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Pamplona

La vida en blanco y rojo: Un brindis al sol

El diestro Román ayer, en Pamplona / EFE
El diestro Román ayer, en Pamplona / EFElarazon

Llegó afortunadamente el 7 de julio para sacar en procesión al santo de todos los navarros por las calles de Pamplona. Fiesta llena de liturgia, lugares comunes e incluso de tópicos. Hay tantos Sanfermines como amantes de la fiesta, tanto de casa como de fuera, que se podrían vivir mil historias de los que lloran solo con anhelar unos días en blanco y rojo. Fiesta de presentes y de ausentes. Tanto que quien no se emociona en algún momento en Sanfermines es que no tiene sangre en las venas.

Y en esto llegó un valenciano llamado Román, que interpreta como nadie el gusto de esta tierra por la hospitalidad. Se ha ido al tendido del 7, corazón de las peñas pamplonesas, a brindarnos el segundo toro de la tarde. El calor del torero y del de todo el que viene de fuera a esta ciudad de acogida lo tiene garantizado. Cortar una oreja de peñas en las fiestas sanfermineras es un billete para venir muchos más días y que te inviten a ajoarriero en una sociedad gastronómica. El apoderado del torero Román, que desembarcó esta madrugada en Pamplona, sabe mucho de esto. Como Fermín Elizalde, el mítico churrero de La Mañueta, que tras comer en Rodero con los Zubizarreta y compañía, dice que «no se puede estar más a disgusto». Es todo broma, sentido de la buena vida como lo que pasa en el día grande de San Fermín.