Cargando...

IA

James Cameron da las razones por las que, según él, la IA jamás reemplazará a los artistas

La IA es cada vez mejor imitando el arte y como herramienta para agilizar procesos, pero carece de sensibilidad

Una herramienta muy útil, en manos hábiles y con criterio Propia

Si alguien sabe de inteligencia artificial y de los peligros que conlleva para la humanidad, ese es James Cameron. No en vano, ya en 1984 nos advirtió del poder de las máquinas en Terminator, una visión distópica que marcó época. Con Titanic revolucionó el drama épico y con Avatar redefinió los límites de los efectos visuales, demostrando que la tecnología, bien usada, puede ser una aliada del arte.

Ahora, a sus 71 años, Cameron sigue siendo una voz a tener en cuenta, no solo por su maestría técnica, sino por su capacidad para poner el alma humana en el centro de sus historias, algo de lo que las máquinas nunca podrán presumir.

Aprovechando que quedan pocas semanas para el estreno de Avatar: Fuego y Ceniza, cinta que verá la luz el 19 de diciembre de 2025, el creativo ha concedido una entrevista a Variety en la que, entre otras cosas, reafirma una postura contundente: la IA generativa, pese a su vertiginoso avance, nunca podrá reemplazar a los artistas.

Más allá de lo puramente técnico

Inmerso en la postproducción de esta tercera entrega de la saga de Pandora, Cameron trabaja codo con codo con los equipos de Weta Digital, puliendo cada detalle visual de un mundo que combina paisajes alienígenas con emociones profundamente humanas.

Pero su enfoque va más allá de la técnica y dice estar transformando la cultura de los efectos visuales (VFX). "Quiero una cultura creativa, no técnica. Que mis animadores, iluminadores y supervisores se pregunten: '¿Cuál es el propósito narrativo de este plano? ¿Qué cuenta?'. No se trata de mover una hoja o un píxel, sino de captar el flujo de la historia", explica.

Este cambio, que comenzó en Avatar: El camino del agua allá por 2022, ha alcanzado nuevas cotas en Fuego y Ceniza. Cameron cuenta que sus equipos logran planos finales en la primera revisión, algo considerado "una locura" en el mundo de los efectos digitales.

Lo mejor de ambos mundos

¿El secreto? "Entrenar" a los artistas para que piensen como narradores. "La IA nunca reemplazará eso. Necesitamos a nuestros artistas. Son ellos quienes controlan el proceso", sentencia. La tecnología puede simular efectos, pero no la intuición humana para transmitir emociones, como las que viven Jake Sully (Sam Worthington) y Neytiri (Zoe Saldaña) tras la tragedia que cierra la segunda película.

Cameron insiste en que el cine es un acto humano. "Es un proceso creativo en constante evolución", dice, y ese "polvo mágico narrativo" que sus artistas aportan es lo que hace de Avatar un fenómeno irrepetible. La IA puede ayudar, pero el alma del cine sigue siendo nuestra.