Proyecto

El hotel de los Genoveses, bajo la sombra del Algarrobico

El Ayuntamiento de Níjar debe ahora declararlo como proyecto «de interés público y social»

El proyecto contempla la remodelación del cortijo de «Las Chiqueras», en el paraje de Los Genoveses
El proyecto contempla la remodelación del cortijo de «Las Chiqueras», en el paraje de Los GenovesesEUROPA PRESSEUROPA PRESS

Un hotel de cuatro estrellas con 30 habitaciones, piscina y un aparcamiento con 70 plazas. A la espera de la licencia final que debería otorgar el consistorio nijareño, la Junta de Andalucía habría dado el visto bueno ambiental al proyecto que rehabilitará una construcción ya existente: el cortijo «Las Chiqueras», dentro del paraje de Los Genoveses y en pleno parque natural Cabo de Gata-Níjar. La pelota está ya en el tejado del Ayuntamiento de Níjar, que debe declarar la actuación como proyecto de «interés público y social», como explicó recientemente la delegada territorial de Desarrollo Sostenible, Raquel Espín. Incidía, de hecho, en las «muchas limitaciones» que se hicieron en la propuesta de resolución y también en la «revisión de oficio» tras las alegaciones que ha presentado el gobierno socialista de la localidad.

Encarna Pérez, alcaldesa nijareña, afirmó que «el consistorio va a velar por la legalidad y el principio de igualdad que tiene que tener todo procedimiento urbanístico del municipio». Para en seguida añadir los motivos que han llevado a presentar nuevas alegaciones: «Desde 2016 informamos de que el camino que accede a la finca es público. Después de un año de tramitación del proyecto, vemos que vuelve a aparecer como privado y así lo volvemos a decir». Aclara que el municipio no cierra la puerta al proyecto, sino que «queremos que se aplique a legalidad estricta y una declaración ambiental en orden».

No cabe duda que el principal escollo que tiene ahora mismo el promotor no es tanto la política, sino la respuesta social. Asociaciones ecologistas como Greenpeace han lamentado la viabilidad para un proyecto que duplicará la capacidad de pernoctación en esta zona, incrementando, sobre todo, la carga de desplazamientos en esa carretera fruto de las alegaciones. Además, lamentan que la autorización ambiental quede bajo el paraguas de la declaración de interés público.

Aunque la delegada de Medio Ambiente se refería a la vocación de «sostenibilidad» por parte de los promotores, Torres y González Díaz, S.L. ,y recordaba que la resolución también está condicionada a que se obtenga la autorización para la reutilización de aguas depuradas para riego de jardines y zonas verdes, ha sido la movilización cívica la que ha hecho que el proyecto esté ahora mismo en el aire. Casi 260.000 firmas en la plataforma Change.org, «No al Hotel de Genoveses, #CabodeGataNoSeToca», cuestionan «el impacto ambiental en una de las zonas de la costa española que no han sido explotadas».

Una tramitación ambiental que arrancaba hace seis años para este proyecto con un presupuesto de más de dos millones de euros. Después de rechazarse el diseño inicial en 2017, que preveía dos nuevas edificaciones y dos amplias zonas de aparcamiento, se han reducido a 30 las habitaciones, con la misma capacidad de alojamiento para grupos de viviendas. El aparcamiento, uno de los puntos que más preocupan, tendrá 2.762 metros cuadrados de superficie y una capacidad aproximada de 70 vehículos «sin pavimentación ni iluminación» y con instalación de una pérgola vegetal para «dar cobijo» a 15 vehículos.

Pero si algo se ha querido alejar desde la Junta es la sombra del Algarrobico. Tras 15 años de sentencias condenatorias sigue en pie el gigante de hormigón construido en suelo no urbanizable y de especial protección de la costa almeriense. El Gobierno y la Junta comenzaron a negociar el derribo del edificio de 20 plantas y cómo se pagaría la factura, que podría ascender a 7,1 millones.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) considera que el derribo no se puede ejecutar al seguir viva la licencia de obras otorgada por el Ayuntamiento carbonero. En su día, la constructora Azata del Sol rechazó recibir 2,3 millones por los terrenos en el retracto avalado por la justicia, y esto complicó aún más un proceso paralizado en 2006 y que aún sigue siendo símbolo de los excesos del ladrillo en la costa andaluza.