Salud
Salvan la vida de un paciente que sufrió una rotura cardíaca en un caso único
Tras haber sido hospitalizado durante 55 días, el paciente ha sido dado de alta y goza de buena salud
Profesionales del Hospital Regional Universitario de Málaga han salvado la vida a un paciente con una rotura cardíaca de gravedad por accidente de tráfico y sólo existen referencias de un caso similar en el mundo que tuvo una evolución semejante por caída de gran altura en 2016 en Galveston (EEUU).
Tras 55 días hospitalizado está de alta y con un buen estado de salud Francisco Camacho Pascual, de 73 años, que llegó en crítico al centro tras el accidente, según ha informado la Junta de Andalucía este jueves.
Al confirmarse la existencia de un gran orificio de cinco centímetros en la pared derecha del corazón, fue trasladado a la Unidad de Cardíacos Agudos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) muy inestable, en situación muy crítica y con altas probabilidades de no superar la situación o quedar con graves secuelas.
Los profesionales de la UCI comprobaron, mediante la realización de una ecocardiografia transesofágica, que la rotura cardíaca no estaba contenida y que su vida corría peligro inminente, por lo que fue trasladado de manera urgente al quirófano.
El cirujano cardiovascular José Francisco Valderrama explica que la situación era aún más crítica porque el paciente había sido sometido a una cirugía previa en la que se le había extirpado el pericardio, la membrana que rodea al corazón para protegerlo.
La ausencia de esta estructura hizo que la cirugía fuera más compleja si cabe, ya que el corazón se encuentra en íntimo contacto con la pared posterior del esternón y adherido firmemente a las estructuras adyacentes, lo que eleva el riesgo de una complicación grave durante el inicio de la operación.
Dos cirujanos cardiovasculares, un residente de esta especialidad, un anestesista, tres enfermeras y un perfusionista entre otros profesionales trabajaron con la prioridad de conectar de forma inmediata al paciente a una máquina corazón-pulmón o bomba de cirugía extracorpórea (CEC).
Gracias a este primer paso, indispensable para la cirugía, los cirujanos lograron vaciar el corazón de sangre antes de abrir el esternón, evitando que el paciente falleciera por exanguinación.
“Tras despegar las adherencias de una cirugía previa, localizamos el defecto cardiaco y conseguimos repararlo suturando un parche de pericardio bovino a las paredes del ventrículo”, señala Valderrama, que relata que se hizo con el corazón latiendo y sobre una pared ventricular extremadamente frágil.
“Finalmente, tras realizar una correcta hemostasia, se desconectó al paciente de la máquina de circulación extracorpórea y se cerró el tórax”, señala para añadir que el paciente continuó su recuperación en UCI.
Por su parte, el intensivista José Andrés Arboleda explica que durante su estancia de 40 días en UCI estuvo monitorizado “para mejorar la función de un corazón derecho recién reparado y mantener al paciente estable tras la intervención”.
Los médicos intensivistas apoyados por la enfermería de la UCI aplicaron técnicas más específicas como la hemofiltración o el soporte respiratorio mediante traqueotomía y ventilación mecánica y el paciente estuvo sedado durante parte de su postoperatorio inicial.
Una vez estabilizado y tras mejorar la función de su corazón, comenzó el periodo de despertar, recuperación y rehabilitación hasta conseguir que volviera a respirar de forma normal y mejorara su fuerza muscular, lo que permitió la desconexión de la ventilación mecánica.
Cuando estuvo en condiciones óptimas, pasó a planta donde, según comenta el jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular, Fernando Calleja, “un equipo de cirujanos cardiovasculares, enfermeras de planta y técnicos de cuidados de enfermería velaron por la buena evolución del paciente hasta su alta domiciliaria”.
La rotura de una de las cavidades del corazón se puede producir por varios motivos, algunas veces por enfermedades como el infarto de miocardio o la miocarditis aguda y otras como consecuencia de una complicación en cirugía cardíaca o por heridas causadas por arma blanca o arma de fuego.
O puede ser por un traumatismo cerrado sobre el esternón, como es la realización de un masaje cardíaco en la resucitación cardiopulmonar, una caída desde gran altura o, como este caso, por un accidente de tráfico, que es lo más frecuente.
Lo habitual es una laceración de la pared del corazón, lo que lleva generalmente a un taponamiento cardíaco por salida de sangre a la cavidad pericárdica; los casos de supervivencia en pacientes en los que se produce un orificio de gran tamaño en la pared de un ventrículo son aislados y si se añade una cirugía previa, es un caso pionero.
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