Desigualdad

La dificultad para acceder a una vivienda en propiedad empobrece a los jóvenes

La concentración de riqueza en el 10% los hogares más favorecidos se incrementa 10 puntos porcentuales en 20 años, y pasa del 43,9% al 53,9%

Shriver y la propiedad
El número de hogares jóvenes con vivienda en propiedad se ha reducido a la mitadDavid JarLa Razón

La dificultad de acceso a la vivienda para los jóvenes es una realidad. Los altos costes de los inmuebles, unido a la precariedad laboral en la que suelen estar instalados, hacen que las nuevas generaciones opten por el alquiler. Ello está teniendo un impacto directo sobre su renta y está en ha ensanchando la “brecha” de desigualdad en nuestro país. Y es que, tal y como recoge Funcas en su último número de “Cuadernos de Economía”, la inversión en vivienda también explica por qué se produce una mayor concentración de la riqueza en un pequeño porcentaje de la población. Y como muestra, un botón. En 2002, el 1% de hogares más favorecidos detentaba el 13,8% de la riqueza. Veinte años más tarde, en 2022, llegaba al 22%. En este mismo periodo, para el 10% más rico, ha pasado 43,9% al 53,9%. Algo que, según Funcas, se explica por el desplazamiento a un nuevo “modo de vida” fundamentado en el alquiler. Además, el "think tank" advierte de que la inexistencia de un mercado de arrendamiento verdaderamente sólido no contribuye a que "se amortigüe la fuerte presión alcista de precios", lo que, al final, vuelve a repercutir en la renta de los más desfavorecidos, entre los que se encuentran actualmente, los jóvenes.

Todo ello se ha traducido en que los hogares constituidos por ciudadanos de menor edad han reducido a la mitad la posesión de casa en propiedad (han pasado 70% a principios de siglo al 35%). Pese a que, en general, los españoles siguen prefiriendo ser propietarios de una vivienda, en los últimos 20 años, el porcentaje de ciudadanos que optan por arrendar un inmueble también se ha duplicado, pasando del 10% al 20%.

Santiago Carbó y Francisco Rodríguez explican que el deterioro del acceso a la vivienda en España responde al aumento persistente de los precios, impulsado más por la demanda mayorista y no residente que por la demanda minorista residencial, las inadecuadas políticas de suelo de largo plazo y el incremento en la demanda. De hecho, sólo cuatro de cada 10 operaciones de compraventa de vivienda se formalizan con hipoteca. El crédito para vivienda no despega y se desliga de situaciones observadas en el pasado. La variación de este crédito a vivienda estuvo por encima del 15% a finales de los 90 y en la primera década de este siglo siguió aumentando hasta situarse cerca del 25% entre 2004 y 2006, en el período más intenso de gestación de la burbuja inmobiliaria. Después se produjo un desinfle acelerado de este crédito, registrando tasas interanuales negativas durante una década. Tras la pandemia, las variaciones volvieron a ser positivas, pero, en el entorno del 1%. Sin embargo, desde diciembre de 202, han vuelto a negativo y eran ya del -3,1% en octubre de 2023, según el último dato disponible. Todo ello ha aumentado la desigualdad entre propietarios y quienes no pueden comprar una casa. Los autores, que consideran que respuestas políticas al problema de asequibilidad como los subsidios al crédito y la reestructuración de los contratos hipotecarios no han obtenido siempre los resultados esperados, sugieren mejorar el acceso a viviendas asequibles y de calidad potenciando un mercado de alquiler eficiente, sin intervenciones que eleven sus precios, y más oferta de vivienda, incluido un parque público más amplio.