Empresas

Escuela de consejeras

La Fundación Woman Forward y la EOI imparten sendos programas para mujeres que quieren formarse para incorporase a consejos de administración. El peso femenino en los órganos de decisión de empresas cotizadas supera el 32%, pero el objetivo es alcanzar el 40% en 2026

Mirian Izquierdo (quinta por la izquierda) posa con algunas de las alumnas del curso de gobernanza de la Fundación Woman Forward
Mirian Izquierdo (quinta por la izquierda) posa con algunas de las alumnas del curso de gobernanza de la Fundación Woman ForwardDavid Jar

Cuando Gema Díaz Real se sentó por primera vez en un consejo de administración, recuerda que era la única mujer y, además, menor de 70 años. Esa anécdota resume muy bien cómo ha evolucionado la composición de los órganos de decisión en las compañías. Hace 25 años la presencia de féminas en los consejos era meramente testimonial. La situación no puede ser más diferente hoy. Y es que actualmente lo que se busca fundamentalmente en los consejos es la diversidad.

Las compañías cotizadas aspiran a incorporar consejeros mujeres, independientes que, además, cuenten con una formación multidisciplinar y con espíritu crítico que conduzca a tomar decisiones estrictamente empresariales, alejadas de intereses particulares.

Díaz Real, actualmente senior advisor de Beka Finance y LID Editorial, sabe bien qué requisitos debe reunir un buen consejero. Con una gran experiencia empresarial y también como miembro de varios consejos de administración (fue la primera mujer en liderar una patronal y también en presidir Sniace), actualmente, pone todo su bagaje al servicio del curso del que es directora, el «Programa Consejera, Diversidad y Profesionalización en los Consejos de Administración», que imparte la Escuela de Organización Industrial (EOI), dependiente del Ministerio de Industria.

Gema Díaz Real
Gema Díaz RealArchivo

Se trata del primero curso de estas características de la EOI, que concluirá el próximo mes octubre (comenzó en marzo), y del que ya se está preparando una segunda edición debido a la buena acogida que ha tenido. El programa cuenta con 15 alumnas, cuyo perfil es el de directiva con gran experiencia, que quiere dar un nuevo paso en su carrera profesional. Y es que promocionar a las mujeres para que ocupen los sillones que van quedando libres en los consejos de administración se ha convertido en una auténtica prioridad para Gema Díaz Real. «Muchas veces, los hombres se quejan de que actualmente solo se incorporan mujeres a los consejos, y yo les digo que lo que ocurre es que ahora nos toca a nosotras porque hay un déficit manifiesto de presencia femenina en los órganos decisorios de las empresas. Es nuestro momento», asevera.

Pero no basta con ser mujer, ni mucho menos. Ser consejero de una compañía entraña una gran responsabilidad, que exige de una formación concienzuda. Los criterios ESG (Environmental, Social and Governance) han cambiado radicalmente la composición de los consejos y, hoy, se requieren perfiles, en los que ha de primar la diversidad, no solo en lo que a sexo se refiere, sino también a formación, con conocimientos en distintas materias, que permitan aportar soluciones para mejorar no sólo los resultados económicos de las empresas, sino también todos aquellos aspectos que se refieren a la sostenibilidad. Asimismo, un buen consejero debe «cuidar» y tener en cuenta a los empleados y a todos los accionistas, también los minoritarios.

Una figura, la del consejero, que, sin duda, ha ganado importancia en los últimos años, y no solo entre las cotizadas, sino también entre otro tipo de compañías, como empresas familiares, que comienzan a ser conscientes de la importancia de la gobernanza, lo que ha dado lugar a una proliferación de consejos asesores. «Estamos ante una gran revolución que se ha producido en muy pocos años. Antes, los consejos de administración estaban formados casi exclusivamente por hombres de cierta edad, con intereses muy próximos a los de la presidencia y que, generalmente, ingresaban en los mismos por los contactos que mantenían. Hoy, la responsabilidad de los consejeros es muy importante, lo que les exige estar muy bien preparado en términos de gobernanza y para gestionar riesgos que antes no existían, como los medioambientales o de ciberseguridad. Todo ha de ser muy transparente. Ser consejero no es fácil, no es solo hacer un curso sin más, sino que se tienen que tener ciertas aptitudes y habilidades», explica Díaz Real.

La Fundación Woman Forward, promovida por de Mirian Izquierdo, es otra de las instituciones que imparte un programa de gobernanza para mujeres. El de esta entidad sin ánimo de lucro, encaminada a crear valor para las organizaciones impulsando el talento femenino y la igualdad de género, va ya por la sexta edición. Aunque están abiertos a todos aquellos que quieran participar, están fundamentalmente dirigidos a alumnas. Se trata de cursos muy prácticos, enfocados tanto a consejos de administración como a consejos asesores, en los que incluso las participantes tienen la ocasión de formar parte de un consejo de administración de una empresa cotizada. Su visión pragmática también se completa con temas teóricos, que son imprescindibles para que las alumnas entiendan bien el impacto que en las empresas tiene un buen gobierno corporativo poniendo el foco en varias áreas, como la ESG.

«Buscamos que las participantes tengan una idea clara de la responsabilidad de ser consejeras desde el punto de vista legal, pero también desde la perspectiva de que un consejo puede hacer crecer una organización, pero también destruir valor. Así, que se debe buscar la diversidad y promoción de la discusión para encontrar siempre las mejores soluciones», expone Izquierdo.

A Mirian Izquierdo siempre le gustó reinventarse –fue abogada, alto funcionario de la Comisión Europea, ejecutiva de Calidad Pascual e, incluso, emprendedora–. Entre 2013, se desplazó a Boston por motivos familiares, Su carácter inquieto la condujo hasta Harvard Business School, donde colaboró en la preparación de programas de gobierno corporativo. Cuando regresó a Europa, contactó con ella el catedrático noruego Morten Huse, una de las mayores autoridades mundiales en gobernanza, lo que le permitió continua profundizado en esta materia. A partir de ahí, volvió a reiventarse, y decidió poner sus conocimientos a disposición de otras mujeres a través de su fundación. «Me di cuenta de que en el mundo de la investigación se hacen cosas muy útiles, pero luego no se trasladan al mundo empresarial, por eso utilicé mis conocimientos para tratar de mejorar el gobierno corporativo y contribuir a crear diversidad», asegura.

Como en el caso de los programas de la OEI, las alumnas de Woman Forward son también, por lo general, directivas de grandes empresas. Iria Sáenz Díez es una de ellas. Fue una de las alumnas de la primera edición del curso. Con un larga trayectoria ejecutiva, decidió que tenía que prepararse para una segunda vida profesional. Tras una carrera vinculada a grandes multinacionales, pensó que ser consejera sería un buen «give back», es decir, una forma de devolver todo lo aprendido a lo largo de años de experiencia. Hoy, y tras pasar por el curso, forma parte de un consejo asesor de una compañía especializada en mejorar los envases de plásticos para que tengan un menor impacto medioambiental, un problema del que es muy consciente, ya que trabajó durante dos décadas en Coca-Cola. De esta manera, puede aportar su «expertise» en la consecución de unos objetivos sostenibles.

Chus Barroso también pasó por las aulas de la Fundación Woman Forward. Directiva de una multinacional de 52 años, destaca la importancia de la formación para ser miembro de un consejo. Considera que las mujeres tienen mucho que aportar a las organizaciones, ya que su nivel de compromiso y de responsabilidad es altísimo. «Ser consejero es una enorme responsabilidad. Exige conocer muy bien la compañía, su cultura y sus estrategias y saber qué esperan también los accionistas. También requiere de un espíritu crítico y de no aceptar las propuestas del presidente sin más», señala.

Teoría y práctica

Por su parte, Silvana Buljan cuenta con perfil diferente al de sus compañeras, ya que es consejera ejecutiva. Tras vender su empresa a un grupo canadiense, siguió ocupando responsabilidades en la misma, por lo que fue consciente de que necesitaba adquirir conocimientos para desempeñar, a partir de entonces, un rol diferente en la compañía y hacerlo con solvencia y profesionalidad. El programa le permitió adquirir unos fundamentos teóricos que, a su juicio, son absolutamente necesarios, pero también destaca la formación práctica que recibió, ya que tuvo la ocasión de participar en consejos de empresas reales, y conocer de primera mano su funcionamiento.

María Paula Calvo ya había ejercido como consejera independiente en México cuando se matriculó en el programa de gobernanza. Sin embargo, el marco regulatorio europeo en materia de ESG, mucho más desarrollado que en Iberoamérica, le condujo hasta Woman Forward. Necesitaba adquirir los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para ocupar una silla en un consejo de administración con todas las garantías. Actualmente, es consejera de tres compañías sin ánimo de lucro (dos en México y una en España), pero su objetivo es poner sus competencias al servicio de todo tipo de empresas.

En los últimos años esta representación femenina en los consejos está mejorando, pero aún hay mucho trabajo por hacer, especialmente a lo que a empresas privadas no cotizadas se refiere, tal y como apunta Izquierdo. «Pese a los avances, todavía hay una decena de cotizadas que no tienen mujeres en sus consejeros, y hay empresas del Ibex donde la proporción de consejeras aún está por debajo del 30%», advierte.

Asimismo, añade, que, en contraste con lo que sucediendo en España, ya hay países, como Reino Unido, donde se empieza a hablar en empresas privadas no cotizadas de la importancia del ESG y de que se tengan en cuenta otros valores aparte de los económicos y financieros. Cada vez más se van a empezar a exigir a todas las empresas diversidad, y eso se va a notar a la hora de conceder los ratings, calificaciones que son tenidas muy en cuenta por los inversores a la hora de depositar su dinero en una u otra empresa. Además, están surgiendo nuevas figuras en España, como la de los «proxy advisor» o asesores de voto de los inversores institucionales que tienen muy en cuenta estos criterios a la hora de realizar sus recomendaciones.

«Sin duda se ha hecho un gran esfuerzo. Cuando me incorporé a mi primer consejo de administración, las mujeres apenas representaban el 14%. Hoy en día, ya superamos el 30%, pero queremos más y, además, las mujeres quieren llegar a los consejos», afirma Gema Díaz Real.

Camino por recorrer

En 2022, se contabilizaron 390 consejeras y 815 consejeros en el conjunto de las empresas cotizadas españolas, lo que supone un peso femenino del 32,36%, según los datos recogidos en el XI Informe Mujeres en los Consejos del Ibex 35, elaborado por Atrevia e IESE. El estudio revela que el gran motor de promoción de las mujeres en los consejos es el Ibex 35. Y es que del total de consejeras en las cotizadas, 41,79% (163) se sientan en algunos de los sillones de empresas del selectivo. Durante el año pasado, se incorporaron 39 mujeres a los consejos, una cifra que casi duplica la del año anterior. Entre las nuevas consejeras, 14 se sumaron a las compañías del selectivo y otras 25 a otras cotizadas en el resto del mercado continuo.

Sin embargo, la progresión de la presencia femenina ha avanzado 3,65 puntos porcentuales en relación al año anterior, el ritmo de avance es todavía insuficiente.

A finales de 2022 entró en vigor la esperada directiva europea que, en la práctica, obligará a que las mujeres representen como mínimo el 40% de los puestos de consejero no ejecutivo de las grandes empresas cotizadas antes del 30 de junio de 2026 o, alternativamente, a que haya un mínimo del 33% de consejeras entre todos los puestos de consejero.

La directiva, que no se aplicará a empresas con menos de 250 empleados, busca promover una representación de género más equilibrada en el conjunto de los administradores de las empresas y, ahora, corresponderá a los estados miembros transponerla en sus respectivos ordenamientos jurídicos.

En España, a falta de la transposición de la directiva europea (el Consejo de Ministros aprobó el pasado mes de mayo la Ley de Representación Paritaria. No obstante, el adelanto electoral paralizó el trámite parlamentario de la nueva norma), no existe una legislación que requiera cuotas mínimas en los consejos y la actual guía a seguir para las empresas cotizadas es el conjunto de recomendaciones recogidas en el Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas, elaborado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Entre las recomendaciones, destaca que los consejos estén compuestos por entre 5 y 15 miembros; que la política de selección de consejeros tenga en consideración la diversidad de conocimientos, experiencia, edad y género; que los consejeros dominicales e independientes constituyan una amplia mayoría, mientras que los ejecutivos deben reducirse al mínimo necesario; que el número de consejeros independientes debería representar, al menos, la mitad del total de consejeros, y que el porcentaje de dominicales con respecto a los consejeros no ejecutivos no debe superar la correspondiente proporción entre el capital de la sociedad representada por dichos consejeros y el resto del capital.

En este sentido, las consejeras independientes representan el 67,74% en el conjunto de las cotizadas españolas, lo que supone un incremento de 1,48 puntos porcentuales en relación a 2021. Las consejeras externas elevaron ligeramente su peso y representan el 3,59% del total, frente al 2,56% del año previo. Por su parte, las consejeras ejecutivas representan algo menos del 3% (2,82%), por debajo de la proporción de casi el 4% de 2021.

Los consejos de administración son más femeninos que nunca, pero aún queda mucho espacio para mejorar.