Tecnología bélica

La tecnología de USA e Israel contra los misiles cruceros que se utilizan contra Ucrania

Así funcionan los escudos antimisiles más avanzados hasta la fecha

Sistema de misiles "Patriot" alemán
Sistema de misiles "Patriot" alemánAxel HeimkenAgencia AP

La invasión de Ucrania ha puesto sobre la mesa la enorme cantidad de avances vinculados a la industria militar. Y pese a que muchos de ellos se encuentran guardados bajo 7 llaves, hay algunos que se pueden espiar a través de una rendija. Uno de ellos son los escudos antimisiles. Básicamente, las defensas de misiles de crucero constan de tres componentes principales: sensores que detectan una amenaza entrante, proyectiles que intentan eliminarla y sistemas de gestión que actúan como cerebros que controlan todo el proceso. Estos últimos primero deben identificar un misil, luego calcular una trayectoria para interceptarlo y finalmente lanzar y guiar un “interceptor” (por ejemplo otro misil) para destruir el arma entrante.

El ejército de los EE. UU. ya cuenta con sistemas bien establecidos para proteger a los barcos y las fuerzas desplegadas en el campo contra estas armas. El más conocido de ellos es el sistema Patriot, que comenzó a utilizarse durante la Guerra del Golfo de 1991. En el mar, los cruceros y destructores de la Marina equipados con el radar SPY-1 y el sistema de combate Aegis pueden contrarrestar los misiles de crucero con el Standard Missile-6. Pero hay relativamente pocos de estos activos, y tienen una gran demanda.

Por ello no es extraño que el Departamento de Defensa prefiera preservar sus escudos para uso en posibles operaciones en el extranjero en lugar de vincular ese inventario para proteger, por ejemplo, Los Ángeles, Nueva York u otros centros de población vulnerables. De hecho, el único lugar de Estados Unidos que cuenta con este tipo de protección contra misiles de crucero las 24 horas, es Washington, D.C.

Pero defender a Estados Unidos de todo tipo de misiles se está volviendo cada vez más complejo y el NORAD (Mando Estadounidense de Defensa Aeroespacial) necesita mejores sensores, satélites, radares, herramientas de datos y más para ver y rastrear las amenazas entrantes y para ello invertirá 50 millones de euros.

“Tenemos un plan para defendernos de los misiles de crucero – explicó en una reciente conferencia el general Glen D. VanHerck, jefe del NORAD –. Una gran parte de esto es priorizar la defensa en torno a los objetivos que un adversario probablemente atacaría con misiles de crucero. Los misiles de crucero pueden ser lanzados desde de submarinos en el Atlántico o en el Pacífico, desde buques estacionados en el puerto o desde tierra firme. También desde el aire. Por lo tanto, debemos poder tener una conciencia de dominio de 360 grados”.

Los detalles clave y clasificados del plan de defensa contra misiles de crucero están codificados en las últimas versiones del Concept Plan (CONPLAN) 3310 y sin duda estarán “inspirados” en el famoso Iron Dome o Cúpula de hierro, que protege a Israel y fue diseñado con la ayuda financiera de Estados Unidos.

El Iron Dome es un sistema de misiles de defensa aérea desarrollado por la empresa israelí Rafael Advanced Defense Systems… El énfasis en la palabra defensa es importante ya que según sus responsables nunca se usa para atacar o tomar represalias y no representa una amenaza. El sistema tiene tres componentes: un radar que detecta los cohetes entrantes; un sistema de comando y control que determina el nivel de amenaza; y un interceptor que, si el sistema determina que hay vidas humanas o infraestructura en riesgo, busca destruir el misil antes que llegue a su objetivo. Tiene una efectividad de alrededor del 90% para detener los proyectiles de corto alcance. Lo que se busca con los nuevos avances es desarrollar un sistema que sea capaz de evaluar qué tipo de arma se puede utilizar a la hora de interceptar un misil: la altura de vuelo, la distancia a una ciudad, su capacidad de destrucción… Todo eso debe ser evaluado.

La tecnología que persigue el NORAD también busca detectar lo antes posible los lanzamientos. Para ello se podrían usar imágenes térmicas por satélite, sensores de movimiento sísmico y de sonido.