pesar de estos retos, el país ha logrado mantener un crecimiento relativamente estable, apoyado por políticas fiscales y monetarias activas, así como por una rápida adopción de tecnologías avanzadas en sectores estratégicos.
Ahora, mientras Pekín se prepara para la conferencia de trabajo económico central que definirá la agenda de 2026, los analistas anticipan un crecimiento del PIB ligeramente inferior al objetivo actual del 5%, situándose entre el 4,5% y el 5%, sin embargo, el foco no estará únicamente en las cifras macroeconómicas: el impulso hacia la innovación tecnológica y la digitalización se consolida como prioridad. Un contexto en el que la IA, semiconductores, energías limpias y digitalización industrial serán clave para compensar la desaceleración de los sectores tradicionales.
La conferencia de diciembre servirá para ajustar objetivos, incluyendo la inversión en innovación y la modernización de la economía, aunque las cifras oficiales de crecimiento, déficit fiscal, inflación y empleo se publicarán en marzo, los expertos coinciden en que Pekín seguirá un equilibrio entre estabilidad y estímulo selectivo, priorizando el desarrollo tecnológico como motor de crecimiento.
Política fiscal y monetaria con mirada digital
Expertos de Nomura y ANZ Bank señalan que China mantendrá una política fiscal proactiva y una postura monetaria moderadamente flexible, con incentivos que prioricen la inversión en tecnología avanzada y la modernización industrial. Por su parte, Lu Ting, economista jefe de Nomura para China, subraya que, aunque el sector inmobiliario sigue debilitándose, la política central buscará impulsar la inversión en infraestructura tecnológica, centros de datos, energías renovables y proyectos de IA.
El objetivo es claro: compensar la desaceleración de los sectores tradicionales con un crecimiento basado en la innovación y la digitalización. De manera que se espera que programas de apoyo fiscal y subsidios estratégicos faciliten la adopción de nuevas tecnologías por parte de empresas de todos los tamaños, mientras se busca mantener la competitividad global del país en la era digital.
Innovación como mmotor del crecimiento futuro
Analistas de UBS y Nomura proyectan que el PIB podría crecer entre un 4,5 % y un 5 % en 2026, ligeramente por debajo del objetivo de “alrededor del 5 %”. Sin embargo, el verdadero foco estará en la modernización tecnológica. Las inversiones en I A, fabricación avanzada, blockchain y energías limpias se consideran esenciales para compensar la desaceleración en la construcción y otros sectores tradicionales.
La estrategia china también incluye reformas estructurales que refuercen la innovación: mejoras en el sistema de pensiones para fomentar el consumo, ajustes fiscales para apoyar a las empresas de alta tecnología y programas de estímulo dirigidos a startups y centros de investigación. Estos esfuerzos buscan crear un ecosistema robusto donde la tecnología se convierta en el principal motor de crecimiento a largo plazo.
Los analistas advierten que, aunque la tecnología será clave, los desafíos persisten: el envejecimiento poblacional, la deuda local y la competencia global requieren medidas sostenibles. Nomura estima que el PIB podría desacelerarse al 4,1% en el primer trimestre de 2026, pero la combinación de inversión tecnológica y políticas fiscales proactivas debería permitir que el crecimiento se recupere más adelante.
En resumen, China mantiene una estrategia de estabilidad macroeconómica, pero coloca la innovación tecnológica en el centro de su crecimiento futuro. La IA, la digitalización, las energías limpias y los semiconductores serán las áreas donde se centrará la inversión, reflejando la intención de Pekín de construir una economía más resiliente, moderna y competitiva globalmente.