Feria de Málaga
Triunfando bajo la lluvia
El Juli sale a hombros y Castella y Perera tocan pelo ante una buena corrida de Daniel Ruiz
Albacete. Décima y última de feria. Se lidiaron toros de Daniel Ruiz, desiguales de presentación y de buen juego en conjunto, destacando segundo y cuarto. Lleno de «No hay billetes».
El Juli, de musgo y oro, entera (ovación); entera (dos orejas). Sebastián Castella, de lila y oro, entera (oreja tras aviso); entera (ovación con otro aviso). Miguel Ángel Perera, de purísima y oro, metisaca, entera (ovación); pinchazo, entera caída (oreja). De las cuadrillas destacaron Álvaro Montes y Diego Ortiz.
Tras varios días amenazando, la lluvia se hizo presente finalmente y aunque molestó sobremanera -y para el campo tampoco hace mucho bien- no influyó en el resultado brillante y triunfal de la corrida que abrochaba la feria de Albacete. Un festejo en el que se daban cita los triunfadores de la edición del pasado año y que si no reeditaron el éxito de entonces sí que dieron una excelente tarde de toros que se fue arriba, precisamente, cuando arreciaba el aguacero.
El Juli fue el gran triunfador, saliendo a hombros tras cortar las dos orejas a su segundo toro, un astado noble, repetidor y entregado que acudió pronto a la poderosísima muleta del torero madrileño, que salió a por todas y apuró de cabo a rabo a su oponente en una faena impecable, de técnica perfecta y en la que puso de manifiesto una vez su gran ambición, haciendo que nadie se diese cuenta de que estaba lloviendo a cántaros.
También quiso volver a salir por esa puerta de los triunfos Perera, que lo dio todo por conseguirla ante el toro que cerraba plaza y feria, asimismo franco y colaborador en la primera parte de su lidia pero que acabó rajado ante el inmenso empuje de su matador, que perdió una mayor recompensa al fallar con la espada.
Tampoco pudo redondear su palmarés Castella, que si a su primero le cortó una muy justa oreja por un trasteo enrazado y muy templado por ambos pitones, con el quinto sólo pudo evidenciar sus ganas y voluntad de triunfo ante un toro mucho más complicado, mirón y poco claro.
Antes El Juli anduvo sobrado con el noble y flojo colorado que abrió plaza y Perera se esforzó al máximo en una pelea intermitente con el tercero, que sólo rompió al final de su lidia sin que ya hubiese tiempo para logros mayores.
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