Laboral

Los "trabajos codiciosos", los que más penalizan a la mujer

La Premio Nobel de Economía Claudia Goldin alerta de que las brechas de género en el mercado laboral no solo persisten, sino que han dejado de reducirse

Claudia Goldin
Claudia GoldinEp

Claudia Goldin ha sido la tercer mujer en ganar el Premio Nobel de Economía, y la primera que lo hace en solitario. La Academia sueca de las Ciencias reconocía en su edición de 2023 los trabajos de la profesora de la Universidad de Harvard sobre la "brecha de género" en el mercado laboral. En su libro "Career and Family", recoge que son los "trabajo codiciosos", como los relacionados con las finanzas, los negocios, el derecho o el mundo académico, los que más penalizan cualquier tipo de interrupción. Estos empleos que, a juicio de la Premio Nobel, recompensan desproporcionadamente la total disponibilidad horaria y las jornadas laborales más largas y que, además, son los que han experimentado mayores aumentos de ingresos en los últimos años, los que menos favorecen a las mujeres cuando llega el momento de convertirse en madre, ampliándose en este periodo las diferencias salariales en relación a sus compañeros hombres.

Brecha salarial
Brecha salarialTania NietoLa Razón

Los investigadores del Banco de España Laura Hospido y Manuel Rojo han recogido recientemente algunas de las explicaciones de Goldin sobre por qué persisten, a día de hoy, estás brechas de género en el trabajo.

La incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha sido uno de los principales hitos económicos y sociales del último siglo, al que España llegó con algo de retraso. Pero las brechas de género en el mercado laboral persisten y, lo que es más preocupante, han dejado de reducirse.

Para realizar su explicación, Goldin se remonta a la evolución en los siglos XIX y XX en Estados Unidos (su país de origen), cuando la participación laboral de las mujeres no siguió un patrón de crecimiento lineal, paralelo al desarrollo económico, sino que la evolución fue en forma de U. Se encuentra en un punto alto cuando los ingresos de las familias eran extremadamente bajos o predominaban las actividades agrícolas. En ese momento, las mujeres formaban parte de la fuerza laboral de manera masiva, en torno al 60%. Con el cambio hacia una economía más industrializada, la participación laboral de las mujeres disminuyó. Esto se debió a que, a medida que los ingresos familiares aumentaron y eran suficientes para mantener su nivel de vida, ya no era necesario que las mujeres tuvieran que trabajar fuera del hogar (efecto renta). Posteriormente, debido a la aparición de trabajos de corte administrativo y al acceso a la educación, las mujeres regresaron al mercado laboral (efecto sustitución).

En el caso de España, los investigadores detectan que la tasa de ocupación femenina hasta 2010 también muestra forma de U, aunque menos marcada y con cierto desfase respecto a Estados Unidos, debido a que el proceso de industrialización de nuestro país fue posterior.

Para comprender mejor el tramo creciente de la curva hay que tener en cuenta tanto efectos de oferta como de demanda, esto es, tanto el aumento en el acceso de las mujeres a la educación como la proliferación del empleo administrativo.

Una de las tesis que defiende la catedrática de Harvard es que la introducción, a finales de los 60, de la píldora anticonceptiva supuso un punto de inflexión decisivo en las expectativas de las mujeres. Abrió en nueva ventana. Los anticonceptivos orales facilitaron que las mujeres pudieran fácilmente planificar su futuro, retrasando la edad del matrimonio y del primer hijo. Al tener el control sobre la maternidad, se crearon los incentivos adecuados para invertir en su educación y en su carrera profesional. Además, los rendimientos potenciales de estudiar para las mujeres eran mayores que para los hombres, ya que les dio acceso a trabajos de oficina mejor pagados y con mejores condiciones laborales que los empleos en las fábricas.

Todos estos factores, junto con los avances tecnológicos en el hogar, posibilitaron lo que Claudia Goldin ha denominado la "revolución silenciosa", abriendo la puerta a un cambio de expectativas y mentalidad de las mujeres en relación con su vida laboral y profesional, que tuvo unos efectos en el crecimiento económico, comparables incluso con los de la globalización.

Mujeres en puestos de poder
Mujeres en puestos de poderTania Nietola Razón

A pesar de todos los avances, las diferencias entre hombres y mujeres en el trabajo todavía persisten y, en el caso España, en las últimas dos décadas. el incremento en la participación laboral de la mujer incluso se ha frenado. Esto se evidencia en que, al igual que ha sucedido en Estados Unidos, la ratio entre los ingresos anuales (medianos) de mujeres y hombres apenas ha variado en los últimos años, después de décadas de mejoras, especialmente en los años 1980. Las trabajadoras de 25 a 69 años a tiempo completo ganaban en 1980 un 56% de lo que los hombres; en 2000, el porcentaje había aumentado hasta el 74%, pero en 2010 apenas había avanzado al 77%.

Brecha salarial UE
Brecha salarial UETania NietoLa Razón

"En definitiva, las investigaciones de la profesora Goldin nos permiten entender por qué, pese a los avances, la brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral no se ha cerrado por completo. Los principales motivos serían, a juicio de la economista, la maternidad, las tareas de cuidados y la diferencia en la remuneración de los trabajos que permiten conciliar frente a los ''trabajos codiciosos''", concluyen Laura Hospido y Manuel Rojo.