"Negro sobre blanco"

Contra el olvido

“Profesionales vinculados con la participación ciudadana, la archivología y el audiovisual han aunado desvelos y esfuerzos en crear una red que posibilite la digitalización, con los máximos parámetros de calidad, de grabaciones audiovisuales de movimientos sociales”

La Digitalizadora de la Memoria Colectiva
La Digitalizadora de la Memoria ColectivaLa RazónLa Razón

Como se afirma en la web del Instituto Andaluz del Patrimonio Artístico, «la memoria audiovisual registrada en soportes fílmicos y magnéticos por los colectivos sociales en el último tercio del siglo XX corre el riesgo de desaparecer». La entrada en escena del vídeo democratizó el acceso a las grabaciones, primero domésticas y más tarde, con el impulso de las nuevas tecnologías, también las profesionales, lo que ha tenido sus efectos adversos, en este último caso, una cierta inflación de películas carentes de interés, pero eso es harina de otro costal. La multiplicación de cámaras para grabar y la superposición de diversos formatos (VHS, Beta, 8 mm. y MiniDV, fundamentalmente) disparó las grabaciones familiares, sepultadas muchas de ellas en cajas o armarios. En cuanto a las de carácter social (movilizaciones vecinales, profesionales, sindicales o universitarias) seguirían el mismo destino con la particularidad de que trascienden el interés personal o familiar para adquirir una dimensión colectiva que no debe perderse.

Conscientes de esta responsabilidad, varios profesionales vinculados con la participación ciudadana, la archivología y el audiovisual han aunado desvelos y esfuerzos en crear una red que posibilite la digitalización, con los máximos parámetros de calidad, de grabaciones audiovisuales de movimientos sociales y hacerlo, además, según criterios archivísticos, como la incorporación de testimonios y referencias de los protagonistas, así como la difusión, en un futuro, de todos estos contenidos para un uso artístico, educativo y académico. Papel decisivo ha sido el de la Asociación de Archiveros de Andalucía, en cuya web se alberga este proyecto, bautizado como «la digitalizadora de la memoria colectiva»; la vicepresidenta de esta asociación, Isabel Medrano Corrales, es una de las personas que más se ha involucrado en esta labor y, de hecho, forma parte del quinteto gestor junto con el director del Archivo Histórico Municipal de Antequera, José Escalante Jiménez. La voz de los movimientos sociales la encarna Carmen Lampaya Latorre, docente muy vinculada con diversas entidades como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y la aportación audiovisual procede de dos personas con una trayectoria muy reconocida y premiada: Miguel Paredes Arjona es socio fundador de Intermedia Producciones, desde la que ha auspiciado documentales de temática social, y Óscar Clemente Galán es otro nombre fundamental en este género que ha firmado piezas, tanto de corto como largo formato, absolutamente brillantes.

Dada la carencia de iniciativas similares por parte de instituciones públicas (algunas filmotecas han fomentado algo similar pero acotando mucho el espacio temporal), esta labor merece todo el aplauso y el apoyo. Hace algunas semanas el Instituto de Cultura y de las Artes de Sevilla, dependiente de su ayuntamiento, difundió el inicio del proceso de recuperación de la memoria audiovisual del barrio de San Diego con la creación de un «buzón de la memoria», abierto a todo el vecindario, como punto de partida de una labor seleccionada por el Banco de Proyectos del citado organismo. Sería de desear que tras ella sean más las entidades que se sumen a esta labor para recuperar la memoria colectiva y que entre todos se puedan rescatar y salvar del olvido. De hecho, la intención de quienes han propiciado esta iniciativa es difundir la metodología empleada para que se pueda llevar a cabo en otros lugares.