
Guerra en Europa
EEUU bloquea ataques ucranianos con misiles de largo alcance para facilitar negociaciones con Rusia
El Pentágono instauró un mecanismo de revisión que otorga al secretario de Defensa la última palabra sobre el uso de los misiles ATACMS

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha impedido a Ucrania utilizar misiles de largo alcance de fabricación estadounidense contra objetivos en territorio ruso, con el objetivo de mantener abiertas las vías de diálogo con Moscú y favorecer un eventual acuerdo de paz. La información fue adelantada en exclusiva este sábado por The Wall Street Journal y confirmada por fuentes consultadas por la agencia Reuters.
Desde finales de la primavera, el Pentágono habría establecido un “mecanismo de revisión” para autorizar o bloquear el uso de los sistemas ATACMS (Army Tactical Missile Systems), armas tácticas con un alcance cercano a los 300 kilómetros. Según funcionarios citados por el medio estadounidense, la decisión afecta tanto a los misiles proporcionados por Washington como a los suministrados por algunos aliados europeos que dependen de inteligencia y tecnología de EE.UU.
De acuerdo con este sistema, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, mantiene la última palabra sobre cualquier ataque con misiles de largo alcance que Kiev desee ejecutar contra territorio ruso. En la práctica, la medida ha reducido significativamente la capacidad ofensiva de las fuerzas ucranianas, que ya enfrentan limitaciones en recursos y armamento frente a la superioridad militar rusa.
El veto ha generado un nuevo debate en Washington. Días atrás, el presidente Donald Trump responsabilizó a su predecesor, Joe Biden, de haber frenado la capacidad de Kiev para responder a la invasión rusa.
“Es muy difícil, si no imposible, ganar una guerra sin atacar a un país invasor. Es como un gran equipo deportivo que tiene una defensa fantástica, pero no se le permite atacar. ¡No hay posibilidad de ganar!”, escribió Trump en su red social Truth Social. El mandatario calificó a Biden de “corrupto e incompetente” por, según él, haber limitado a Ucrania a una postura meramente defensiva.
Pese a estas críticas, la estrategia de contención del Pentágono parece responder a un cálculo diplomático: evitar una escalada del conflicto que pueda cerrar las puertas a la negociación con Moscú.
El pasado 15 de agosto, Trump recibió en Washington al presidente ruso, Vladímir Putin, en una cita que buscó sentar las bases para un proceso de paz. Días después, el mandatario estadounidense también se reunió con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y con varios líderes europeos.
Aunque los encuentros fueron presentados como un avance, aún no se ha concretado una hoja de ruta clara. Trump ha insistido en organizar una cumbre bilateral entre Putin y Zelenski, pero Rusia sostiene que “la agenda no está lista”. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró a la cadena NBC que no existe, de momento, ningún plan para un cara a cara entre los presidentes de ambos países.
Mientras tanto, la falta de resultados tangibles ha aumentado la frustración de Trump, quien aseguró que evalúa “decisiones importantes” para presionar a Moscú, entre ellas la imposición de “sanciones masivas o aranceles masivos”, aunque también dejó abierta la opción de retirarse del proceso de mediación y dejar el conflicto “en manos de las partes enfrentadas”.
El dilema para Washington es evidente: permitir a Ucrania el uso pleno de armamento de largo alcance podría mejorar sus opciones militares, pero también arriesgaría una confrontación directa con Rusia, lo que complicaría aún más cualquier intento de acercamiento diplomático.
Hasta ahora, ni la Casa Blanca ni el Pentágono han respondido oficialmente a las consultas de la prensa sobre este veto. Tampoco la oficina de Zelenski ni el Ministerio de Defensa ucraniano han emitido declaraciones.
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