Guerra en Ucrania
La Costa del Sol, destino “amenazado” por el conflicto
La guerra en Ucrania ha caído «como un jarro de agua fría» en Málaga: los empresarios de temen que las sanciones a los rusos paralicen en seco las inversiones previstas en la zona y que este turismo se vea resentido
La invasión rusa de Ucrania mantiene en vilo a miles de ciudadanos de ambos países que residen, o bien de forma permanente o bien durante determinados períodos del año, en la Costa del Sol. No en vano, según datos del Ayuntamiento de Marbella, hay censados un total de 2.819 ciudadanos rusos y 2.719 procedentes de Ucrania, además de otros tantos no empadronados en la provincia malagueña. «Como un jarro de agua fría» se ha recibido el estallido del conflicto en palabras de Ricardo Bocanegra Sánchez, fundador de la Federación de Asociaciones de Extranjeros de la Costa del Sol, (FAECOSOL) con despacho especializado en extranjería desde hace décadas.
Para este profundo conocedor del mercado ruso, «la situación me recuerda a Irán, país sujeto desde hace más de treinta años a sanciones por parte de Estados Unidos», advierte para vaticinar que «no sería extraño que esa coyuntura se repitiera ahora». «Quiero creer que en un plazo más corto se solvente el conflicto, por la propia economía de Málaga», confía.
Sobre el día a día de la población rusa afincada en la Costa del Sol, explica que «son personas, familias, trabajadoras, que eligen este destino por nuestra calidad de vida, por los colegios internacionales en los que pueden estudiar sus hijos» y que a día de hoy, se enfrentan a una «preocupante problemática»: el hecho de que «no se les permite utilizar sus tarjetas de crédito de bancos rusos, ni hacer transferencias, lo que supone graves problemas para el sostenimiento de sus familias».
A todo ello, «se añade el problema añadido de que el rublo se ha devaluado muchísimo, lo que encarece muchísimo su economía doméstica» y la amenaza y temor, de que «se produzca un paso más allá, que les haga ver afectadas las cuentas bancarias que posean en España».
En el caso de la población ucraniana de la provincia malagueña, relata que «son ciudadanos que trabajan, sobre todo, en el sector del servicio doméstico» y «lo están pasándolo muy mal, con gran preocupación e incertidumbre». No en vano, «las sanciones les afectan no sólo a los rusos sino también a ellos, en definitiva a todos, menos a quien debería afectarle que es a Vladimir Putin».
Bocanegra quiere, no obstante, subrayar «y lo digo con conocimiento de causa porque soy testigo de ello, que entre la población rusa y ucraniana se consideran hermanos, como buenos eslavos, y atribuyen a los políticos el afán de enfrentamiento que ha derivado en esta tragedia».
Elena Romanova es una empresaria rusa que lleva 25 años residiendo en Marbella. A día de hoy dirige la agencia Inmobiliaria Ventura Properties, con la que ha realizado en las dos últimas décadas miles de servicios inmobiliarios asociados con la compra, venta y alquiler de propiedades. Nos cuenta que «nuestra empresa familiar realiza muchas transacciones especialmente con el mercado ruso, llevamos dos años muy duros, nos ha afectado primero el covid y ahora esta terrible situación, de la que no sabemos cómo vamos a poder recuperarnos».
Y es que las consecuencias que acarrea para los residentes rusos de la Costa del Sol son inmediatas, aparte de que «desde hace ya dos o tres años ya es muy difícil abrir las cuentas y hacer gestiones económicas». Eso a su vez, ha motivado que «mucha gente, no solo rusos sino también ucranianos, ha decidido regresar a sus países».
La empresaria relata que «lo que está ocurriendo no tiene explicación alguna». «Hemos tenido que esperar hasta cuatro meses en una transacción en la que un cliente muy bueno que ya había dejado depósito quería comprar un inmueble. Lo hemos conseguido no sin mucho trabajo y papeleo».
Además, a día de hoy, el consulado de Rusia en Málaga «está cerrado nos dicen que al menos las próximas tres semanas y no podemos acceder a los visados». Con todo, confía en que «todos nosotros tengamos la suficiente paciencia y tranquilidad para dejar a quien corresponda resolverlo» al considerar que «si nos dejamos llevar por la histeria colectiva, nos van a meter en un caos mundial con toda seguridad».
Según Romanova, «hay que tener cuidado con lo que se dice y lo que se hace, pero es necesario que no nos pongan en un callejón sin salida». «Es mejor buscar la tranquilidad y actuar desde el corazón en calma y no desde los gritos y las emociones a flor de piel», apostilla. «Quiero muchísimo a Andalucía y a la Costa del Sol, valoramos y agradecemos su hospitalidad para con el pueblo ruso, y esperamos poder seguir viviendo en lo que siempre hemos considerado un oasis de paz, una especie de santuario», concluye.
Inseguridad en los mercados
Para el presidente de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Salado, más allá de la propia preocupación por el hecho de que los turistas rusos dejen de viajar a la Costa del Sol, «si es preocupante la inseguridad que se puede transmitir al resto de mercados emisores, especialmente en Centroeuropa».
Durante 2021, la Costa del Sol recibió un total de 14.395 viajeros de Rusia que llegaron al destino Costa del Sol por el aeropuerto, de los que 9.774 fueron a hoteles, generando casi 33.000 pernoctaciones. Salado lamenta que «se va a producir la caída de todos los sectores por el encarecimiento de los precios; desde la producción al empleo, lo que repercutirá en todo y en todos».
Por su parte el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga, MAHOS, Javier Frutos, «la situación que se crea nos va a afectar de manera inmediata, con el simple hecho de que la inflación está subiendo muchísimo; para una guerra nunca es buen momento, pero unido ahora a la pandemia, la situación se agrava más si cabe» El dirigente empresarial se muestra convencido de que a partir de ahora, se desplegará «toda una OPA con el resto de continentes de aquí a los próximos meses».
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