
Estreno
RTVE apuesta por el cálculo... y el cachondeo con Eva Soriano
Un formato entre lo lúdico y lo absurdo, con celebridades, público en directo y preguntas que mezclan ciencia y comedia. Así es la nueva apuesta de La 1

RTVE lleva años buscando una fórmula que devuelva a La 1 algo de la frescura que, en otro tiempo, le dieron sus grandes concursos. Ahora lo intenta por otra vía: con sentido del humor y la absurda pero irresistible tentación de calcularlo todo. Desde el peso de una tortilla para multitudes hasta la capacidad oral de un trompetista. “Cuánto, cuánto, cuánto” parece una ocurrencia de madrugada, pero detrás tiene a Eva Soriano, Aníbal Gómez y una estructura que sugiere que va en serio.
No es exactamente un “game show” tradicional, pero tampoco se esconde detrás del disfraz de late night. Es un híbrido inesperado entre concurso de precisión, programa de entrevistas y laboratorio de comedia. La lógica interna parece sencilla: el mundo está lleno de magnitudes y casi nadie sabe estimarlas bien. A partir de esa premisa se construyen pruebas que oscilan entre el disparate medido y la curiosidad científica.
Eva Soriano, que en los últimos años ha ganado terreno como rostro de humor versátil, ejerce de presentadora con soltura natural. Su experiencia en formatos tan distintos como “La noche D”, “Cuerpos especiales” o “El club de la comedia” le da las herramientas para sostener el tono, ese filo entre lo lúdico y lo punk que parece la gran apuesta de este formato. A su lado, Aníbal Gómez aporta el componente surrealista que ya dominaba desde los tiempos de “Muchachada Nui” o “Capítulo 0”. Juntos forman una dupla que promete dinamitar cualquier atisbo de rigidez televisiva.
El programa no solo se desarrolla en plató: incluye pruebas externas, conexiones y presencia constante del público como parte activa del juego. Pero lo más llamativo es su obsesión con la exactitud. Para certificar los resultados, un equipo técnico —casi científico— valida cada desafío con instrumentos reales, como si detrás de cada broma hubiera un notario del dato. Ese contraste entre el rigor de la medición y lo absurdo del reto es, sin duda, su rasgo más estimulante.
“Cuánto, cuánto, cuánto” no viene a cambiar el lenguaje televisivo, pero sí a burlarse de algunos de sus códigos. Se mueve entre la cultura pop, el humor absurdo y la necesidad urgente de inventar concursos que no se parezcan a los anteriores. Y aunque a primera vista pueda parecer una anécdota, lo cierto es que responde a una corriente clara: el regreso de los formatos participativos, con presentadores con carisma real y pruebas con sabor a directo.
El reto, como siempre, será sostener la propuesta más allá del efecto novedad. Porque si algo ha enseñado la televisión reciente es que la idea más brillante puede apagarse rápido si no se reinventa a tiempo. Aquí hay ritmo, personalidad y un tono que rompe con el aire institucional que a veces pesa sobre RTVE. Medirlo todo puede no tener sentido, pero quizá esa sea justo la forma de entender por qué este programa podría funcionar.
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