Incertidumbre

Los hosteleros avisan: «Es la crisis más grave que ha conocido el sector»

Señalan que aunque los negocios «funcionan y venden», los gastos del suministro eléctrico y el gas «son inasumibles»

Un establecimiento hostelero andaluz
Un establecimiento hostelero andaluzJosé Manuel VidalAgencia EFE

«No hay mayor drama que tener clientela, que el negocio tenga buena acogida y que, como si de una broma macabra se tratase, plantearte muy en serio la posibilidad de cerrar por no poder asumir los recibos de la luz y el gas» comenta Juan Rodríguez, uno de esos hosteleros gaditanos que, como él dice, «las he visto y capeado de todos los colores, pero como ésta, ninguna».

Propietario de uno de esos ocho mil establecimientos hosteleros y hoteleros de la provincia de Cádiz, Juan, al igual que muchos de sus compañeros de gremio, «tiembla» todos los primeros de mes, cuando llegan los cargos del suministro eléctrico y el gas a una cuenta corriente en la que, cada vez más, los gastos le ganan el pulso a los ingresos.

Tal es la situación, que Antonio de María, presidente de la patronal de la hostelería en Cádiz y con mil y una ‘batallas’ a su espalda, no duda en sentenciar que, «aunque se nos pueda tildar de catastrofistas, estamos ante la crisis más grave que ha conocido el sector».

«Tuvimos el 2008, que fue una crisis económica», explica, «y el Covid, que fue estructural, pero esta crisis es de costes. Es decir, aunque los negocios funcionan y venden, los gastos son inasumibles y, además, no existen visos de que la situación se pueda enmendar a corto plazo».

«La crisis energética» señala, «no hay quien la explique. Lo que sí está muy claro es que hay empresas enriqueciéndose en este contexto y que las facturas no paran de incrementarse».

«Y no se trata de una cuestión de grandes o pequeños. Esto está afectando a hosteleros y hoteleros de todo tipo». «A modo de ejemplo, un hotel de Rota, el año pasado en agosto, tenía una factura eléctrica de 28.000 euros y este año ha pagado 92.000 euros. Incrementos que son extrapolables a bares normales, que han pasado de pagar 300 a 1.200 euros».

Subidas que, «quizás, un hotel grande puede soportar gracias a su músculo económico, pero un negocio normal, no; más aún si a este incremento les une el del resto de productos del día a día».

«¿Contra esto cómo se lucha?» se pregunta. «No hay lucha posible, ya que se trata de trabajar a pérdidas».

Asimismo, De María lamenta que «nuestra actividad, hablamos de desayunos, comidas, etc., coincide con el momento más alto de tarifas» y, obviamente, «no le podemos cobrar al cliente un euro más si, por ejemplo, quiere el pan tostado».

«A ello, añádele que el ciudadano normal también está siendo castigado con numerosos incrementos y que, por tanto, de prescindir de algo, será del cafelito, la tapa o la comida en bares y restaurantes, con los que nos queda un largo desierto por delante hasta alcanzar la nueva temporada turística».

Ante este panorama, el presidente de Horeca apunta que a lo que se invita «no es a cerrar, es a quitarse totalmente de en medio».

«La gente», explica, «está aguantando el tirón y eso es un error, porque una de las cosas que tiene el pequeño empresario es que no se da cuenta que con dos meses en pérdidas, obligatoriamente, hay que solicitar el concurso de acreedores. Eso no lo piensa ningún hostelero, pero la ley está ahí, de lo contrario te pueden meter un buen puro».

«Lo duro es que estamos todos en pérdidas ahora mismo y, lo más grave, vendiendo». «Además», lamenta, «si subimos los precios, disminuiría notablemente la demanda, con lo que estamos en un bucle del que se antoja casi imposible salir».

Escenario que «está llevando a todo el sector a aguantar el tirón y ver qué pasa».

Por último, Antonio de María anuncia que, «si bien el apagón del otro día sirvió para visualizar el problema, alguna medida más tendremos que tomar, ya que se trata de la supervivencia de muchos negocios, pero, sobre todo, de muchas familias».