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Cobrar por mis datos personales

Un nuevo algoritmo permite a los internautas controlar los datos que facilitan mientras navegan y ponerles precio

El investigador de la URV Javier Parra-Arnau muestra la extensión MyAdChoices que ha desarrollado para Chrome
El investigador de la URV Javier Parra-Arnau muestra la extensión MyAdChoices que ha desarrollado para Chromelarazon

Un investigador del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universitar Rovira i Virgili (URV) ha lanzado una interesante propuesta que da la vuelta al debate sobre si hay que pagar por utilizar internet. En su caso, plantea la situación contraria, la de que el usuario tiene derecho a controlar y, sobre todo, cobrar por determinados datos que se utilicen sobre uno mismo.

Para ello, ha creado un modelo de rastreo web bautizado como Pay-per-Tracking, una nueva forma de rastreo que da protagonismo al usuario a la hora de mostrar su actividad en internet ante las empresas que vigilan a diario la navegación de los usuarios. Con este nuevo modelo, que pretende desarrollarse en forma de extensión para los navegadores Firefox y Chrome, los internautas podrán decidir qué información quieren que sea monitorizada y cuánto quieren cobrar por cederla, según explica la URV.

El punto de partida de este algoritmo son las empresas de data brokers, que se dedican a rastrear la vida digital de los internautas a partir de la navegación web y de comentarios e interacciones en las redes sociales, con el fin de conocer el tipo de usuarios que son, sus comportamientos y gustos, una práctica invasiva en la vida privada que ha generado muchas críticas.

Paralelamente, han surgido empresas como Datacoup que, en lugar de conseguir estos datos sin el conocimiento y consentimiento de los usuarios, ofrecen la posibilidad de pagarles para conseguir la información que les interesa.

Con el nuevo algoritmo, diseñado por el investigador Javier Parra-Arnau, se puede comercializar de una forma eficaz con los datos personales de navegación a través de estas nuevas empresas.

Con Pay-per-Tracking, el internauta puede, por un lado, controlar su privacidad, ya que él decide las páginas que dejará que le rastreen, según la categoría temática bajo la que están clasificadas. Y por otra parte, el usuario puede acordar el rendimiento que quiere tener de cada una de estas categorías. Además, el algoritmo permite bloquear el acceso a las empresas que no le pagan y pretenden continuar rastreándolo.

Anuncios a medida

Dentro de este proyecto, este mismo investigador ha desarrollado una extensión de navegador que proporciona transparencia y control a los usuarios con respecto a los anuncios que reciben mientras navegan. Se llama MyAdChoices y pretende poner luz a la cuestión sobre cómo se utilizan los datos de navegación en el proceso de personalización de los anuncios, según la Universidad.

En términos de control, MyAdChoices permite a los usuarios decidir la temática de los banners y los tipos de anuncios que se les mostrarán. El usuario puede escoger la temática de los anuncios que le impactarán entre 32 categorías y así configurar y personalizar su perfil de gustos e intereses. En cuanto a la transparencia, el usuario puede consultar qué saben o como les ven los rastreadores de internet para saber si están recibiendo anuncios personalizados o no.

Cuando los usuarios navegan por internet son poco anónimos, ya que los servicios gratuitos de que disponen, como el correo electrónico o las redes sociales, guardan todo tipo de datos personales para utilizarlos para hacer negocio. Una vez creado un perfil tipo, las empresas que distribuyen anuncios de publicidad lo hacen de la forma más personalizada posible a partir de tres criterios: la localización, los intereses detectados a partir de su actividad en la red y según el contexto o el contenido de la web.

Además, hay una opción más. Se trata de las campañas llamadas de retargeting, con las que una empresa impacta a los usuarios que han visitado recientemente su web. Este tipo de banners es el más habitual, aunque no es una personalización real.

La mayoría de anuncios son de tercera parte, lo que significa que los gestionan empresas que se dedican a la distribución de anuncios, informa la URV en un comunicado. Las páginas web ceden un espacio e instalan una opción para que un tercero (como por ejemplo Google AdSense) ponga anuncios de otras empresas. En cambio, un anuncio de primera parte sería aquel en el que el anunciante y la página web donde sale el banner han establecido un contrato directamente.

Muy a menudo los usuarios no quieren ver anuncios que no concuerdan con sus gustos o necesidades e instalan un bloqueador de anuncios, una herramienta que elimina y bloquea todos los anuncios de tercera parte, pero que, según el investigador Javier Parra, “rompe el sistema económico con el que se sustentan los contenidos en internet”. Esta extensión, que de momento es un prototipo disponible para el navegador Google Chrome, tiene como objetivo proporcionar a los usuarios ciertas garantías en términos de privacidad y experiencia de navegación, y al mismo tiempo quiere preservar el modelo económico dominante que actualmente sostiene la web.