América Latina
Bolivia cambia ministro de Economía por presión de empresarios
La presidenta interina, Jeanine Áñez, realizó el cambio en medio de fuertes disputas con el partido de Evo Morales y presión de grupos de poder para reactivar la economía afectada por la pandemia
(AP). La presidenta interina de Bolivia reemplazó el martes a su ministro de Economía en medio de presiones de empresarios y sindicatos para reactivar la economía afectada por la pandemia mientras la ciudad más importante del país arrancó una campaña de testeos para detectar el nuevo coronavirus ante el repunte de casos.
Al ministro saliente, José Luis Parada, lo relevará Óscar Ortiz, quien se desempeñaba como ministro de Desarrollo Productivo y es cercano a la mandataria Jeanine Áñez. El cambio ocurre en medio de fuertes disputas con el partido del expresidente Evo Morales, que desde la Asamblea Legislativa ha congelado la aprobación de créditos, y en paralelo a la campaña electoral para las elecciones presidenciales del 6 de septiembre.
Parada, vinculado a sectores empresariales, dijo que el “bloqueo” de los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) que controlan la mayoría en el Legislativo perjudica la reactivación económica. No obstante, luego aclaró que su alejamiento responde a razones personales.
Al jurar en su nuevo cargo, Ortiz destacó su compromiso de impulsar un “plan de empleo” que, según Áñez, será el motor de la “reactivación económica”.
Con la pandemia el producto interno bruto caerá en 5,9% este año según previsiones del Banco Mundial.
Las tensiones políticas y económicas se dan en medio de un ascenso de casos de contagios por COVID-19. Las ciudades más golpeadas del país son Santa Cruz, La Paz, Beni y Cochabamba.
En las afueras de La Paz, donde han repuntado los casos, un grupo de médicos inició el mismo martes una campaña de detección del virus casa por casa. Los expertos atendían hogares donde se sospechaba que se habían registrado fallecidos por COVID-19 según denuncias de vecinos.
En tanto, en la región de Cochabamba, al centro de Bolivia, las autoridades de salud recogieron el ataúd de una mujer de 74 años que, de acuerdo con la familia, llevaba siete días de en su domicilio. Los familiares le hicieron un velorio en el patio de su casa, donde la mujer atendía un restaurante los fines de semana.
“Recién hoy se han llevado el cuerpo. Ninguna autoridad se quería hacer cargo. En su acta de defunción le han puesto posible coronavirus, en investigación, pero no le han hecho la prueba”, dijo a The Associated Press Solange Rocha, sobrina de la difunta.
Ésta es una escena repetitiva por el sobrecargado servicio funerario que ha golpeado esa ciudad, la tercera más importante del país, que padece un servicio de salud colapsado y muertos en las calles.
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