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Zaragoza, destino imprescindible para una Semana Santa con historia, emoción y sabor
Esta ciudad que conjuga tradición, cultura y modernidad en una de las celebraciones más singulares de España

Ubicada estratégicamente entre Madrid y Barcelona, Zaragoza es una ciudad que cautiva por su mezcla de modernidad y tradición, de patrimonio histórico y vida urbana vibrante. Y si hay un momento del año en el que todo ese potencial se magnifica, ese es sin duda la Semana Santa, una celebración que transforma las calles, la atmósfera y el ritmo cotidiano de la capital aragonesa.
Con más de siete siglos de historia, la Semana Santa zaragozana no solo destaca por su antigüedad, sino también por su singularidad. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2014, atrae a miles de visitantes cada año, deseosos de experimentar un evento que aúna fe, música, arte, cultura y gastronomía. Entre los muros de sus iglesias barrocas, bajo la mirada de sus vírgenes y cristos centenarios, al compás de miles de tambores, Zaragoza late con fuerza y emoción.
53 procesiones y 4.000 tambores que estremecen la ciudad
Entre el 11 y el 20 de abril, la ciudad vivirá intensamente los días de Pasión con un impresionante despliegue procesional. Serán 53 procesiones organizadas por las 25 cofradías que componen la Junta Coordinadora, con más de 16.000 cofrades implicados. Pero si algo caracteriza a la Semana Santa de Zaragoza frente a la de otras ciudades españolas es el uso masivo del tambor y el bombo, con más de 4.000 instrumentos que acompañan los pasos por las calles, generando un sonido envolvente que emociona tanto a creyentes como a visitantes.

El toque del tambor en Zaragoza es herencia directa del Bajo Aragón, especialmente de la Ruta del Tambor y el Bombo, y dota a las procesiones de un carácter dramático, austero y profundamente conmovedor. Este elemento sonoro convierte cada salida en un acto hipnótico, casi ritual, que conecta lo espiritual con lo sensorial.
Uno de los momentos más esperados es la Procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, la más larga de España en duración y número de pasos. Participan en ella todas las cofradías, ofreciendo una imagen imponente del fervor colectivo y de la riqueza artística que conservan.
Un patrimonio que se descubre paso a paso
La Semana Santa de Zaragoza no se vive solo a través de las procesiones, sino también en la contemplación de su rico patrimonio religioso. La ciudad cuenta con un número destacado de templos vinculados a la historia cofrade, como las iglesias de San Felipe, San Pablo, San Miguel o Santiago, auténticos tesoros del barroco y el mudéjar aragonés.
Durante estos días se organizan visitas guiadas temáticas, divididas en dos rutas, que permiten descubrir la historia de las cofradías y el arte sacro de sus sedes canónicas. La belleza de los pasos procesionales, algunos de ellos firmados por escultores como Francisco Salzillo o José Alegre, se puede apreciar también en los templos, en un ambiente más íntimo y reflexivo.
Además, el Ayuntamiento y Zaragoza Turismo refuerzan el servicio de atención al visitante con informadores turísticos en enclaves estratégicos, el bus turístico, el Megabus para familias, y una aplicación específica: sSantaZgz, que facilita toda la información sobre horarios, recorridos y actividades.
Con los cinco sentidos
Zaragoza es hospitalaria por naturaleza. Durante la Semana Santa, sus calles se llenan de visitantes que disfrutan no solo de la riqueza litúrgica, sino también del ambiente acogedor de sus plazas, de sus mercados al aire libre, de sus terrazas al sol primaveral y del carácter cercano de sus gentes. Pasear por el Casco Histórico, descubrir el encanto de El Tubo, contemplar el atardecer junto al Ebro con la Basílica del Pilar como telón de fondo, o visitar la monumental Seo del Salvador, son planes perfectos para completar la experiencia.
Zaragoza también ofrece una agenda cultural paralela con conciertos, exposiciones, mercadillos y actividades para toda la familia. Su amplia oferta hotelera, la excelente conectividad por tren, AVE y carretera, y su ubicación céntrica en el mapa la convierten en un destino cómodo y accesible.
Gastropasión: la Semana Santa también se saborea
Para los amantes de la gastronomía, Zaragoza propone un recorrido irresistible por los sabores de la tradición. Del 12 al 21 de abril, más de 30 restaurantes participan en Gastropasión, unas jornadas culinarias que reinterpretan la cocina de Cuaresma con creatividad y producto de cercanía.
Platos como los garbanzos con espinacas, el bacalao al ajoarriero, las torrijas de vino o leche, el arroz con leche o la leche frita aparecen renovados en menús degustación cuidados al detalle. Esta propuesta convierte cada comida en una experiencia que conecta la tradición religiosa con la cultura del buen comer, permitiendo al visitante conocer Zaragoza también a través del gusto.
Cultura, turismo y economía
No se trata solo de emoción y belleza: la Semana Santa es también uno de los momentos clave para la economía local. Según un estudio de la Universidad de Zaragoza, la edición de 2024 generó un impacto económico de más de 61 millones de euros, consolidando este periodo como el segundo con mayor actividad turística del año, solo por detrás de las Fiestas del Pilar.
El turismo que llega a Zaragoza durante la Semana Santa no lo hace por casualidad. Casi la mitad de los visitantes lo hace atraída por su patrimonio monumental (48,7%), seguida de la cultura (19,3%) y, en menor medida, por motivos religiosos o familiares. Esto refuerza la vocación de la ciudad como un destino urbano donde la Semana Santa se vive como una experiencia completa y abierta a todos.
Zaragoza, un destino de pasión para todos los público
sZaragoza ha sabido renovar su propuesta sin renunciar a su esencia. La Semana Santa de la ciudad es una vivencia cultural, emocional y sensorial, en la que caben tanto el recogimiento como el asombro, el arte como la gastronomía, la historia como la innovación. Es un destino ideal para quienes desean vivir la Semana Santa desde una perspectiva más amplia, sin necesidad de ser creyentes, pero con interés por lo auténtico.
Porque si hay un lugar donde la Semana Santa se escucha, se contempla, se saborea y se siente, ese lugar es, sin duda, Zaragoza.
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