Medio Ambiente
Marcadores moleculares desvelan 41 nuevas variedades de olivo en Andalucía
Se suman en el último lustro a las 150 que ya había en el Banco Mundial de Germoplasma en Córdoba
El uso de marcadores moleculares ha permitido identificar en los últimos cinco años 41 nuevas variedades de olivo en Andalucía, que se suman a las 150 que ya había en el Banco Mundial de Germoplasma de Variedades de Olivo, que la Junta de Andalucía tiene en Córdoba.
Mediante el uso de la técnica por marcadores moleculares ‘EST-SNP’, el Banco ha identificado 668 variedades distintas de esta planta, procedentes de todo el mundo, de las 1.273 entradas o accesiones de este reservorio, por lo que alrededor del 50 por ciento de las existentes en su sede son redundancias.
Así lo ha señalado a Efe Angjelina Belaj, investigadora titular del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica, IFAPA, donde se encuentra el banco.
Francisco Jesús Gómez Gálvez, investigador posdoctoral contratado en el IFAPA de Córdoba, ha concretado que con esta técnica ha sido posible identificar “un aumento significativo” de variedades “respecto a las que ya conocíamos en Andalucía”.
Pese a que la Comunidad andaluza es una región “ampliamente explorada en este sentido”, ha subrayado, “y donde había catalogadas unas 150 variedades, nosotros hemos aportado casi un tercio más de variedades locales que no estaban catalogadas hasta ahora en apenas unos años”.
La actividad para la búsqueda de variedades se desarrolla en colaboración con las Oficinas Comarcales Agrarias, ayuntamientos y personas que se ponen en contacto con el Banco, en un proceso en el que “hemos prospectado alrededor de 200 olivos”, ha detallado.
“Esto es un trabajo continuo, ya que según algunos autores en el mundo hay cerca de 2.500 variedades diferentes, y nosotros ya hemos identificado cerca de 670, que el caso de España (en conjunto) hay catalogadas entre 260 y 270 variedades”.
La concreción de las variedades ha sido posible gracias al uso de la técnica por marcadores moleculares ‘EST-SNP’, que “permite la identificación de un alto número de variedades con bastante fiabilidad y una buena relación calidad-precio”, ha asegurado Angjelina Belaj.
“Estamos seguros que con 96 marcadores que estamos empleando cubrimos toda la diversidad y podemos identificar de una manera bastante fiable un alto número de variedades locales, muy importante en nuestro caso que manejamos un número muy grande de entradas”, ha añadido Belaj.
Raúl de la Rosa Navarro, también investigador titular del IFAPA y especialista en mejora genética del olivo, entiende que “estas 668 variedades son como una foto de la historia del cultivo a lo largo de los siglos”.
A su juicio, “en los últimos cincuenta o cien años la olivicultura ha cambiado mucho, se ha modernizado, hay más mecanización, los sistema de cultivo son distintos y nuestro trabajo se basa fundamentalmente en aprovechar esta biodiversidad, con la variabilidad varietal que hay para generar nuevas variedades de olivo que estén más adaptadas a la olivicultura actual”.
Con este trabajo, concreta, por su parte, Belaj, “no solo hemos intentado identificar las variedades que ya tenemos plantadas en el campo, sino también previamente el material que entra en la colección como nuevo, ya sea de trabajo de prospección del IFAPA, aquí en Andalucía, como el de colaboraciones con otros centros de investigación en España o también con la red de bancos de germoplasma del Comité Oleícola Internacional, que consta de veintitrés colecciones”.
En su día, las variedades, explicita Angjelina Belaj, “se catalogaron mediante marcadores morfológicos, fruto, hoja, hueso o porte del olivo, y hoy en día estamos utilizando una nueva generación de marcadores moleculares que permite una discriminación más exacta y precisa, sin el riesgo de la subjetividad que acarreaban utilizar marcadores de morfología”.
El nuevo proceso comenzó, según narra, “con la identificación de las variedades o de la entradas que ya teníamos en el campo, que eran 1.009, y luego esa información se utilizó para compararla con las nuevas accesiones, que eran alrededor de 263″.
“De ese estudio fuimos capaces de identificar 668 variedades diferentes, pero como este número indica que estamos hablando de alrededor de 1.273 entradas o accesiones, y casi la mitad diferentes, o sea alrededor de 50 por ciento son redundancias”, aclara.
De estas, alrededor de 510 son sinonimias, entradas con diferentes nombres pero que pertenecen a la misma variedad, como el caso de la denominada Safrawi, que viene del árabe al’asfar (amarillo), y que se ha encontrado con nombres muy diferentes en Líbano, Siria, Jordania y Chipre y en toda la costa turca mediterránea, de ahí “probablemente recibiendo nombres diferentes ha pasado a Grecia, Albania, Italia y, curiosamente a Islas Baleares y Aragón, donde se conoce como la Cirujal”.
También se producen homonimias, que son aquellos casos en los que con el mismo nombre se conocen variedades diferentes, una situación que se ha registrado en 130 casos.
El trabajo se ha publicado en ‘Plants’, una revista científica internacional, revisada por pares y de acceso abierto, editada quincenalmente en línea por MDPI, una entidad que apoya a las comunidades académicas desde 1996, con sede en Basilea (Suiza).
✕
Accede a tu cuenta para comentar