"El bloc"

Reagan está temblando

“En la Junta de Andalucía se rasgan las vestiduras ante el anuncio de subida masiva de impuestos que perpetrará María Jesús Montero sin pararse a pensar hasta qué cimas himaláyicas ha trepado el gasto público autonómico”

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y su homólogo andaluz, Juan Bravo, se saludan antes del CPFF
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y su homólogo andaluz, Juan Bravo, se saludan antes del CPFFJesús G. FeriaLa Razón

En la cuestión fiscal, también sigue vigente el apotegma del primer Conde de Romanones, aquel sabio liberal –redundancia– que daba preeminencia a los reglamentos sobre las leyes. Don Álvaro Figueroa y Torres bien podría repetir hoy, a la sazón de quienes nos gobiernan en cualquier administración, su desolada interjección (¡Qué tropa!) dedicada a los académicos que le negaron su ingreso en sufragio secreto tras prometerle todos, mirándolo a los ojos, el voto aprobatorio. En la Junta de Andalucía, cuya política transita la superficialidad que ronda del titular al tuit, se rasgan las vestiduras ante el anuncio de subida masiva de impuestos que perpetrará María Jesús Montero sin pararse a pensar hasta qué cimas himaláyicas ha trepado el gasto público autonómico desde que este PP socialdemócrata desalojó a aquel estatista PSOE. Juan Bravo quiso que el personal se quedase con el fogonazo propagandístico de la bonificación de Sucesiones… que ya estaba bonificado para cantidades inferiores al millón de euros por legatario, y créanme si les digo que no son legión los andaluces que reciben una cantidad superior en herencia. Ay, Romanones, cuánta razón tenía: Susana Díaz, por intercesión de Juan Marín, ya había terminado con el disparate de gravar el piso de la abuelita fallecida pero han sido éstos quienes han quedado como campeones del liberalismo. Firman el decreto con una mano mientras con la otra exprimen al contribuyente para financiar los diversos chiringuitos, más onerosos y con más amigos colocados que durante la hégira socialista. Moreno dice que acudirá en nuestro auxilio en cuanto desde La Moncloa nos sableen. Y yo me acuerdo de Ronald Reagan, cuando decía que la frase más aterradora que podía pronunciarse en inglés era: «Soy del gobierno, vengo a ayudar».