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Inteligencia artificial

Un gran problema de las startups de IA dificulta la protección de sus ideas: "Pueden ser copiadas en días"

En pleno auge de las startups de IA, las nuevas empresas se enfrentan a una paradoja inquietante, y es que cuanto más magia logran, más fácil resulta que un competidor le copie en cuestión de semanas

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En el ecosistema tecnológico actual, las startups de IA viven una mezcla extraña entre entusiasmo sin precedentes y una presión brutal por diferenciarse, pues la velocidad a la que evoluciona la IA generativa ha creado un escenario donde casi cualquiera puede lanzar una herramienta funcional en cuestión de días… y, peor aún, donde casi cualquiera puede copiarla igual de rápido. De esta manera, la innovación ya no es solamente crear algo brillante, sino lograr que dure lo suficiente como para que no te lo reproduzca otro equipo en la siguiente actualización.

Ese es el escenario que describe con crudeza Maor Shlomo, fundador israelí cuya startup Base44 fue adquirida por más de 80 millones de dólares. Su diagnóstico no deja espacio para la ingenuidad: todo lo que una empresa lanza puede ser replicado en semanas ya que, en un mercado que presume de creatividad constante, la realidad es que las líneas de código ya no ofrecen una ventaja sostenible, y las startups lo saben.

Según lo publicado en Futurism, Shlomo contó en el podcast 20VC que la IA había escrito el 90% del código de su empresa durante los meses previos a la compra, podía crear funciones nuevas casi a diario, pero también sabía que sus competidores podían hacer exactamente lo mismo. Pero su historia no es un caso aislado: resume la fragilidad de un sector donde la velocidad es un arma, pero también una vulnerabilidad.

El propio Andréj Karpathy, cofundador de OpenAI, definió esta era como la del “vibe coding”, una forma de programar donde basta con tener una idea general, pedirle al modelo que genere el código y ensamblar lo que funciona. Perfecto para avanzar rápido; terrible si quieres que nadie copie tu producto. En este contexto, la gran batalla ya no está en el desarrollo, sino en la infraestructura, lo único que la IA todavía no puede improvisar.

El riesgo real: que tu ventaja desaparezca en cuanto la publicas

Shlomo lo dice sin rodeos: crear una herramienta llamativa es fácil; construir una plataforma utilizada por miles de personas, escalable y robusta, no lo es, por lo que la industria tecnológica se está llenando de proyectos que nacen a una velocidad récord, pero también de clones casi idénticos que replican funciones sin remordimiento.

El fundador admite que esta “abundancia de IA” puede convertirse en un problema para los innovadores: si todo puede copiarse, la ventaja competitiva se evapora y los emprendedores se enfrentan al dilema de innovar sin parar o morir en el intento. Al final, la IA acelera el crecimiento, sí, pero también acelera la competencia, el agotamiento y la presión por diferenciarse en un mercado que se vuelve cada vez más homogéneo.