Pasapalabra
Luis de Lama: «Mis hijos estaban hartos de que en el coche solo sonaran roscos»
El guardia civil se despidió el martes de «Pasapalabra» tras 84 programas compitiendo contra Pablo
Los concursos de televisión siempre han estado en el punto de mira de los escépticos, pero cuando encima se baten récords las teorías se disparan. Y es que a veces cuesta creer que concursantes tan buenos como Luis y Pablo (Pasapalabra), capaces de ponerse a prueba durante más de ochenta episodios y vencer en la silla azul programa tras programa, se vayan del concurso por fallar dos palabras que empiezan por «f». Eso le sucedió ayer a Luis de Lama, quien tras acumular casi 40.000 euros, quedó eliminado del concurso en la silla azul. Luis se toma casi como un halago que haya gente que dude sobre su eliminación. «Ya he visto que alguno por Twitter se cree que me he pedido unas vacaciones o algo», dice entre risas. «Me habría encantado seguir». Y es que hasta él se sorprende de que haya gente que no se crea que no es infalible.
Ahora, Luis de Lama, después de 84 programas podrá disfrutar de su primer día libre en meses. Porque el agente de la Guardia Civil (Coordinador de equipo de Atestados) más conocido de la televisión no ha dejado de ejercer en ningún momento su profesión. Y es que si 2021, Filomena y la Covid son un reto para todos, imagínense si encima se tuviesen que aprender de memoria todo el diccionario. «Empecé a trabajar los fines de semana para poder librar los días de rodaje. No he parado», reconoce Luis.
Desde que hace unos días Antena 3 anunció que ocurriría algo esta semana en el concurso las especulaciones se dispararon: «Había algún optimista que creía que nos habíamos llevado el bote alguno de los dos, pero la mayoría de encuestas sospechaban que me iba yo», reconociendo que Pablo era el favorito para llevarse el gran premio. Los primeros en conocer el desenlace fueron sus hijos: «Todavía no habían vuelto al colegio por culpa de Filomena y cuando me vieron tan pronto en casa se extrañaron y me empezaron a preguntar». «Mi hijo pequeño me llamó perdedor. Todavía no sabe que perder alguna vez no te convierte en un perdedor», dice Luis de Lama aguantándose la risa.
Como ya reconocieron alguna vez en el programa, la rivalidad entre Luis y Pablo siempre ha sido muy sana, y si se han podido ayudar en algo lo han hecho. Pero Luis lo ha seguido haciendo hasta el último día: «Cuando me despedí de él en el plató le ofrecí todos mis archivos frikis de mares, golfos y accidentes geográficos. Ya se los he pasado». Porque ser concursante de élite requiere casi una dedicación profesional. «En cuanto llegaba al mediodía del trabajo me ponía a estudiar, solo paraba para ver “Pasapalabra” y cenar, así hasta las once de la noche. Y en mis días libres le podía llegar a dedicar hasta ocho horas». Un concursante de oficina.
Un concursante de élite
La trayectoria de Luis en el concurso no se entiende sin Pablo. «Concursar con él es totalmente distinto. No te puedes permitir un error y eso te hace arriesgar menos. No lo he contado nunca, pero una vez me sabía las 25 preguntas, pero no lo tenía totalmente claro y no me la jugué. Pero eso también forma parte del concurso». Y de la vida. Una eficacia basada en la repetición, y es que Luis memorizaba roscos en todos sitios: «Mis hijos estaban hartos de que pusiese los roscos en el coche. Nos hicimos un viaje de Madrid a Estepona escuchando todo el tiempo a Roberto Leal (presentador de “Pasapalabra”)».
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