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Novedad videojuegos: Descubre la trágica historia de Lillith, hija de Mefisto y nueva antagonista de Diablo IV
Llevada a la locura por la pérdida de sus hijos, Lilith se dedicó a la matanza indiscriminada, defendiendo sin piedad lo que quedó de su prole
En el infernal mundo de ‘Diablo IV’, se desarrolla una historia de amor y traición que da forma al mismo tejido de su universo. Aprovechando que Blizzard Entertainment publica la cuarta entrega de la serie en PC, Xbox y PlayStation, repasamos las circunstancias más relevantes de una historia de amor que se transformó en odio dando lugar al universo del videojuego, mientras, por el camino, arrojamos algo de luz sobre la intrincada relación entre Lillith e Inarius, dos figuras clave en el épico conflicto que propone la nueva obra interactiva.
La hija del Odio
A este respecto es importante saber que, incluso antes de los acontecimientos del primer Diablo, existen leyendas sobre el “Conflicto Eterno” que narran una guerra entre ángeles y demonios tan antigua como la misma existencia. Lillith, hija del Odio es protagonista de muchas de estas historias, especialmente entre los manuscritos repartidos en los primeros juegos de la serie, donde se relata que no solo fue la creadora de “Santuario” -el mundo en el que se desarrollan los juegos-, sino también detalles de su relación con el ángel renegado Inarius.
Lillith, hija de Mefisto e Inarius, su némesis y antiguo amante, comparten una historia que se extiende a través de los tiempos. La naturaleza rebelde de Lillith y su deseo de liberarse del eterno conflicto la llevaron a desafiar el orden establecido por su padre, eligiendo forjar su propio camino. Como ser sobrenatural con un inmenso poder, buscó la creación de algo nuevo, un santuario libre de las guerras del pasado. Así, el propio nombre de “Santuario”, que engloba el mundo de Diablo, nace de su sueño de libertad.
Con la ayuda de Inarius movilizaron generosas huestes para adquirir la “Piedra del Mundo”, un artefacto de indescriptible poder con el que crearon el reino utópico llamado “Santuario”, un refugio idílico destinado a escapar de la incesante lucha entre el Cielo y el Infierno. Inicialmente gobernado por una combinación de seres celestiales e infernales del Templo de los Primogénitos, Inarius vinculó de forma clandestina el poder de la “Piedra del Mundo” mientras construían este paraíso. Como resultado, ascendió a la categoría de entidad formidable.
El origen de los Nephalem
Con el tiempo, Lilith e Inarius consumaron su amor, dando lugar a los Nephalem, los ancestros de la humanidad. Estos alteraron para siempre el curso de la historia, ya que muchos los consideraron aborrecibles. Más poderosos que ángeles y demonios, esto los convertía en una "blasfemia" para ambos lados. Además, estas creaciones podrían llamar la atención del Cielo y el Infierno hacia “Santuario” trayendo consigo “El Conflicto Eterno”. Tanto el Consejo de Angiris como los Prime Evils defendieron que los Nephalem eran un sacrilegio, lo que instigó su persecución por parte de los habitantes del paraíso. Temían la posible destrucción de su mundo y exterminaron la mayor parte de la prole de Lilith.
Llevada a la locura por la pérdida de sus hijos se dedicó a la matanza indiscriminada, luchando sin piedad por lo que quedaba de su creación. Inarius, desgarrado por sus acciones, no se atrevió a dañarla físicamente, pero la exilió al “Vacío”, un reino desolado y privado de vida. Este destino, considerado como más angustioso que la propia muerte, alimentó el eterno resentimiento de Lilith hacia Inarius por su traición.
"En el corazón de Diablo IV se encuentra la complicada relación entre Lillith e Inarius", explica sobre este asunto el director creativo, Sebastian Stepien. "Aunque el amor no es el objetivo principal, la historia explora los orígenes de su vínculo y la tragedia que llevó a su transformación en odio. Su conexión se basa en un sueño compartido, una visión metafórica de la creación de un mundo y una nueva humanidad. Sin embargo, a medida que sus ambiciones chocan e Inarius se da cuenta de la verdadera naturaleza y de la esencia demoníaca de Lillith, su relación se desmorona bajo el peso de sus diferencias".
Cincuenta años después de Reaper of Souls
Esto resume lo que sucede miles de años antes de la trama de ‘Diablo IV’, cuyo inicio precisamente se desarrolla cinco décadas después de los sucesos descritos en ‘Diablo III: Reaper of Souls’. La historia transcurre desde el momento en el cual los enigmáticos cultistas logran invocar con éxito a Lilith. Considerada como "La Madre del Santuario", es venerada como una diosa por grupos violentos y radicales, cuyas aspiraciones se intensifican aún más con la presencia física de la villana. Al mismo tiempo, las repercusiones de los acontecimientos narrados en el anterior título han dejado a las fuerzas demoníacas y angelicales gravemente debilitadas, creando un vacío que Lilith aprovechará para recuperar el dominio sobre “Santuario”.
Este mundo, concebido a través de su amor, se convertirá en un reino donde combatirán demonios y entidades angelicales. El intrincado equilibrio de poder y el choque entre las fuerzas de la oscuridad y la luz conformarán el destino de la humanidad y preparan el escenario para una batalla épica entre el bien y el mal. Tanto la compleja relación entre Lillith e Inarius, como las decisiones tomadas por estos dos poderosos seres, marcarán el destino de todos los que se atrevan a aventurarse en el reino del conflicto eterno. Como has podido comprobar en ‘Diablo IV’, la línea entre el amor y el odio se difumina de forma épica.
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