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Esta playa de aguas turquesas en Cádiz esconde un gran peligro

Sus bajíos y bancos de arrecifes provocan remolinos que pueden llevar hacia dentro o hundir fácilmente a cualquier persona que se aleje de la orilla

Playa de Trafalgar
Playa de TrafalgarLa Razón

Cuando llega el verano muchos aprovechan para disfrutar de las vacaciones en algunas islas como Ibiza. Sin embargo, no hace falta cruzar el Mediterráneo para enamorarte de calas y playas de aguas turquesas. En el litoral gaditano también podrás encontrar playas de aguas cristalinas que te enamorarán desde el primer día como la de Zahara de los Atunes, Conil o Caños de Meca.

En Caños de Meca, precisamente, está una de las playas más espectaculares de España: la playa del Faro de Trafalgar: ubicada a la derecha del faro que le da nombre, tiene una extensión de casi 3 kilómetros. Se trata de un lugar cargado de historia. En la época romana, donde hoy se erige el flagrante faro, se hallaba un templo dedicado al dios Juno. Fueron los árabes quiénes en el siglo IX construyeron una torre de vigilancia, edificación que quedó derruida y cuyos restos puedes ver al lado del faro actual. Pero sin duda, el hecho que marcó un antes y un después fue la famosa Batalla de Trafalgar que, el 21 de octubre de 1805, enfrentó al bloque español y francés (comandado por Pierre Villeneuve y Federico Gravina) con el bloque inglés, cuyo capitán era nada menos que Horatio Nelson. Los restos de las naves hundidas siguen en las aguas del litoral de la playa.

El faro, de 34 metros de alto, se construyó en el año 1860 y se iluminó por primera vez el 15 de julio de 1862. El símbolo de la playa se puede visitar por dentro, llegando hasta la cima a través de una pasarela de madera desde la misma playa.

No obstante y pese a que sus aguas limpias y turquesas invitan a un relajante baño, esconden un enorme peligro. En el Faro de Trafalgar y sus proximidades el baño está prohibido debido a la gran fuerza que tiene la marea. Sus bajíos y bancos de arrecifes provocan remolinos que pueden llevar hacia dentro o hundir fácilmente a cualquier persona que se aleje de la orilla. Por otro lado, la lucha entre corrientes que existe en esta zona puede resultar letal y el viento sea de levante o de poniente junto a este importante acantilado eleva el riesgo todavía más con olas y turbulencias de gran potencia.

Por esa razón, ningún centro de buceo frecuenta esta zona, como mucho realizan sus inmersiones en la zona del Enguadero situada frente a los acantilados del Parque Natural de la Breña. Únicamente son los pescadores submarinos (buceo a pulmón) los que frecuentan la zona atraídos por sus ricos fondos, y en los meses de verano no es raro escuchar la noticia de que se ha perdido en la algún bañista o pescador submarino.