Conservación

Un trozo de Doñana en Salamanca

El caballo de las retuertas, en peligro de extinción, resiste en el Parque Nacional y en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba

Ejemplares de caballos de las retuertas en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba
Ejemplares de caballos de las retuertas en la Reserva Biológica Campanarios de AzabaLa Razón

Si se realizara una encuesta entre la población española sobre los animales más característicos del Parque Nacional de Doñana es muy posible que la mayoría de los encuestados citaran las aves o incluso el lince ibérico. Y no les falta razón. Doñana, por su ubicación geográfica al sur de Europa y cerca del continente africano, es un lugar de vital importancia para muchas aves migratorias. Existen millones de aves que anualmente pasan por este territorio: rapaces, zancudas, limícolas, gaviotas, palomas o incluso pequeños pájaros, y, por supuesto, aves acuáticas. Además, de sobra es conocido que el interior del parque es uno de los pocos lugares donde aún habita una especie amenazada como el lince ibérico.

Pero Doñana esconde un listado de fauna casi interminable. Entre ellos, tres razas autóctonas en peligro de extinción: el caballo marismeño, la vaca marismeña y, quizás, el más desconocido de todos ellos, el caballo de la retuerta. Todas están registradas en el catálogo Oficial de Razas de Ganado de España.

El caballo de la retuerta le debe a Doñana hasta el nombre. De hecho, se llaman así por su asidua presencia en los lugares del Parque que reciben el nombre de «retuertas». Se trata de zonas en las que las arenas del Coto (normalmente permeables) escurren lentamente agua hacia la marisma (formada por arcillas impermeables), consiguiendo mantener un charco, más o menos grande, durante todo el verano. Allí iban a beber estos caballos, junto con otros mamíferos de Doñana, después de haber estado pastando en las grandes extensiones de marisma o matorral.

Hasta la fecha, el estudio más completo sobre el caballo de las retuertas lo publicó Juan Calderón en la colección «Doñana y su entorno patrimonial». Hablar de Juan Calderón es hacerlo de una memoria viva del Parque. Exdirector de la Estación Biológica de Doñana, ha desarrollado su carrera investigadora y profesional a lo largo de 40 años en esta Estación dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Si el caballo de la retuertas le debe a Doñana el nombre, que hoy podamos seguir hablando de esta raza se debe en un alto porcentaje a él, a su dedicación y a su profesionalidad.

El estudio señala que se trataba de caballos usados antaño por la población local de Doñana como animal de trabajo y medio de locomoción y que vivían en estado asilvestrado. Pero su valor fundamental, recuerda el exdirector de la Estación Biológica en declaraciones a LA RAZÓN, «son sus características genéticas, que lo convierten en la raza equina más antigua o de las más antiguas de Europa». Y así es. En 2003 se realizó un muestreo de la población estableciéndose su perfil genético y las distancias genéticas frente a otras razas. Los resultados fueron sorprendentes porque «el árbol de distancias genéticas mostró que formaba un grupo alejado genéticamente de las once razas analizadas». Además, se evidenció que 31 de los ejemplares tipificados con marcadores bioquímicos eran portadores de un alelo de la esterasa, el alelo «m», nunca antes descrito en otras razas. Asimismo, se encontró en una proporción muy alta otro alelo del gen de la esterasa, el alelo «L», sólo encontrado «en unos pocos caballos tipificados en todo el mundo». Todo esta información, mezclada con un programa informático que estudia la «ancestralidad» concluyó que se trata de una raza única. Posiblemente, este estudio, como admite el exdirector de la Estación Biológica, cambió su destino.

Lo hizo porque estos animales, al no ser utilizados para el trabajo, no eran ya apreciados debido a su aspecto tosco y a su estatura algo menor de la habitual en los Pura Raza Española. A todo ello hay que unir el cambio en la forma de utilizar al caballo, que pasó de ser considerado herramienta de trabajo a ligarse más a actividades lúdicas, como la equitación, las carreras o la romería del Rocío. Este contexto es lo que propició su sustitución por otros más refinados y, en consecuencia, su casi total desaparición... hasta que se descubrió su excepcionalidad genética y los salvó.

Juan Calderón recuerda las dificultades iniciales que arrancaron con la selección de los ejemplares de capa castaña, «los más característicos». A partir de ahí, se localizaron machos puros para que criaran con hembras que no eran de las retuertas e ir aumentando la pureza durante años. «Lo último que sé es que hay 200 puros y otros tantos con un 7/8 de sangre de las retuertas», explica.

El caballo de las retuertas se ha adaptado perfectamente al clima de Salamanca
El caballo de las retuertas se ha adaptado perfectamente al clima de SalamancaLa Razón

Con la idea de preservar la raza y protegerlos de una epidemia se decidió trasladar una serie de ejemplares de estos caballos a la finca Campanarios de Azaba, en Salamanca, perteneciente a la Fundación Naturaleza y Hombre. Juan Pérez, representante de la institución, confirma que el reservorio genético de la especie se mantiene con una treintena de ejemplares. «Se han adaptado al medio perfectamente pese a la aridez del terreno», comenta en declaraciones a este periódico. Y aunque reconoce que «aquí el invierno es duro, especialmente a partir de octubre, lo solucionamos a base de suplementación». Según comenta, hay ejemplares de alrededor de 20 años, por lo que actualmente trabajan en la reposición de la cabaña dejando a potras jóvenes.

Aunque Doñana es un espacio natural protegido que comprende las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, es Patrimonio Mundial de la Humanidad y los esfuerzos por su conservación llegan desde Salamanca... hasta Bruselas, donde siguen con atención todo lo que le rodea.