
Ritual
Pablo Motos se sincera sobre todas sus supersticiones antes de empezar 'El Hormiguero'
El programa líder de Antena 3 recibió ayer al piloto de MotoGP Álex Márquez, y Pablo Motos le mostró a él y a los más de cuatro millones de espectadores únicos que tuvo anoche 'El Hormiguero' el ritual previo que sigue antes de cada emisión

La visita de Álex Márquez en el día de ayer en 'El Hormiguero' dio pie a la sinceridad de Pablo Motos, que reveló al piloto de Gresini Racing y a los más de cuatro millones de espectadores únicos que tuvo anoche el programa de las hormigas más célebres de la televisión, todas las supersticiones que tiene el maestro de ceremonias de Antena 3 antes de empezar 'El Hormiguero'. Cada día, como viene haciendo de lunes a jueves durante ya dos décadas, Pablo Motos se coloca entre bastidores y, mientras mostraba zonas poco conocidas del plató (incluida una pared técnica llena de cables que, según bromeó, "si se toca uno, se va todo al traste"), fue enumerando sus manías. Explicó que, antes de salir en directo, bebe el agua que queda en la botella que su equipo vierte en su taza y rompe el tapón para tirarlo inmediatamente. También confesó que necesita tocar una grapa colocada en la puerta del estudio, un gesto que no puede faltar porque, asegura, le trae buena suerte. Para rematar su rutina, pronuncia unas frases que repite cada día y da un fuerte soplido para expulsar las malas vibraciones, todo ello acompañado del humor con el que compartió sus supersticiones con el piloto de MotoGP, quien le confesó que él no tiene una manía específica y que depende de cada carrera, salvo tres saltitos y caer con el pie derecho, acción que hizo en una carrera en la que le fue bastante bien.
La rutina diaria de Pablo Motos: meditación, ejercicio y foco mental
El día de Pablo Motos comienza temprano. "Me levanto a las ocho de la mañana y escucho el monólogo de Carlos Alsina", cuenta. Este momento se ha convertido en una especie de ritual informativo para situarse en la actualidad. “Si ha pasado algo importante, te lo va a contar Alsina, y además con una reflexión cojonuda”, explica. A los pocos minutos de las ocho, ya conoce lo esencial de la jornada y la visión del periodista de Onda Cero, algo que, según él, le ayuda a empezar el día bien informado y con perspectiva. Tras el monólogo, llega el turno del resumen de prensa, también en Onda Cero. "Desayunamos viendo el resumen que hacen con lo más importante de los periódicos, y así ya has situado el día", comenta el presentador. Después de ponerse al día, Pablo Motos dedica un tiempo a la meditación diaria, un hábito que mantiene con disciplina. "Todos los días hago una meditación de 15 minutos más o menos, y luego ya empieza el día", afirma. Solo después de ese momento de calma y concentración, el presentador mira su teléfono para atender los primeros asuntos del programa o alguna urgencia. Enseguida llega su entrenador personal. "Las dos primeras horas de mi vida siempre se las dedico a la salud, a cuidarme. Para mí no es esfuerzo, es mimarme", confiesa. Lejos de verlo como una obligación, Motos lo considera una inversión directa en su bienestar físico y mental: "El órgano que más se beneficia del entrenamiento es el cerebro. Hay más riego sanguíneo, tomas mejores decisiones, estás de mejor humor. Todo son ventajas para el cerebro". Para el maestro de ceremonias, su mente es su herramienta más valiosa: "Mi patrimonio está en mi cerebro. Necesito pensar bien." Por eso, asegura, mantener esa rutina es fundamental para rendir en un programa tan exigente como 'El Hormiguero'. Después del entrenamiento y la meditación, Motos se entrega por completo al trabajo. "Una vez que ya he acabado con lo mío, ya lo demás... el programa me come mucho", reconoce. En ocasiones aprovecha ese tiempo también para escribir, avanzar ideas o repasar los monólogos que prepara para futuras emisiones. La disciplina y la constancia de Pablo Motos son, sin duda, parte del secreto que le ha permitido superar los 3.000 programas de 'El Hormiguero'. Un logro que no solo celebra el éxito del formato, sino también la capacidad de su creador para mantenerse al máximo nivel durante más de dos décadas de televisión en directo.
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