
Astronomía
Esta es la imagen más cercana hasta la fecha de 3I/ATLAS
La obtuvo la sonda China Tianwen-1 desde Marte y se trata de una verdadera proeza científica.

Obtener una imagen de un objeto interestelar, un cuerpo que no está ligado gravitacionalmente al Sol, ya de por sí es excepcional. Pero hacerlo desde una nave en órbita de Marte plantea desafíos enormes: el objeto está a decenas de millones de kilómetros, es extremadamente tenue (hasta 100.000 veces menos brillante que los objetivos habituales de la sonda) y se desplaza a gran velocidad.
Pues eso es precisamente lo que ha conseguido Tianwen-1, que orbita Marte desde 2021. La sonda china ha conseguido capturar imágenes del cometa interestelar 3I/ATLAS durante su paso cercano al planeta rojo. Según la China National Space Administration (CNSA), la observación representa un hito técnico y científico en la exploración del sistema solar.
La imagen fue tomada cuando 3I/ATLAS se aproximó a Marte. La cámara de alta resolución de Tianwen-1 (HiRIC) logró detectar un punto brillante rodeado de una nube difusa de gas y polvo, la “coma” típica de los cometas, lo que confirma actividad visible incluso a tal distancia.
La imagen se tomó a unos 28 millones de kilómetros de distancia, lo que supera el récord que hasta ahora tenía la sonda ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) de la European Space Agency durante su sobrevuelo cercano al planeta Marte: 30 millones de km.
La presencia de coma sugiere que 3I/ATLAS está liberando material volátil al acercarse al Sol, lo que lo coloca en la categoría de cometa activo, no solo un asteroide inerte.
Al mismo tiempo, la resolución permite estimaciones más refinadas de su tamaño, actividad y comportamiento dinámico. Algunas fuentes mencionan que la coma podría extenderse varios miles de kilómetros.
Ver el objeto desde una plataforma fuera de la Tierra (esto es clave) reduce muchas de las interferencias atmosféricas y abre una nueva ventana para estudiar objetos interestelares desde otra perspectiva.
Pero obtener esta imagen no fue tan sencillo. Por ejemplo, la cámara a bordo de la sonda estaba pensada para observar superficies bien iluminadas de Marte, no objetos difusos y lejanos. A esto hay que sumarle que la nave y el objeto se movían, lo que implicaba rastreo preciso, exposición adecuada y estabilización de imagen. La tenue luminosidad del objeto obligó a utilizar tiempos de exposición más largos, con mayor riesgo de borrosidad o pérdida del objetivo.
Estas imágenes preliminares alimentan un cúmulo de datos que los científicos usarán para analizar la composición, trayectoria, actividad y origen de 3I/ATLAS. A medida que este visitante interestelar se aleje del Sol y se adentre de nuevo en el espacio profundo, las imágenes como esta constituyen una especie de “retrato” de un objeto quizá "milmillonario" en edad viajando por otros sistemas estelares, antes de llegar aquí.
Y aunque todavía no podamos tocarlo ni traer muestras (esa puerta la dejará quizá abierta una futura misión) la visión desde Marte ya nos recuerda lo vasto y diverso que puede ser el universo. Esta imagen de Tianwen-1 no solo es un logro técnico: es una invitación a pensar que, en algún rincón lejano del cosmos, existe otro sistema estelar que escupió este visitante… y que nosotros lo vemos, lo fotografiamos, y ahora lo estudiamos.
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