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Estreno

"Tulsa King": Reabre la academia de mafiosos de Tulsa

SkyShowtime acaba de estrenar la tercera temporada de una de sus series insignia y ya ha anunciado una más con Stallone

Todos los que tienen algo que ver con Dwight Manfredi acaban mal parados o perjudicados a la larga SkyShowtime

No es fácil reconocer a Dwight «El general» Manfredi en la paz. Como él mismo citaría: «Si quieres paz, prepárate para la guerra». Cada vez que el protagonista de «TulsaKing» de SkyShowtime pone un pie en el suelo, acaba pisando fuera del tiesto. Y su tercera temporada, que acaba de estrenarse en la plataforma, vuelve a poner a prueba al personaje interpretado por Sylvester Stallone y a toda su panda de inadaptados. Si en la primera entrega se hacía con el control de la marihuana y en la segunda se centraba en el juego con un nuevo casino, en esta tercera entrega solo le quedaba un vicio, haciendo honor a la ley seca: el alcohol.

Dejamos a los muchachos más o menos satisfechos. Con Cal Thresher (Neal McDonough) fuera del negocio, Ming (Rich Ting) y Chickie (Domenick Lombardozzi) en el hoyo y un acuerdo aceptable con Bill Bevilaqua (Frank Grillo), parece que por fin Dwight ha hecho espacio para poder desarrollar sus negocios. Nueva York se ha quedado al cargo de Vince (Vincent Piazza), más preocupado por su falta de ingresos que por cualquier venganza. El negocio de la marihuana de Bodhi (Martin Starr) va viento en popa con Grace (McKenna Quigley) tras el mostrador y Freddy (Justin Garcia-Pruneda) en seguridad. Al equipo de marketing se une la hermana de Dwight, Joanne (Annabella Sciorra). Mitch (Garrett Hedlund) ha comprado el concesionario de Donnie Shore (Steve Witting) para poder disfrazarse de vaquero. También llega la calma para la novia del jefe, Margaret (Dana Delany), la hija del jefe, Tina (Tatiana Lia Zappardino), y el exsocio del jefe, Armand (Max Casella), que ha recuperado su trabajo en el rancho. Y no nos olvidemos del fiel Goodie (Chris Caldovino), termómetro de los negocios.

Sin embargo, la historia y la temporada comienzan torcidas para Dwight, que es raptado y le plantan frente al agente Musso (Kevin Pollak) que se desvela como su «nuevo daño» y promete traerle muchos y nuevos problemas a nuestro mafioso número 1. La trama comienza a tomar forma cuando en escena aparece Cleo Montague (Bella Heathcote), una novia del pasado de Mitch que lleva a la academia de mafiosos de Tulsa a embarcarse en la destilación de alcohol. Se abre toda una nueva línea argumental con nuevos acuerdos y nuevos enemigos. Por supuesto, cada paso de los zapatos brillantes de Dwight levanta una nueva piedra. En este caso, el agraviado es Jeremiah Dunmire (Robert Patrick) un antagonista perfecto para nuestro protagonista y magnate del bourbon. Tengamos en cuenta que tiene que ser un malo de categoría para intentar desbancar a El General. Incluso se incorpora a la trama un tufillo a «viejo poder local» que plantea nuevos riesgos y retos para los protagonistas.

Todo vuelve a tener el toque del creador Taylor Sheridan, como ese western pueblerino con escenas de extrema violencia y un humor negro que es protagonista. Además, nunca hay un actor famoso solo, sino que se riegan a lo largo de los episodios. Ahí entra en juego Samuel L. Jackson, que interpretará a Russell Lee Washington, un sicario enviado inicialmente para eliminar a Manfredi, que se ve envuelto en el creciente imperio de Dwight, reestructurando alianzas y rivalidades de forma impredecible. En este punto ya se sabe que esta aparición fructificará como un «spin-off» creado por Sheridan bajo el título «NOLA King» y que tiene lugar en Nueva Orleans. También se ha garantizado ya una cuarta temporada en el coche de Manfredi conducido por Tyson (Jay Will) o Bigfoot (Mike «Cash Flo» Walden).

La serie «Tulsa King» ha hecho un gran trabajo reinventándose en cada entrega y ha puesto el foco en los personajes secundarios que siguen su desarrollo, a pesar de que cualquiera de ellos puede morir en cualquier momento por los líos del jefe. Lo bueno de la serie sigue siendo que su casposidad mafiosa se ha modernizado en la mente de Sheridan y el espectador observa la serie al borde del sillón desde el primer minuto, puesto que las complicaciones van in crescendo y donde hubo un gesto hay una bala y donde se negó un saludo, una guerra. Ni mucho menos tenemos bastante de Dwight y esta academia de mafiosos donde evoluciona su ropa, sus riesgos, sus negocios y su camino hacia la perdición grupal. Pónganse los sombreros vaqueros y ajústense las armas y las botas. Tulsa reabre su famosa escuela de mafiosos.