Netflix
«Élite»: los únicos alumnos que vuelven al instituto
Cambios, despedidas, graduación... El viernes 13 de marzo se estrenó en Netflix la tercera temporada de una serie en la que sus protagonistas, los alumnos de Las Encinas, sufren episodios que serán claves en sus vidas
Las Encinas ha vuelto a abrir sus puertas para traernos la nueva temporada de «Élite». Carla, Guzmán, Lucrecia, Ander y compañía vuelven a las aulas tras las fiestas de Navidad, sin dejar atrás aún al fantasma de Marina y con el sufrimiento por la desaparición fingida de Samuel y el arresto de Polo muy recientes. La graduación se acerca, y con ello un cambio importante en la vida de los protagonistas, que experimentarán una transformación personal durante esta temporada: «Llega el momento en que, después de tanta efervescencia, ves el lado emocional y psicológico de los personajes, empiezan a madurar y la vida hace que se enfoquen en su futuro», explica Danna Paola, quien da vida a Lucrecia.
En estos ocho nuevos episodios se abrirán tramas que alterarán aún más la vida de los protagonistas. Polo (Álvaro Rico) regresa al instituto gracias a la confesión de una Carla (Ester Expósito) confusa y presionada por su familia. El malestar generado por su vuelta a las Las Encinas entre sus compañeros le costará la vida. Por otro lado, Ander (Arón Piper) tendrá que luchar contra sus demonios, que intentarán alejar a Omar (Omar Ayuso) de su lado, aunque sin mucho éxito. Por su parte, Valerio (Jorge López) seguirá en Madrid a pesar de que su padre le exigió volver a América y alejarse de Lucrecia. Ella tratará de ayudar a su hermano, lo que terminará costándole muy caro y le obligará a cambiar por completo sus costumbres y su estilo de vida. Rebeca (Claudia Salas) vivirá una transformación emocional: «Está partida por la mitad, es una chica vulnerable, sensible. Lo que lleva guardando toda su vida en una caja fuerte inquebrantable acaba por deshacerse como el polvo y se da cuenta de que la primera persona a la que debe cuidar es ella misma», en palabras de la propia Salas. Asimismo, algo similar ocurre con Cayetana (Georgina Amorós). Después de la máscara que nos mostró y que no tuvo más remedio que quitarse durante la segunda temporada, «sufre con la vuelta de Polo y se esfuerza por encontrar su identidad. Anda perdida por falta de amor, de su novio y de sus compañeros, es lo único que quiere. Al final se encuentra a ella misma y se antepone a los demás», cuenta Amorós. Por otro lado, Nadia (Mina El Hammani) no pierde el norte en cuanto a los estudios y luchará por una beca contra su mayor rival desde el principio: Lucrecia. Pero también tendrá problemas por amor: se verá involucrada en un romance con un nuevo personaje que cambiará la forma en que percibe el mundo occidental y las tradiciones de su familia, como dos universos totalmente contrarios. Además, Guzmán (Miguel Bernardeau) conseguirá superar el asesinato de su hermana y evolucionará, dejando atrás su complejo por ser adoptado y alejándose de la influencia de sus padres. Para Bernardeau, «ha sido la temporada en la que más he tenido que trabajar para llegar a sentir que mi personaje está disponible para hacerlo».
«Queda mucho por explotar»
Darío Madrona, creador de la serie, explica el papel que juegan los dos nuevos personajes que se incorporan en esta temporada: «son más secundarios, sirven para contar cosas de los personajes que ya teníamos en la serie. Malick (Leïti Sène) viene a demostrarle a Nadia que se puede ser musulmán en Occidente y vivir una vida occidental sin perder la esencia de la fe. Yeray (Sergio Momo) muestra cómo a los 17 ya se puede ser un rico hecho a sí mismo y, además, ayuda a contar la historia de Carla, que siempre ha tenido el control de la situación, ha mandado sobre su vida y sobre los demás y, de repente, se ve sobrepasada porque no puede controlar nada».
La historia del asesinato de Marina, que tiene lugar durante la primera temporada de la ficción, quedará cerrada, aunque, según Carlos Montero, también creador de la serie, «hay cabida para más temporadas. El universo es muy sólido y rico, a algunos personajes les queda todavía mucho por explorar». Por otro lado, confiesa que «Élite» «es la serie, de todas las que yo he hecho, que se parece más a la que tenía en la cabeza. Incluso llega a superarla, y eso es increíble». Tanto él como Madrona, coinciden en que no esperaban obtener éxito fuera de España: «Cuando empezamos el proyecto, en España, Netflix ni siquiera había estrenado “Las chicas del cable”. Si conseguíamos llegar al público español ya era un triunfo».
A pesar de la tragedia, mucho sexo y alcohol
Si hay una constante en «Élite» es la de las hormonas revolucionadas. Los actores coinciden en que la diversidad que le falta a la pantalla se ofrece con creces en esta serie. Desde la primera temporada, no hay un capítulo en el que las drogas, el alcohol y el sexo no estén presentes.
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