América Latina

Gobierno quiere que el Banco de México compre dinero sucio

El partido del presidente López Obrador provocó una ola de críticas con un proyecto de ley que obligaría al Banco de México a comprar todo el efectivo estadounidense que ingrese al país

López Obrador cumple 66 años recordando a sus héroes y a Ana Belén
CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO),13/11/2019.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habla este miércoles durante su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, en Ciudad de México (México). Obrador cumplió este miércoles 66 años y lo hizo recordando a dos de sus "héroes" y a la cantante española Ana Belén, por su canción "Yo también nací en el 53". EFE/José MéndezJosé MéndezEFE

(AP). El partido del presidente Andrés Manuel López Obrador provocó una avalancha de críticas el jueves con un proyecto de ley dirigido a obligar al Banco de México a comprar en última instancia todo el efectivo estadounidense que ingrese al país.

El banco central y grupos de oposición expresaron inquietudes de que un requerimiento como ese violaría la autonomía del banco y lo dejaría expuesto a adquirir dinero ilícito generado por los cárteles de la droga.

López Obrador ha efectuado una serie de movimientos legislativos que han desconcertado a la comunidad empresarial y han procurado limitar las actividades contra el narcotráfico por parte de agentes de gobiernos extranjeros en México.

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La medida fue aprobada en el Senado el miércoles por la noche y ahora pasará a la Cámara de Diputados, donde aún falta que reciba el visto bueno. El partido Movimiento Regeneración Nacional, mejor conocido como Morena, dijo que la iniciativa está dirigida a garantizar que los migrantes puedan enviar dinero a casa en efectivo. El partido dice que, si el dinero en efectivo enviado desde el extranjero se acumula en México, podría perturbar los mercados de divisas y fomentar el comercio ilícito, en el que los migrantes obtienen peores tipos de cambio.

Pero el Banco de México expresó su oposición en un inusual comunicado público emitido el jueves. La institución señaló que menos del 1% del dinero que los migrantes envían a sus familias viene en dólares estadounidenses u otras divisas en efectivo, ya que la mayoría de las remesas son enviadas a través de transferencias bancarias o telegráficas.

En cuanto a otras fuentes de efectivo, a veces los turistas extranjeros gastan dólares en México, pero hay mucha evidencia de que las organizaciones de narcotráfico mexicanas envían enormes cantidades de dinero sucio procedente de la venta de droga en Estados Unidos.

El Banco de México dijo que en los primeros nueve meses de 2020, los bancos privados del país pudieron vender o enviar de regreso a Estados Unidos y otros países 98% de los 4.700 millones en efectivo extranjero que ingresaron al país. Sólo unos 100 millones se quedaron en México, añadió.

Es ese dinero el que el partido de López Obrador quiere que el banco central compre y agregue a sus reservas.

Pero el banco advirtió que una acción como esa plantearía el siguiente riesgo: una vez que los bancos privados sepan que pueden descargar todo su efectivo en el banco central, podrían empezar a relajar sus estándares contra el lavado de dinero y comenzar a aceptar depósitos de dinero ilícito. Eso, a su vez, podría afectar las relaciones del Banco de México con otros bancos centrales y conducir a que otras naciones impongan restricciones sobre todo el sector bancario del país.

“Los impactos del proyecto ocasionarían afectaciones y riesgos substanciales”, se lee en el comunicado del Banco de México.

El banco central también teme que la medida sea un primer paso para que el gobierno le diga lo que debe hacer, como fue el caso en décadas anteriores.

Desde la década de 1970 hasta principios de la de 1990, México pasó de una crisis económica a otra debido al excesivo endeudamiento del gobierno, a la corrupción y a la falta de transparencia, todas favorecidas por el control total que la presidencia ejercía sobre el banco central. Para combatir eso se le otorgó autonomía al Banco de México en 1994, permitiéndole que decidiera sin influencia política con el fin de mantener estables la inflación y los mercados de divisas.