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Inteligencia artificial

Google tiene un as oculto en la manga para conquistar el mundo de la tecnología y para llevarlo a cabo ha contratado a una figura clave del mundo de la robótica

La gigante tecnológica está moviendo fichas para dominar la próxima gran revolución tecnológica, y su jugada más reciente busca llevar a Gemini de la pantalla a la mente universal de los robots del futuro

Ameca pretende mostrar la cara más amable de los robots humanoides Engineered Arts

La carrera por la IA, o "guerra" como algunos han preferido llamarla, se ha convertido en el centro de la innovación global al contar con las apuestas de gigantes como Google, OpenAI, Microsoft, Meta y otro sinfin de empresas chinas que han redoblado su apuesta por modelos más potentes, autónomos y capaces de integrarse en el mundo físico a una velocidad que pocos habrían imaginado un década atrás. Los modelos más potentes, por ejemplo, elevan la comprensión, razonamiento y autonomía de las máquinas.

Por otro lado, la robótica humanoide y los sistemas autónomos avanzan hacia prototipos cada vez más funcionales, diseñados para trabajar en fábricas, tareas domésticas o incluso entornos de riesgo. Y esto en todo su conjunto ha labrado el terreno sobre el cual erigirse las más grandes ambiciones de los grandes líderes tecnológicos. Tal es el caso de Google DeepMind, que ha dado un paso clave para reforzar su apuesta por la robótica: la contratación de Aaron Saunders, exdirector de tecnología de Boston Dynamics, para impulsar su modelo Gemini en robots físicos.

De acuerdo con lo publicado por WIRED, esta incorporación ha llegado en un momento clave, pues Google quiere llevar la IA fuera de la pantalla y que interactúe de verdad con el mundo real. Demis Hassabis, CEO de DeepMind, ha descrito a Gemini como una inteligencia "adaptable a cualquier configuración corporal", lo que quiere decir que podría funcionar igual de bien en un robot humanoide que en uno cuadrúpedo o incluso en plataformas más simples.

Con este giro, queda claro que la contienda no se limita a desarrollar modelos más grandes, sino a encontrar la fórmula para conectar inteligencia, cuerpo y autonomía, algo en lo que a lo mejor resulte conveniente un equivalente, en robótica con IA, del efecto Android en los móviles: un software común que se despliega sobre dispositivso variados y los hace funcionar bajo un mismo lenguaje.

La personificación de la IA, cada vez más cerca

El fichaje de Saunders añade justo la pieza que DeepMind necesitaba: experiencia en hardware y locomoción robótica, quien durante más de una década lideró en Boston Dynamics el desarrollo de robots capaces de correr, saltar o estabilizarse en terrenos imposibles, además de proyectos anfibios, por lo que su llegada supone un giro importante en la integración de la IA en un cuerpo físico.

Este ambicioso proyecto surge en uno de los momentos en los que mayor competencia hay en el sector, con emperesas como Agility Robotics, Figure AI, 1X Technologies y Tesla que avanzan a toda velocidad en el desarrollo de humanoides funcionales. Elon Musk se plantea fabricar un millón de robots Optimus en la próxima década, mientras que China, que por supuesto no podría quedarse atrás, se ubica con la firma Unitree como el mayor proveedor mundial de robots cuadrúpedos.

En la voraz guerra por la IA, DeepMind quiere destacar no tanto por rabricar robots, sino por proporcionar la "mente" que los moverá. Por ello apuesta con Gemini, su modelo intermodal capaz de integrar visión, lenguaje y señales sensoriales como la pieza central de su plan. De acuerdo con Hassabis, la robótica impulsada por IA alcanzará "un punto de inflexión en los próximos dos años".

Si la previsión del CEO se cumple, estaríamos de cara a un evento histórico: ver cómo Gemini sale de las pantallas para convertirse en el cerebro universal de la próxima generación de máquinas.