Entrevista

Sanna Fabery de Jonge: "Rutger Hauer no era una persona corriente; era curioso y fascinante"

La ahijada de Rutger Hauer recopiló los recuerdos del actor y ha dirigido «Como lágrimas en la lluvia», de estreno en Filmin

Sanna Fabery de Jonge
Sanna Fabery de JongeFilmin

La venta de una caravana unió para siempre los destinos del actor Rutger Hauer y su mujer, Ineke, con los de la familia Fabery de Jonge. Los dos hijos del matrimonio, Sanna y Pleun, se convirtieron así en ahijados del protagonista de «Blade Runner». Tras la muerte de Hauer, Sanna, convertida ya en productora, usó un homenaje al intérprete en su casa, lleno de actores famosos y amigos, para planificar y crear «Como lágrimas en la lluvia», una pieza documental en Filmin que recupera a la persona tras el mito y muestra tras las cámaras a una persona completamente desligada del actor.

¿Cómo surgió la idea del documental?

Durante el homenaje tras el fallecimiento de Rutger, seis meses después de su muerte. Su funeral fue muy pequeño, así que decidimos, pasado medio año, que tal vez deberíamos hacer algo más grande. Organizamos una reunión en su memoria a la que acudió gente de todo el mundo para mostrarle sus respetos. Escuché historias increíbles y vi el impacto que él tuvo en estas personas. Sabía que era especial porque lo era para mí, pero era la primera vez que escuchaba a todos compartir sus recuerdos. Y entonces decidí que quizá debíamos hacer algo con esto, porque él era muy reservado y humilde.

Y habló con su esposa.

Sí, le dije: «Oye, tenemos todo este material». Sabía que Rutger tenía cosas guardadas. Y le pregunté: «¿Dónde está todo ese material?», y ella me respondió: «Ay, todo se perdió». Me quedé en shock, y me contó que hubo una inundación en un almacén en Los Ángeles. Rutger guardaba todo allí, pero no en cámaras frigoríficas ni cajas resistentes al fuego ni nada así. Hubo una inundación en el piso de arriba y todo el agua cayó, destruyendo todo. Rutger quedó muy traumatizado porque él grababa todo desde el principio. Nunca me lo contó porque no pudo volver a hablar de ello después de lo que pasó. Era su trabajo de vida, y siempre quiso hacer algo con ese material. No sabía qué exactamente, quizá material para enseñar o algo por el estilo. Pero todo lo que filmó de joven se perdió. Así que su esposa me dijo: «Puedes buscar en casa, a ver si encuentras algo», y lo hice.

¿Qué sintió al ver esas grabaciones caseras? ¿Cuántas horas de vídeos había?

Creo que las grabaciones caseras que tenía mi padre y algunas que encontré en el ático, eran todas pequeños rollos de 8 mm; tres minutos aquí, dos minutos allá, además de unas cuantas cintas de vídeo antiguas de Sony. En total, todo el material privado sumaba unas dos horas y media. Suficiente para hacer la película, aunque por supuesto durante la producción te das cuenta de que te faltan cosas y tienes que arreglártelas.

¿Cómo organizó todo para hacer la biografía?

No es exactamente una biografía, porque faltan partes. Él escribió la biografía en su propio libro, y ciertas cosas pensé que no me correspondía contarlas, así que si la gente quiere saber más pueden leer el libro. Mi película trata más de mostrar su carácter y también incluye algunas películas con artistas parecidos, como Robert Rodriguez, que también es alguien peculiar. Mickey Rourke es otro personaje singular, y quise reunir a quienes estaban conectados con Rutger de ese modo, porque él tampoco era una persona regular; era curioso y fascinante. Así fui buscando cineastas con los que él se relacionó, que también hacían su propio camino. Whoopi Goldberg es una de ellas. Quise hacer una especie de biografía en la medida en que sabía que debía terminar con «Blade Runner» y la escena de la muerte. Quería combinar eso con su fallecimiento real.

Qué curioso lo de que muere el mismo año que el personaje en «Blade Runner».

Cuando lo escuché, pensé que tenía que hacer algo con eso, porque es muy extraño: interpreta ese personaje en su papel más famoso y después fallece ese mismo año, me dio escalofríos. Además, él era poeta, y sus últimas palabras en la película fueron suyas: «Todas esas palabras que se pierden como lágrimas en la lluvia».

¿Cree que Rutger se llegó a cansar del éxito de Blade Runner?

No, en absoluto. Estaba muy orgulloso de la película. También cuando hicieron el nuevo montaje, el director’s cut de Ridley Scott, que salió 25 o 30 años después, pensó que era increíble. Decía: «¿Quién tiene una película que, después de 30 años, sigue siendo importante y la gente sigue hablando de ella?».

¿Qué testimonio de los que aparecen en el documental considera más valioso?

Lo que más valoro del documental es lo que he descubierto después: lo que dice la gente, especialmente los jóvenes. Les inspira mucho. Tenía mucha confianza en sí mismo, pero no era arrogante. Era muy humilde, nunca quería hablar de sí mismo, decía: «No soy tan importante».

¿Qué le define mejor: dios rubio, chico salvaje, marinero, actor, luchador campesino con espada, intenso, artista o poeta?

Diría marinero. Porque amaba el mar. Marinero y poeta serían la combinación. Lo recuerdo más como marinero que como actor.