Medio Ambiente
Los molinos gigantes del mar amenazan el Cabo de Gata
El parque eólico en el tramo de costa entre Níjar y Carboneras, que depende del Ministerio, genera dudas en empresarios, pescadores y más de medio centenar de colectivos
Una veintena de molinos en el mar, sobre 70 metros cuadrados de plataformas y un impacto económico de unos 600 millones de euros, un 0,28% del PIB andaluz. Son algunas de las cifras del proyecto de parque eólico denominado Mar de Ágata, entre los municipios de Níjar y Carboneras, que depende del Ministerio de Transición Ecológica. Pero ni los dos mil puestos de trabajo en fase de construcción, ni los 60 empleos directos en fase operativa, parecen convencer a asociaciones, pescadores y empresarios turísticos; de la idoneidad de introducir semejante impacto paisajístico en las cercanías del Parque Natural Cabo de Cabo Níjar.
«El proyecto no es malo, es la ubicación lo que genera el problema». Es la postura de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL), en la voz de su presidente, Pedro Sánchez Fortún. Dice valorar la oportunidad que supone para la economía almeriense, pero recuerda que hay que valorar los riesgos que entraña: «No estamos en contra de este tipo de instalaciones, pero hay bastante más costa como para no generar esa imagen y respetar el parque natural».
Los negocios más afectados son los sesenta englobados en la Asociación de Empresarios del Cabo de Gata (Asemparna), que piden que se estudie la viabilidad en otro lugar, más alejado de sus hoteles y comercios. A juicio de su presidente, Francisco García, el proyecto no deja de ser «una instalación industrial, una fábrica, aunque sea de energía limpia. No es el paisaje que espera un visitante y afectará completamente a nuestro modelo de negocio». A la espera de una inminente reunión con los promotores, BlueFloat Energy y Sener, lo único que piden es «buscar un equilibrio. Moverse, dentro de la provincia, pero sin afectar a otros sectores económicos». Los impulsores del proyecto esperan, por su parte, ganar las simpatías que sí habrían conseguido tras su visita a la Cámara de Comercio de Almería. Jerónimo Parra, presidente de la Cámara almeriense, lo calificó como una «oportunidad energética y económica para estos municipios», tras ser informado de los pormenores del proyecto.
Por su parte, Javier Monfort, Country Manager para España de BlueFloat Energy, reiteraba que «es el único proyecto renovable que permitirá conectar con el nudo de Litoral sin invadir el espacio del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar». Pero sobre un posible desplazamiento recordaba que la instalación «aprovechará parte de la capacidad de conexión liberada por la central térmica», en referencia a la recientemente clausurada planta de Carboneras.
Más de 60 asociaciones y colectivos se oponen a una infraestructura de 70 kilómetros cuadrados y 20 aerogeneradores de 261 metros de altura que se proyecta levantar a 15 kilómetros de la costa. Ya han reunido más trece mil firmas porque entienden que «será visible durante el día desde muchos kilómetros de la costa. Y durante la noche, luces intermitentes irrumpirán en el cielo nocturno sobre el horizonte». Y, sobre todo, a los que no convencen, ni de momento citan para dar explicaciones, es a los pescadores de la zona, sobre todo del municipio carbonero. José María Gallart, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras afirma apoyar las energías renovables, pero no un proyecto de «multinacionales» que asegura «tendrá influencias negativas en el sector pesquero. Todas las zonas alrededor de la instalación no podrá dejar actividad pesquera, además de invadir un hábitat que se alterará por el ruido y la acción de los generadoras». Le piden al Ministerio de Transición Ecológica que tenga en cuenta las «reservas de pesca existentes y también las zonas protegidas en aguas del parque natural, a ver en qué caladeros nos metemos los pescadores».
La responsabilidad quedará en manos del Ministerio de Transición Ecológica: será quien decida si este es el proyecto elegido para relanzar la economía de la zona tras el desmantelamiento de la central térmica. A la polémica en la fase inicial del Plan Estratégico que pretende cauterizar el desempleo provocado por su cierre, se une Ecologistas, quienes critican que «ser producción de energía renovable, no es sinónimo de sostenible. Energía limpia es aquella en la que no existe contaminación ambiental».
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