Clima

Un marzo de récord en Andalucía: ha llovido un 340% más de lo normal

Las precipitaciones del mes pasado han aliviado la sequía extrema de invierno, pero son insuficientes para garantizar la campaña de regadío: «Tendría que caer lo mismo esta primavera», advierten los agricultores

Una persona cruza un puente en Sevilla bajo la lluvia
Una persona cruza un puente en Sevilla bajo la lluviaJoaquin CorcheroJOAQUÍN CORCHERO-EUROPA PRESS

Sequía, calima y lluvias torrenciales. Andalucía ha pasado de un febrero extremadamente seco a un marzo inusualmente lluvioso, con episodios extremos en municipios como Setenil, donde se llegó a desbordar río el Trejo a su paso por la localidad, provocando inundaciones e importantes daños materiales.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en su informe anual, concluye que febrero ha tenido un carácter cálido en la región, con 13,4 grados de media. En Málaga y Granada la temperatura ha sido 2 grados por encima de lo normal y hasta de 2,5 en Jaén. Pero lo preocupante es que ha sido muy seco. En la comunidad andaluza ha llovido tan solo un 14% de lo que cae normalmente en febrero. Según los datos recogidos por la AEMET, en ninguna provincia se recogieron más de 11 litros por metro cuadrado. Destacan provincias como Córdoba, donde cayó menos de 1 litro por metro cuadrado y en Sevilla y Málaga, que no pasaron de 2.

La situación, ciertamente, llegó a ser límite en febrero. Los pantanos de la cuenca del Guadalquivir se redujeron al 28% de su capacidad y la Confederación Hidrográfica declaró la situación de sequía extraordinaria en el 80% de las unidades territoriales que la componen. Así que la Junta planteó un borrador con restricciones por si se llegaba a una situación crítica en el que no cayera ni una gota en marzo. Entre el paquete de medidas se contemplaba prohibir el uso de agua potable para el llenado de piscinas o el riego de parques y, también un fuerte recorte de recursos hídricos para el campo de hasta el 43% en la campaña de regadío.

Ya solo se esperaba un milagro y lo trajo marzo en forma de precipitaciones, con algunos episodios de lluvias torrenciales a los que nos tendremos que acostumbrar por los efectos del cambio climático, tal y como advierten los expertos. «La alternancia de periodos secos y húmedos es propio de los climas mediterráneos, pero es verdad que, de cara al futuro y por los efectos del calentamiento global, habrá menos días lluviosos y en general menos cantidad de precipitaciones. Estas se van a concentrar en pocos días y de forma más intensa», explica Jesús Riesco, director de la AEMET en Málaga. Lo ocurrido en Setenil o en Estepona este invierno, donde en un solo día se llegaron a recoger 170 litros por metro cuadrado, lamenta, «van a ser frecuentes en los próximos años».

En marzo ha llovido en Andalucía un 336% más de la media histórica. Los últimos datos recogidos por AEMET Andalucía indican que hasta el día 28 se registraron en Cádiz 153 litros por metro cuadrado, lo que supone que ha llovido un 424% más de lo normal para este mes. En Almería, 111 litros (un 687% más respecto a la media); en Málaga 218 litros (423%), en Huelva, 97 litros (263%); en Sevilla 93 litros (261%), en Granada 73 litros (226%), Jaén 86 litros (203%) y Córdoba 96 litros (202%).

No obstante, la lluvia de marzo «no va a paliar el déficit hídrico que sufre la región», insiste Riesco. «En Málaga, por ejemplo, estamos a un 60% de precipitaciones de lo que suele ser normal en un año hidrológico, que empieza en octubre. Hasta marzo normalmente suelen caer 438 litros por metro cuadrado y vamos por 261», explica. Además, hay que tener en cuenta que «entramos en unos meses poco propensos para la lluvia. Hemos perdido los más favorables, que son noviembre, diciembre y enero».

«Las aportaciones de agua no son suficientes para paliar la sequía hídrica pero sí han aliviado bastante las cosechas», reconoce por su parte Eduardo López, secretario de organización de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía. Las lluvias de marzo van a permitir encarar las próximas siembras de abril, «incluso incrementar la producción de ciertos cereales». Incluso la calima ha sido beneficiosa para el campo, porque «fertiliza los suelos, aunque es cierto que ha estropeado ciertos cultivos como la coliflor y el brócoli porque la tierra se incrusta en la hoja y es difícil limpiarlos».

Al margen de casos puntuales, el agua de marzo ha aliviado el campo andaluz. Pero «no garantiza una campaña normal de riego» para el verano, apuntan desde COAG «En primavera tendría que caer otro tanto como lo que ha caído, al menos llegar a unos 100 litros por metro cuadrado», apostilla el secretario. La buena noticia es que con la sequía se flexibilizaron los requisitos de la PAC y se liberaron las hectáreas de barbecho obligatorio. Como la guerra de Ucrania ha provocado un desabastecimiento importante de materias primas, sobre todo,de ciertos cereales para alimentar el ganado, estas hectáreas que antes estaban en desuso se van a utilizar para plantar, sobre todo , algodón y el girasol porque no requieren mucho agua. «Antes eran poco rentables, ahora ya sí vale la pena producirlos por la enorme crisis de Ucrania», explica López.

Pero más allá de abril, persiste la incógnita de los recursos hídricos que podrán disponer los agricultores andaluces para el regadío. La Comisión de Desembalse aprobó en marzo 1.000 hectómetros cúbicos de agua por hectárea «y eso es una sexta parte de lo que se necesita», explica COAG, aunque confían en que las lluvias de marzo se amplíen la disponibilidad.

Cultivos irrecuperables

Desde COAG advierten, además, de que hay cultivos que ya no se van a poder recuperar por la sequía de invierno «como el tomate industrial, el pimiento, la sandía y el melón». «Vamos a tener carencia y se tendrá que importar», insiste López. El secretario de COAG Andalucía lamenta que lo ocurrido este invierno va ser la tónica general. «Los periodos de sequía se van a agudizar y tiene que haber un control más estricto de los regadíos por parte de la Administración, no se pueden incrementar las hectáreas, en todo caso bonificar el uso del agua de depuradora y desaladora», opina López.