
ChatGPT Sam Altman
Sam Altman, CEO de OpenAI, con inquietud y preocupación por su IA: "Tenemos las cosas bajo control"
El máximo responsable de la compañía enfocada en inteligencia artificial quiso tranquilizar a los usuarios de sus herramientas ante los posibles retrasos en los nuevos proyectos

Estos últimos días hemos sido testigos de cómo una evolución en un mundo que podemos considerar ajeno como el de la inteligencia artificial acaba llegando a nuestra vida y nos ofrece una oportunidad de entretenimiento que tan solo una pequeña parte de la población habría llegado a soñar.
Nos referimos por supuesto a la última actualización realizada por OpenAI sobre su modelo de lenguaje ChatGPT, más concretamente la que lanzó sobre GPT-4o. Dicha revisión permitía a todos los usuarios de su modelo crear o transformar cualquier imagen con el estilo que más gustase a quien hacía el encargo. Tal fue el éxito que el propio Sam Altman quiso traducirlo a cifras: ChatGPT creció en un millón de usuarios en tan solo una hora. Para poner esa cifra en contexto hay que apuntar que, en su lanzamiento, hace poco más de dos años, llegar a ese número requirió el paso de cinco días. Impresionante.
Las consecuencias del éxito del nuevo generador de imágenes
Pero como sucede con los casos de éxito tan fulgurante hay una cara B sobre la que también se necesita poner el poco y el CEO de OpenAI quiso ser honesto con su comunidad y señalar no solo la parte positiva: tras ese ‘boom’ de la función integrada de generación de imágenes hay retos que pueden afectar a otras fases de crecimiento de la compañía y retrasar otros proyectos.
Sam Altman quiso trasladarlo a sus seguidores a través de la red social ‘X’, reconociendo abiertamente que los problemas de capacidad surgidos por ese auge de peticiones han afectado a procesos que la compañía tenía sobre la mesa: “Estamos poniendo las cosas bajo control, pero se debe esperar que los nuevos lanzamientos de OpenAI se retrasen, que las cosas se rompan y que el servicio a veces sea lento a medida que lidiamos con desafíos de capacidad”, destacaba con la seguridad de que sus lectores sabrían evaluar la lógica de la situación.
Por supuesto que esa demora en los tiempos ya había sido detectada por los usuarios y Altman quiso allanar el terreno para las consecuencias que puedan derivar de adaptar los sistemas a un volumen de peticiones tan exagerado. El trabajo de los desarrolladores y demás equipos de ChatGPT se centra ahora en dotar al sistema de armas para responder de forma eficaz al fenómeno de la generación de imágenes, aunque ello tenga que ser a costa de dilatar otros objetivos de OpenAI.
Todo ello con una doble visión: por una parte, realizar un lanzamiento que pueda lograr el mismo éxito que ha obtenido el generador de imágenes, pero por otra con una lección aprendida y es la de preparar al sistema para soportar una avalancha de requerimientos no vista hasta el momento. Habrá que ver si esos futuros proyectos son capaces de obtener el mismo impacto esquivando, eso sí, la parte de polémica que ha acompañado a la generación de imágenes de ChatGPT.
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