Política
El PSOE-A confía a noviembre la convocatoria electoral: «No hay duda»
La crisis abierta en el PP nacional ha roto los planes de Moreno, mientras los socialistas cogen aire: «El tiempo juega a nuestro favor»
La cara de Juan Espadas está por toda Andalucía en carteles que huelen a campaña electoral, excepto en Sevilla, donde conocen bien al que fue su alcalde durante seis años y medio. En ellos, el secretario general del PSOE-A sonríe a cámara, sobre la leyenda «La Andalucía que quieres». Una acción publicitaria programada antes de que los acontecimientos políticos se precipitaran y que se ha desarrollado digitalmente, en radios y en soportes callejeros para acercar el rostro del candidato a la Junta de Andalucía a los andaluces. Contra el desconocimiento generalizado de su líder lucha el PSOE-A desde junio, cuando venció a Susana Díaz en las primarias de su partido. La mayoría de los andaluces no sabe quién es Juan Espadas. Esa es la primera misión de los socialistas: que su candidato se convierta en una cara conocida, como lo es Moreno, con la ventaja adicional de contar con el escaparate de la Presidencia. La campaña, según reconocen fuentes socialistas, se ha hecho «con especial incidencia en Andalucía oriental», el talón de Aquiles del candidato, aunque la califican como «de baja intensidad» basándose en los medios contratados. Sobre el coste, solo apuntan que no ha sido muy elevado, sin revelar cuánto han invertido en este primer despliegue programado antes de que las circunstancias desmontaran lo que parecía una convocatoria electoral inminente.
En las dos semanas transcurridas desde las elecciones de Castilla y León el contexto político del PP se ha dado la vuelta. En el PSOE-A esperaban que el resultado electoral empujara a Juanma Moreno a anunciar la fecha de las próximas elecciones, con mayo o la primera quincena de junio como horizonte. Sin embargo, el crecimiento de Vox obligó al presidente andaluz a rehacer sus cuentas. En la Junta ya se trabaja a medio plazo con la vista puesta a final de año, cuando concluye oficialmente la legislatura.
«El tiempo juega a nuestro favor», reconocen fuentes del PSOE-A a LA RAZÓN. Los resultados del PP en Castilla y León –donde ha sido primera fuerza y ha crecido, pero tiene muy complicado gobernar en solitario, sin Vox– y la crisis interna a nivel nacional han provocado un escenario completamente distinto para Espadas. «Hay un ruido de fondo que hasta ahora se había tapado por la pandemia, que no se escuchaba», defienden las mismas fuentes, que auguran que al Gobierno de PP y Cs «se le van a ir abriendo las costuras» de aquí a final de año.
La sensación generalizada es que a Espadas le están haciendo la campaña desde el propio PP. Y Moreno trata de salvar todos los obstáculos que le están poniendo, en un intento por aislarse de los terremotos que se suceden dentro y fuera desde que Cs y PSOE acordaron en marzo del año pasado una moción de censura contra el presidente murciano, el popular Fernando López Miras. Su fracaso dinamitó el Gobierno de coalición de Castilla y León, mientras en Andalucía Moreno y Juan Marín se han mostrado más unidos para acallar cualquier rumor porque a Cs no le conviene un adelanto, dadas las estrepitosas caídas que ha tenido en los últimos procesos electorales –en Madrid desapareció y en Castilla y León se ha quedado con un único representante–. Hasta entonces, Moreno venía desarrollando una agenda institucional que le estaba haciendo relativamente tranquila la legislatura –pandemia de la Covid aparte–, incluyendo alianzas con un socialista destacado como el presidente valenciano, Ximo Puig. El camino pedregoso de Espadas se ha aplanado bastante en los últimos días con el PP nacional abierto en canal. Desde Andalucía, Moreno marcaba distancias ante los dictados de Génova desde la discreción, hasta que estalló el caso del espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que le obligó incluso a suspender el acto por el Día de Andalucía previsto por el 28F. Con Casado fuera de juego y la reestructuración del PP en marcha, Moreno tiene ante sí el reto de situarse en una mejor posición orgánicamente, con el aval de ser presidente de la comunidad más grande de España, aunque su apoyo electoral se tradujera solo en 26 diputados.
Desde el PSOE-A asisten entre atónitos y encantados al «regalo» que les ha traído la recta final de febrero. Respiran y ven noviembre como única fecha posible para votar: “No hay duda”, mantienen. Su carrera a contrarreloj para vitalizar su marca, muy tocada desde que perdió la Junta en 2018 con su peor resultado, continúa. Espadas ha redoblado su agenda en Andalucía oriental y Granada es una de las provincias prioritarias en su estrategia por acercarse al territorio. No en vano, ha situado en los puestos fuertes de la Ejecutiva a Ángeles Férriz (Jaén) y a Noel López (Granada). Pero la marca PSOE debe sumar activos si quiere tener opciones de gobierno en las próximas elecciones y de eso son conscientes en San Vicente, sabedores de las dificultades que arrastran y que identifican con sus últimos años en el gobierno andaluz.
Los socialistas admiten que se han encontrado «con dos prórrogas cuando creíamos que el partido estaba terminado», en referencia al más que previsible agotamiento de la legislatura, que llevaría las elecciones a final de año. Un tiempo extra en el que es complicado aventurarse a dictaminar qué sucederá, dada la extrema volatilidad de la vida política, pero es seguro que este nuevo tiempo dará alas a quienes hasta ahora volaban bajo.
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