Medio Ambiente

Agua depurada: del desperdicio tóxico a la esperanza hídrica

Andalucía cambia sanciones europeas por canalizaciones y aprovecha 30 hm³ más de este recurso

Vista aérea de la depuradora de El Bobar (Almería)
Vista aérea de la depuradora de El Bobar (Almería)La Razón

El estrés hídrico asola Europa y la regeneración de aguas residuales se convierte en un caudal obligatorio ante un futuro con directivas mucho más restrictivas en materia hídrica. El Gobierno andaluz ha inaugurado 30 estaciones depuradoras desde la pasada legislatura y espera completar en 2023 unas 25 actuaciones más, licitadas ya 60 obras nuevas y dentro de un total de 300 proyectos de interés general recogidos por el canon del agua. Con un ritmo inversor de 172 millones al año, la Junta de Andalucía rebaja sanciones europeas por no eliminar bien las aguas urbanas, pero también inicia el camino para el aprovechamiento de este recurso. La consejera de Agricultura, Carmen Crespo, ha asegurado que «las aguas regeneradas van a ser tan importantes para el campo como para otros sectores productivos, como la industria o el turismo».

En la actualidad, a través del decreto de sequía, con los terciarios existentes y depuradoras terminadas, «hemos generado en Andalucía 30 hm³ de agua regenerada que ya está incorporada en los sistemas. La intención de Andalucía es llegar hasta los 120 hm³». Una alternativa lógica en un momento de necesidad, porque «estamos acabando con las sanciones que tenía la Unión Europea sobre nosotros, que alcanzaban los 12 millones; y ayudando a municipios menores de cinco mil habitantes para que puedan realizar la depuración», apunta Crespo. Además, la comunidad autónoma ha asumido, en auxilio del Estado, el 50% de inversión de siete grandes obras de depuración que Andalucía tenía pendientes. Destacan las de Sanlúcar, en Cádiz; o las almerienses de El Ejido, Roquetas y Adra. También han quedado desbloqueadas tres actuaciones de envergadura más para las EDAR Copero de Sevilla, EDAR Vados de Granada y la EDAR Málaga Norte.

Desde 2023 todos los países de la zona euro deberán cumplir un nuevo reglamento de reutilización de aguas para fines agrícolas con requisitos mucho más exigentes que los actuales. Se está dotando de infraestructura para el uso de aguas regeneradas primero a las cuencas en situación de emergencia por la sequía, como es el caso de la Axarquía malagueña. Desde noviembre, 2.700 hectáreas del margen derecho del río Vélez están utilizando hasta 5,2 hectómetros anuales de la depuradora y, recientemente, se han sumado varias comunidades de regantes de Torrox, que disponen ya de hasta 1,8 hectómetros cúbicos al año de las dos depuradoras del municipio. Con ellas se están pudiendo regar alrededor de 520 hectáreas de cultivos, entre subtropicales, invernaderos y huertas al aire libre, una vez que se han completado los trabajos para poner a punto los sistemas terciarios.

Son nuevos caudales que se esperan con interés también desde Almería, la principal exportadora agrícola andaluza, aún peleando por ampliar sus reservas hídricas tras la reducción de los trasvases procedentes del Negratín y el aumento de los costes previsto para el agua desalada. Para esta provincia hay establecidos a futuro hasta 30 hm³ procedentes de aguas depuradas, de los que hasta 18 estarán en la comarca de Poniente, donde se concentra la mayor superficie de cultivos bajo invernadero. El regadío seguirá necesitando «de urgencia», obras de interés, como «las actuaciones pendientes en las desaladoras del Almanzora y Campo de Dalías y la bonificación del agua desalada», como apunta desde la Federación de Regantes FERAL su presidente, José Antonio Fernández. Pero la seguridad hídrica no desprecia los nuevos aportes, en un territorio donde se investiga sobre las aplicaciones futuras de los residuos de agua.

«Se recogen y tratan más de 165.000 millones de m3/año de agua en el mundo, de los cuales tan solo el 2% se reutiliza, a pesar de que se estima que la necesidad de agua en 2030 aumentará en un 40%», dice Pedro Rodríguez, director de Estudios y Operaciones de Aqualia. El proyecto Life Phoenix, conformado por entidades públicas y privadas de España, Portugal y Holanda, ubicó hace dos años una de sus sedes en Almería con el fin de convertir las aguas residuales en un elemento de alto valor para su reutilización en riego agrícola de forma segura y eficiente. Con un presupuesto superior a los 3 millones de euros, están instaladas ya las diferentes tecnologías de desinfección/oxidación avanzada para reducir plástico y elementos tóxicos en la EDAR del Toyo.

«No se puede desdeñar ninguna fuente de agua», dice la consejera de Agricultura. «Por supuesto que la desalación es fundamental y por ello reclamamos al Gobierno la desaladora de Marbella y Mijas, o que se duplique la de Carboneras y la del Poniente almeriense, entre muchas otras actuaciones. Pero hay que apostar también por la depuración, para después hacer agua regenerada», concluye Crespo.

La apuesta de la Junta de Andalucía es clara y convocatorias autonómicas de hasta 25 millones de euros ayudan a las comunidades de regantes a realizar las conducciones de agua regenerada a las depuradoras que lo permiten. Un bien del que ya hacen uso también desde hace años comunidades de regantes almerienses como la de Cuatro Vegas. Con más de 1.100 comuneros y empleando ya el recurso en unas 2.100 hectáreas de cultivos de invernadero, sobre todo de tomate, el uso de este bien reciclado les aporta un alto valor añadido por la sostenibilidad medioambiental.