
Bienestar
Síntomas de parásitos intestinales que no hay que ignorar
Los parásitos intestinales son organismos que viven dentro de nuestro intestino y, aunque a veces no causan síntomas evidentes, pueden provocar molestias que es importante reconocer a tiempo

Los parásitos intestinales más comunes incluyen pequeños organismos como Giardia y Entamoeba histolytica, que suelen encontrarse en agua o alimentos contaminados, y gusanos como oxiuros, lombrices o anquilostomas.
Según expertos de la CDC y MedlinePlus, es fácil contagiarse al beber agua no tratada, comer alimentos mal lavados o incluso caminar descalzo en suelos contaminados. Los oxiuros, por ejemplo, son especialmente contagiosos y pueden transmitirse de una persona a otra a través de superficies como ropa, toallas o juguetes.
Señales que pueden indicar una infección persistente

Según los expertos, si notas alguno de estos síntomas durante varios días seguidos, es importante que consultes con un médico:
- Diarrea líquida, a veces con aspecto aceitoso y mal olor.
- Dolor o retorcijones de barriga, muchas veces acompañados de gases o sensación de hinchazón.
- Náuseas, vómitos, falta de apetito y pérdida de peso sin motivo aparente.
- Heces con moco o con sangre.
- Muchos gases y heces que flotan en el inodoro.
- Fiebre leve que puede aparecer si la infección se complica.
- Picor alrededor del ano, sobre todo por la noche (muy típico de infecciones por oxiuros).
- Presencia visible de gusanos o trozos de estos en las heces.
¿Cómo se diagnostican?
Tu médico probablemente pedirá un análisis de heces (ovos/parásitos) para detectar huevos o parásitos, tanto al momento del diagnóstico como tras el tratamiento. "También se pueden usar técnicas específicas como la prueba de cinta adhesiva para oxiuros o tests de antígenos en casos de giardiasis", aseguran desde MedlinePlus.
¿Cómo se tratan y previenen?

Tratamiento: En la mayoría de los casos se utilizan antiparasitarios (metronidazol, mebendazol, albendazol, praziquantel...), con tasas de eficacia.
Prevención:
- Lávate siempre bien las manos, especialmente después del baño y antes de comer.
- Bebe agua segura (evita fuentes naturales sin tratamiento).
- Lava bien frutas y verduras.
- No camines descalzo en zonas sospechosas.
- Mantén superficies y ropa limpia para prevenir contagios, sobre todo en casa o guarderías.
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