"Méritos e infamias"

Burros comunistas

Alfredo Valenzuela acaba de sacar a la luz, en un fascinante reportaje sobre la misión imposible de unos andaluces que trataron de enviar burros a la URSS.

Estatuas de Lenin y Stalin
Estatuas de Lenin y StalinEP

Alfredo Valenzuela, que no se merece una calle en Sevilla sino una rotonda que es algo con más gracia, acaba de sacar a la luz, en un fascinante reportaje publicado en la agencia EFE, la misión imposible de unos andaluces que trataron de enviar burros a la URSS.

Aunque nos tiene acostumbrados a grandes historias, con esta de los borricos "hispanosoviéticos" directamente rompe el molde, porque además de dar con la trama, que ya tiene mérito, contar así un encargo tan singular merece más laureles que esta pobre columna .¡Los habrá, Alfredo!

Aún así, el trasfondo de los cien rucios fecundadores de mulas rusas para lograr crías con las que acabar con la resistencia talibana en Afganistán, te lleva inevitablemente a pensar en qué habita en la mente de un comunista andaluz para asumir, sin rechistar, ésta tarea. Metan en la ecuación a un cantaor flamenco, un grupo de aristócratas, un tratante de ganado siempre vestido de luto junto a un camión alquilado cuya gasolina la pagaban de su bolsillo los integrantes de la misión. Una absoluta genialidad en aquella España de los años ochenta en la que la peste equina frustró los intereses del KGB.

Los burros se quedaron sin las mulas rusas, que ya es mala suerte para los animalitos. El reportaje, que tiene una novela detrás, no sólo cuenta con los ingredientes necesarios de la tensión narrativa que necesita el lector, lo que es fundamental es la veracidad de una trama que sólo se puede dar en el sur del Sur, donde todo es sagrado y donde menos pinta un comunista.

En teoría, claro, porque nadie supo de esta misión, ni la familia, silencio absoluto respecto a esta recolección de onagros, aquí las convicciones se llevan hasta el extremo, es decir, son tan sagradas como en San Petesburgo. Existió una Andalucía que se levantaba por la mañana con la estampa de la Virgen del Rocío sobre la cama y se acostaba leyendo a Marx de madrugada.

Sin fe, no hay quien se convenza para meter en un camión a un grupo de burros camino de Moscú y pensar que todo saldrá como ordenan los camaradas del soviet supremo. En occidente el comunismo es una herejía del cristianismo, en oriente una secta, en Andalucía un milagro y con Valenzuela una obra maestra del periodismo.