Mascotas
El gadget del sábado: Xiaomi Smart Pet Food Feeder, un comedero automático con mucha chicha
La gran pregunta de este tipo de dispositivos es si tienen sentido en nuestras rutinas diarias. Y en la de nuestras mascotas
Buscar tecnología y mascotas es un ejercicio de asombro constante. Más allá de las obvias que conjugan alimentación a distancia o juegos, están las que nos permiten hablar con ellas o hacer adopciones de mascotas virtuales. Pero sin duda las más buscadas son las primeras, las vinculadas a comederos inteligentes. Y con esto en mente, hemos probado (en plural, junto a nuestro gato Ratón), el comedero Xiaomi Smart Pet Food Feeder.
Lo primero que hay que destacar es que es útil tanto para perros como para gatos, eso sí, los primeros no pueden ser de un tamaño que exceda los 20 kilos, ya que la capacidad máxima del comedero de Xiaomi es de 1,8 kilos y habría que rellenarlo con mucha frecuencia (cada tres o cuatro días). En cambio para gatos o perros pequeños la autonomía puede llegar a los 20 días. Afortunadamente para Ratón, su peso es de 5 kilos y la dosis diaria no pasa de los 100 gramos, lo que nos daba la oportunidad de probar el comedero en todas sus facetas.
En lo que a diseño respecta, está más que aprobado: blanco, discreto, pesa poco (3 kilos sin la carga) y el cable de alimentación está recubierto para evitar daños si lo muerde y tiene una extensión de 1,5 metros. Es decir, se puede colocar en casi cualquier sitio. El "casi cualquier sitio" tiene que ver con el sonido que hace al dispensar la carga: no es molesto, pero se escucha desde casi cualquier parte de la casa y al principio Ratón no estaba muy por la labor de vincular el sonido al alimento. Luego ya se adaptó y sin problema. Si tenemos una sola mascota, esto puede no ser un problema, pero si hay más de dos, el sonido se convierte en el de estos ambientadores que dan sobresaltos a los desprevenidos.
Para regular la dosificación y temporizarlo basta seguir un pequeño cuestionario en la App Xiaomi Home, muy sencilla de configurar. Tanto las dosis como el horario lo podemos cambiar de forma remota con el móvil, algo muy útil si llegamos más tarde de lo pensado o si estamos de vacaciones. El cuenco en el que cae el pienso es de acero inoxidable de buena calidad y tiene la ventaja de que es compatible con el lavavajillas. Detalle en lo que a compatiblidad respecta: hay que asegurarse que el pienso que usemos pasa a través de la tolva. La mayoría son aptos pero por las dudas no debe exceder de los 12 mm de diámetro o estar por debajo de los 5 mm, de lo contrario se augura atasco. Obviamente no acepta comida en trozos, por más que se ajusten a las medidas especificadas.
Uno de los problemas que tiene es el mantenimiento del pienso. El comedero lleva un cartucho específico que se asegura que la comida no tenga humedades y sepa mal. Es muy raro que esto ocurra los primeros 3 días pero al día 10 y teniendo en cuenta que no se trata de una cámara hermética, las reseñas de Ratón ya no eran de cinco estrellas, aunque nunca bajaron de tres. Los cartuchos cumplen la función de mantener la humedad a raya, pero Xiaomi recomienda cambiarlos una vez por mes (12 euros el pack de tres). Otros comederos tienen una parte hermética que evita el uso de estos cartuchos y eso podría ser una ventaja. ¿Hay que cambiarlos con tanta frecuencia? La verdad es que no.
Un detalle interesante es que cuenta con una pequeña batería incorporada que permite mantener las dosis programadas y la conexión a la red si por cualquier problema se desconecta de la electricidad. Obviamente nos avisa cuando se queda sin pienso (por una luz testigo en el frontal y mediante un aviso a la aplicación).
El Xiaomi Smart Pet Food Feeder es interesante si tenemos una o dos mascotas, a partir de la tercera ya se complica. Es una opción interesante si por trabajo pasamos tiempo fuera de casa y nos da la posibilidad de verlo comer, ya que sabemos la hora exacta (más o menos si tenemos gatos) y ubicamos una cámara hacia el comedero. Es un dispositivo cómodo y que resuelve algunos problemas de forma solvente, pero no es un cambio de 180º en la mayoría de los hogares. Su precio es de 100 euros.
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