
Oceanogràfic de Valencia
Tuve que agacharme para esquivar una ballena: probamos INMERSIÓN, la nueva experiencia de realidad mixta del Oceanogràfic de Valencia
El cristal de la pecera se rompió. Empezó a brotar agua y en pocos segundos el auditorio se inundó. Inspiré una gran bocanada de aire, pero todo era una simulación, yo solo estaba sentado en mi butaca mientras ballenas, tiburones y hasta pingüinos me rodeaban

Ayer fui al Oceanogràfic de Valencia y una ballena me pasó a pocos milímetros. Básicamente, me peinó y tuve suerte de agacharme porque sino me hubiese dado un topetazo con la cola. Sabía que estos animales eran grandes, pero impresionan mucho más de cerca.
Sin embargo, realmente yo no corría ningún riesgo. Estaba sentado en una butaca mientras el auditorio se inundaba y los peces, y demás criaturas marinas, como la susodicha ballena, nadaban cerca de mí. Al menos es lo que parecía, porque todo era una simulación por realidad mixta del nuevo show del Oceanográfic: INMERSIÓN, una simulación muy inmersiva, valga la redundancia.
De Valencia a las aguas cálidas de Madagascar o las gélidas de la Antártida

Efectivamente, acudí a la presentación de 'INMERSIÓN', la experiencia de realidad mixta del Auditorio Mar Rojo. Se trata de un show que sumerge a su público en las principales aguas del planeta, como los mares tropicales o la Antártida, con animales a tamaño real que pasan a pocos centímetros, e incluso milímetros, del espectador.
Mediante las gafas de realidad mixta (que no virtual) Meta Quest, el visitante es trasladado al los "principales ecosistemas del planeta", como aclara el propio Oceanográfic de Valencia. El que sean de realidad mixta, un modelo que sobrepone elementos ficticios sobre la realidad, como un coral encima de las butacas, es importante, porque el espectador mantiene el contacto con la realidad y puede comentar en directo la experiencia junto a los allegados con los que visite el auditorio.

Es un viaje de 15 minutos, aproximadamente, en el que, de la mano de sus dos protagonistas, una submarino llamada 'Change' y el pez napoleón, 'Napoleón' viajamos por estos escenarios. El objetivo es que el espectador se divierta, aprenda sobre biología marina y aprenda las fatales consecuencias del calentamiento global, que está exterminando los corales de todo el planeta a una velocidad de vértigo.
Te pones las gafas y empieza el show. Ves como la pecera del auditorio (esto sí existe de verdad, como ves en la imagen inferior), se rompe, lo que da comienzo a la aventura. Nuestros dos protagonistas se presentan, y nos llevan por distintos lugares marinos del planeta, en el que podemos ver tiburones blancos, ballenas azules, jorobadas, peces napoleones, y hasta aves, como pingüinos, porque es importante recalcar que estos ecosistemas no solo lo conforman peces, sino también aves y otras clases de animales.

Uno de los puntos clave de INMERSIÓN es que aprovecha el auditorio en su conjunto. Esto quiere decir que mediante las gafas observarás como se inunda al completo, desde las últimas filas hasta las puertas de emergencias o el escenario principal en el que, en la presentación del proyecto, los españoles Edgar Martin-Blas y Eduardo Herranz, cofundadores de Spatial Voyagers, la empresa responsable del proyecto, explicaron cómo funciona.
Según detallaron, tuvieron que escanear el propio auditorio para que la inmersión resulte verídica y que así quepan en tamaño real los animales que aparecen en ello. Estos animales se plasman con unas dimensiones reales, pero también con un aspecto fidedigno.

"El gran reto del proyecto ha sido crear una narrativa inmersiva —real y virtual— que aproveche la gran escala del auditorio del Oceanogràfic. Para ello, hemos creado diferentes ecosistemas acuáticos que casi podemos tocar. Por ejemplo, podemos ver por primera vez ballenas a tamaño real nadando sobre las butacas a escasos metros o viajar a las profundidades del Polo Norte sin pasar frío", comenta Martin Blas.

“Con INMERSIÓN buscamos sorprender y que el público lo viva, que entre en la historia” declara Marta Calabuig, del equipo directivo del Oceanogràfic de Valencia, quien presentó el proyecto junto a los responsables de Spatial Voyaguers.

Como espectador, se me hizo corto. Fueron 15 minutos bastante entretenidos en el que parecía que podía tocar los animales con la mano; de hecho, al principio levanté la mano a ver si podía hacerlo (desde fuera tuvo que resultar una escena muy peculiar). Es más, cuando el auditorio se inunda el agua de la pecera, automáticamente inspiré, y desde luego no fui el único. No me mareé ni tuve ningún problema con las gafas. Solo cuando mueves la mano y la intentas apoyar sobre un elemento le ves las costuras a la inmersión.
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