ERE
De dominar el deporte a rozar el colapso: el fútbol arrastra a Mediapro al abismo
La salida de varias competiciones internacionales, una estrategia fallida con los eSports y la sobredimensión de su infraestructura técnica agravan la situación
Mediapro, la histórica productora que durante años fue sinónimo de retransmisión deportiva de primer nivel, se enfrenta a uno de los peores momentos de su historia. La empresa prepara un ERE que podría afectar a más de 1.000 empleados, una medida drástica que refleja un modelo de negocio que ya no aguanta ni su propio peso. El detonante ha sido el fútbol: sin él, la maquinaria se ha quedado sin motor.
La compañía ha perdido, una a una, las grandes ligas que sostenían su estructura internacional. Primero cayó la Ligue 1, luego la Serie A y, más recientemente, la liga canadiense. Cada baja fue un golpe a su músculo operativo, dejando sin trabajo a equipos técnicos enteros. Pero el mazazo definitivo llegó con la pérdida de los derechos de LaLiga española. Sin este contrato, más de 100 unidades móviles de alta tecnología y miles de eventos anuales se han quedado sin razón de ser.
Mientras tanto, los intentos por reinventarse han quedado en humo. El ambicioso fondo de 1.000 millones para competir en la compra de derechos deportivos internacionales nunca despegó, y los proyectos en eSports —presentados como la gran apuesta de futuro— han quedado congelados por falta de inversores. El repliegue ha sido tan rápido como costoso, y ahora la empresa tiene que recortar a toda prisa.
El nuevo equipo directivo, que tomará el relevo en enero, hereda una situación crítica. Según las cifras filtradas, Mediapro cerró 2024 con unas pérdidas de 72 millones de euros, una cifra que ha alarmado al fondo chino Orient Hontai Capital, su accionista mayoritario. Después de años de inversiones sin retorno, los números no perdonan.
Pero más allá del ajuste contable, el ERE marca el principio del fin de una era en la producción audiovisual deportiva en España. La retirada de Mediapro de los grandes campeonatos internacionales no solo reduce su influencia global, sino que reconfigura el equilibrio de poder en un sector donde los derechos de emisión son el oro del siglo XXI. La empresa que una vez lideró el cambio tecnológico en el fútbol ahora se ve obligada a vender sus herramientas más preciadas.
En el fondo, este derrumbe tiene un mensaje claro: sin contenidos potentes, ni la mejor tecnología salva a una productora. Mediaproapostó todo al fútbol y ha perdido la partida. Lo que antes fue su ventaja competitiva, hoy se ha convertido en un lastre imposible de sostener. La televisión del deporte ya no se juega solo en el campo; también en el tablero empresarial, y ahí Mediapro se ha quedado sin jugadas.