Destinos
Marbella: refugio otoñal de cinco estrellas
Con un microclima propio que garantiza las buenas temperaturas, Marbella propone al viajero una escapada entre el mar y la montaña en la que no faltan el golf, la naturaleza, las compras, la tradición o el buen comer
Con el soniquete del mar Mediterráneo como hilo musical, llegar a Marbella durante el otoño se convierte en una experiencia de lo más gratificante, ya que este destino icónico de la Costa del Sol es mucho más que su oferta veraniega. De hecho, el otoño es una de las épocas más especiales para sacarle todo el jugo a la otra cara de Marbella, esa más auténtica y tradicional que cuando aprieta el calor queda en un segundo plano tras la fascinación de la costa, de las envidiables playas y del lujo náutico.
Más allá de sus playas y de su puerto marítimo, Marbella también es cultura, historia, naturaleza, ocio y glamour, con tiendas exclusivas y restaurantes de máximo nivel que invitan al viajero a disfrutar de una escapada de lo más completa en cualquier época del año. Y es que, a pesar de que el calendario ya vaya acercándose hacia el frío, aquí el sol y las temperaturas cálidas están prácticamente aseguradas en cualquier momento, convirtiéndose en la excusa perfecta para disfrutar del tiempo al aire libre y alzándose como un auténtico refugio térmico.
Las alternativas de ocio al aire libre son numerosas, no en vano la ciudad está pensada para vivirse en el exterior, gracias a sus buenísimas temperaturas. Y eso se traduce, por ejemplo, en que en pleno mes de noviembre podemos practicar deportes acuáticos en su costa, así como pasear con total tranquilidad por el litoral, mojándonos los pies y recuperando la energía perdida con la vuelta a la rutina.
Pero también es posible, por ejemplo, disfrutar de horas y horas practicando deportes como el golf en alguno de sus catorce campos con el insólito telón de fondo que ofrecen el mar a un lado y la montaña al otro, mientras el sol brilla en lo alto. La ciudad cuenta con alguno de los campos más prestigiosos de nuestro país y también de los mejor valorados de Andalucía por los amantes de este deporte. Pero lo cierto es que hay opciones tanto para expertos como para amateurs, por lo que puede ser un momento idóneo para iniciarse en esta andadura.
Los más aventureros también aprovechar esta escapada otoñal para respirar aire puro en plena naturaleza, ya que Marbella está arropada por una serranía repleta de numerosos caminos. De hecho, las rutas de senderismo por estos lares cada vez son más populares y están perfectamente señalizadas, por lo que se convierte en un plan idóneo para descubrir la cara más verde de Marbella. Un buen ejemplo sería la ruta hacia El Castaño Santo, que está aproximadamente en la mitad del camino entre San Pedro Alcántara y las Conejeras, aunque los más expertos pueden atreverse, incluso, a ascender hasta El Torrecilla, la cumbre más alta de la provincia de Málaga, con 1.919 metros de altitud, justo detrás de La Concha.
Lo cierto es que ahora callejear por Marbella resulta vivir una experiencia única en la que disfrutar, sin prisas ni ajetreos, de una tarde de «shopping» y compras en sus lujosas boutiques, pero también en esas pequeñas tiendas tradicionales, con productos de artesanía típicos de la Costa del Sol, que nos trasladan al pasado del municipio.
Y entre compra y compra, el paseo debe guiarnos hasta la Plaza de los Naranjos: en pleno corazón del casco antiguo y perteneciente a finales del s. XV, constituye uno de los primeros diseños cristianos de la Reconquista. Resulta una delicia sentarse en alguna de las terrazas que salpican el lugar, disfrutar de una tapa y un buen vino mientras se observa el legado histórico de su trazado, pues esta plaza se construyó siguiendo la tradición existente en las ciudades castellanas, aunque sin soportales. En esta plaza se encuentran la antigua Casa del Corregidor, el Ayuntamiento y la Ermita de Santiago, por lo que hay numerosas opciones. Además, cerca de la misma se encuentran la Capilla de San Juan de Dios y la Ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz, ambas del siglo XVI, así como la Iglesia de la Encarnación perteneciente al Siglo XVII- XVIII.
Gastronomía
La guinda al pastel del viaje a Marbella la pone su deliciosa gastronomía típica, en la que no falta el pescado y el marisco fresco, siendo el «pescaíto» frito el plato más tradicional de la cocina local. Esa tradición va de la mano del tapeo que se realiza por el centro histórico, aunque también conjuga a la perfección con los restaurantes gourmet y de máximo nivel que se ubican en la localidad y en algunos de sus hoteles más emblemáticos. Porque en Marbella las opciones son casi infinitas.
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